Estamos preocupados por la seguridad

Estamos preocupados por la seguridad en San Luis, que no entre la inseguridad, que no entren los motochorros, el asalto a mano armada. Ya son varios casos, hoy nombramos varios. Como lo que le ha pasado a este jugador de Estudiantes, el “Bombardero” Mario Vallejo, número 8 de Estudiantes. La otra vez se fue a Buenos Aires -esto lo contó su mamá Miriam-, donde le tirotearon la casa, le tiraron un piedrazo en los vidrios y tuvo que volver a cuidar a su madre. Y ahora pasa esto. Esto hay que ligarlo, la propia madre lo dijo, al club, los barrabravas o las hinchadas. Pero alguien tiene que ver.
Si dejamos que entre la violencia de esa forma en el fútbol, San Luis deja de ser una isla y pasa a ser parte de una Argentina absolutamente insegura. Acá tenemos que hacer esfuerzos para que esto no pase.
Apareció una mujer, que parece una capo mafia, con sede en Mendoza. Apareció acá, como muy tranquila. Fue capturada y llevada a Mendoza, pero ¿qué informe hay? ¿Qué inteligencia se hizo sobre eso? ¿Ella sólo estaba acá, como refugiada, escondida, o ya tenía armada una suerte de grupo mafioso?
Sabemos además que San Luis tiene -por decirlo así-, familias que se dedican al raterismo, al robo. Se conocen, entran por una puerta y salen por la otra, se repite, son los mismos. Y van adquiriendo cada vez más poder y en detrimento del poder ciudadano del hombre común, del comerciante, que está desamparado, el trabajador.
Los mayores problemas, cuando empieza este tema de violencia, los sufren los más humildes y esto parece como que está lejos, de los grupos que tienen más poder, como que se hacen los distraídos, los zonzos.
Les voy a contar un caso que sucedió en Potrero de los Funes, donde fueron con una orden de allanamiento y encabezó la no orden el propio intendente, ¡así no! ¿Cómo es esto? No, en la política no. La política tiene que estar para trabajar a favor de los ciudadanos, no de los grupos que ya comienzan a ser mafiosos. Están entrando todas estas cosas a San Luis y se vuelve cada vez más grave. Hay que atajarlo de entrada. Estamos preocupados.
El tema de la seguridad en San Luis hace un tiempo que ya viene pesadito. El ministro de Seguridad o el jefe de Policía tienen que hacer un plan, San Luis no es difícil.
Muchachos, saben quiénes son, es un problema de inteligencia policial y ya saben ustedes o es fácil para ustedes saber quiénes son. ¿Qué roban? Se dedican a robar ciertas cosas, que después pueden reducir. Entonces tenés los reducidores, que también saben quiénes son. Entonces sí, saben quiénes son, porque no es difícil. Y si no saben, es un problema, porque tenemos una Policía boba y un ministro bobo. ¡No! Tienen que saber quiénes son. Para eso está la inteligencia policial, la inteligencia es detectar dónde están, quiénes son los pícaros, qué roban, cómo lo reducen y no son muchos. ¿Saben  ustedes dónde están los motochorros? No es muy difícil de saber.
San Luis es una población muy chiquita, exige que exista un plan. Cuando no hay un plan, uno piensa que hay complicidad. Cuando no hay plan, y piensa uno que hay complicidad, aparece la sospecha siempre de las zonas liberadas, donde se hacen los distraídos, las cámaras de seguridad las rompen, no funcionan.
Está bien que aumente el número de las cámaras de seguridad, pero requieren un control popular o un control ciudadano. La propia Policía no puede controlar las cámaras de seguridad, no debe controlar las cámaras de seguridad. Puede haber un policía cerca, para hacer las comunicaciones rápidas y que se vaya al lugar donde se está produciendo el delito, pero la mirada debe ser ciudadana, porque entonces se logra lo que se llama transparencia, las cosas son transparentes y no cae la sospecha sobre la Policía.
Si ya apareció en San Luis un jefe o jefa narco, ¿qué sabemos los ciudadanos de esto? ¿Cómo fue? ¿Qué pasó? ¿Dónde fue? ¿Tenía ramificaciones? ¿Tenía su propia banda acá? ¿Cómo es el tema? ¿Cómo está el tema del narcotráfico en la provincia? Porque esto de detener a los chicos que consumen, ¡eso no! Busquen a los narcos, no a los chicos que consumen. Los chicos que consumen están del lado de la sociedad, hay que ayudarlos. Son adicciones, no son delincuentes.
Tenemos que mirar las cosas con un plan, saber qué está pasando, preocuparnos por lo que está pasando, no echarnos las culpas por lo que está pasando, sino que, ante la descripción de lo que está pasando, tener un plan. El plan no es difícil, ¿cuántas familias pícaras cobijan situaciones  y están metidas en estos temas de pillerías? Son poquitas. Además las conoce todo el mundo.
Los otros días le arrebataron el sueldo a una mujer y se sabe quiénes fueron. Fue el marido a hacer la denuncia y dijo: “Fue fulano”. Le dijeron: “Sí, ya sabemos, pero no podemos hacer nada porque son una familia que se dedica a eso. Y la familia es cada vez más poderosa”. ¿Cómo es esto? El ciudadano empieza a sentirse mal.
Después pasa lo que en Buenos Aires, que empieza la respuesta individual, porque no se cree en la Policía. Y no hablo ahora de la Justicia, porque de lo que estamos hablando ahora es de los casos que están sucediendo por falta prevención policial, o la mirada lenta, o indiferente, de la Policía de la Provincia de San Luis.
¿Sabés con qué dolor relato estas cosas? Es tan sencillo solucionarlo. ¿Quiénes son los que están haciendo esto? Si me siento con cualquier comisario, me recita todos los  nombres, ¿y? Ministro, ¿no sabe quiénes son?
¿A dónde están estos pícaros? Sabemos que hay dos o tres casas que están tomadas, ahí es el nicho y que de ahí salen los motochorros. ¿Y? ¿No los podemos seguir, no sabemos hacer nada?
Además falta un plan. La Provincia sostiene una familia policial, que entre jubilados y no sé cuántos en actividad, son cinco mil, seis o siete mil agentes y familias. ¿Y no puede semejante cantidad de policías darle seguridad a la ciudadanía, cuando son 40 los que producen esto? Son 4 mil versus 40, ¡no! No tenemos solución.
Hay falta de plan, falta de inteligencia, manejo del tema. Uno sospecha de la complicidad y después aparecen casos, como algunos, donde el policía queda sospechado. Entonces la gente después se pone muy mal, muy mal.
Estamos mirando lo que está pasando en Buenos Aires. Mirá el gobernador Scioli, lleva años de gobernador, no sé cuántos, y recién hoy se empieza a preocupar. Claro, porque se viene una elección y él no puede ser gobernador, quiere ser presidente y entonces ahora se hace el preocupado.
¡Pero, por favor! no pensemos en la próxima elección, pensemos en los ciudadanos, en el pueblo de San Luis, en nuestra querida provincia, que no pase lo que ya empezó a pasar estas horas, estos días.
¡Se nota! Se nota que está pasando y se nota que no hay respuesta.