La intendente de El Trapiche entregó las llaves del Municipio

Cuatro días después de haber renunciado a la intendencia de El Trapiche, Gabriela, entregó las llaves del edificio municipal. Fue  el viernes al mediodía. Llegó, saludó a todos, chequeó su teléfono, se dirigió hasta la que era su oficina, con una carpeta llena de papeles desordenados, acompañada por Gustavo Gil, uno de los empleados del Municipio, y el escribano Juan José Laborda Ibarra. Detrás de ella ingresó la titular del Programa Relaciones Municipales y Asuntos Regionales, Silvia Sosa Araujo, quien estuvo abocada a controlar y recibir la documentación.

También corroboraron que faltan recibos de ingresos, órdenes de pago y los libros de banco.

El edificio municipal tiene un olor a humedad persistente que  se desprende de las puertas antiguas, de los muebles viejos y las paredes manchadas. El abandono se hace notorio en un baño clausurado, el piso, la inexistencia del techo de una sala que funcionaba como un teatro, un patio interno en desuso y la falta de pintura y limpieza, entre otros aspectos visibles.

Desde el martes pasado un equipo de Relaciones Municipales y Asuntos Regionales trabaja en el Municipio. La principal tarea es de control y supervisión. Pero además velan para que mientras se designa un interventor, todos los servicios funcionen correctamente.

Según los primeros relevamientos realizados por el Programa Relaciones Municipales además de los fluidos cloacales que desagotan en el río, las calles rotas y la basura amontonada detrás del Centro de Salud, la gestión de Ciccarone posee una deuda de más de trescientos mil pesos. Ese pasivo está vinculado con la edificación de viviendas, la obra de la costanera y gastos generales. Además faltan los legajos del personal que trabajó en el Municipio, comprobantes y recibos de quienes desempeñaron diferentes tareas a modo de “changas” y cobraban pasantías.

En un galpón que pertenece al Municipio hay un tractor y un camión abandonados. Dentro del mismo predio hay una camioneta Ford Ranger, que está chocada desde diciembre del año pasado, tiene el tren delantero destruido, no tiene capot, ni vidrios en las puertas. “Los rompieron estando ahí, tenemos la denuncia”, afirmó Ciccarone.

A la lista de vehículos se suman una Trafic, donada por la Nación, ubicada en el estacionamiento del Municipio y una moto que usaba uno de los empleados para realizar su trabajo.

Algunos de los quince motores Mez Mohelnke de 5,5 kilowatts para 380 voltios, que se usaron en la primera planta de residuos cloacales, estaban depositados en el mismo lugar que los vehículos, pero no fueron inventariados para el informe que presentaron al Tribunal de Cuentas. También hay otra de las bombas que pertenece al SUM y está en reparación; hay dos que les entregarán en junio, cuando terminen de pagar el último cheque y una más que se encuentra en trabajo de rectificación y cuyos remitos habrá que buscar para poder retirarlas.

Ciccarone aseguró que se enteró "por El Diario" la falta de los motores. El inventario que presentó al Tribunal de Cuentas provincial tenía errores  y omisiones. Al punto que en las planillas figuraban como extraviados y, en realidad, estaban guardados y ella dice que lo desconocía.

Los funcionarios de Relaciones Municipales también corroboraron que faltan recibos de ingresos, órdenes de pagos y los libros de banco, que no fueron confeccionados con los respectivos balances trimestrales.