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El Himno, la canción patriótica

Por redacción
| 13 de mayo de 2014

El Himno Nacional Argentino en principio no llevó ese nombre, sino que se presentó como Marcha Patriótica -el 11 de mayo de 1813- y luego se nombró Canción Patriótica. Recién en 1847 una publicación lo llamó con su nombre actual.

 


Lo interesante del Himno es que era muy popular, si bien tiene un ritmo bastante lento a diferencia de algunos que tienen mayor marcialidad, como La Marsellesa.

 


En su relato, el diplomático y viajero Henry Brackenridge, publicó en el  libro Viaje a Sudamérica, editado en Baltimore en 1819:

 


“Por la tarde, nuestros compañeros, después de beber un vaso de algo estimulante, rompieron con una de sus canciones nacionales, que cantaron con entusiasmo como nosotros entonaríamos nuestro ‘Hail Columbia!’. Me uní a ellos en el fondo de mi corazón, aunque incapaz de tomar parte en el concierto con mi voz. La música era algo lenta, aunque audaz y expresiva... este himno, me dijeron, había sido compuesto por un abogado llamado López, ahora miembro del Congreso, y que era universalmente cantado en todas las provincias de El Plata, así en los campamentos de Artigas, como en las calles de Buenos Aires; y que se enseña en las escuelas como parte de la esencia de la educación de la juventud”.

 


Una bonita historia vista por un viajero, quizás más linda que la que nosotros contamos.

 


El Himno Nacional Argentino fue escrito por Vicente López y Planes, abogado, publicista, político argentino y gran partícipe en la Guerra de la Independencia y en los ideales de la Revolución de Mayo. La música le fue encargada al catalán Blas Parera. La letra fue compuesta en 1812 y la música en 1813.

 


La primera versión del Himno es larguísima, dura aproximadamente veinte minutos y en 1924 fue llevada a la versión actual de tres minutos y treinta segundos. Su actual forma de ejecución oficial es muy rígida, con un reglamento de ejecución y de texto, que quedó establecido en un decreto de 1944, durante el gobierno de facto anterior al peronismo. En ese mismo gobierno se estableció traducir al lenguaje español la ópera “Aurora”, realizada primero en Italia.

 


La primera vez que se interpretó fue en la casa de la señora Mariquita Sánchez de Thompson el 14 de mayo de 1813. Fue esa dama una mujer porteña, luchadora por los derechos de la mujer y que se había negado al casamiento impuesto por los padres, hasta que se casó con Thompson. Ella fue la primera que lo cantó.

 


El Himno, como ha sucedido con algunos de nuestros símbolos, fue generado con fundamentalismo y muy solemne. Alguna vez se acotó la letra para evitar que el Himno, que había nacido en medio de la Revolución y las luchas patriotas por la Independencia, fuera una pieza musical contra España.

 


Por ejemplo, referido a los españoles, decía el coro en los estribillos:

 


 


“¿No los veis sobre México y Quito

 


arrojarse con saña tenaz,

 


y cuál lloran bañados en sangre

 


Potosí, Cochabamba y La Paz?

 


¿No los veis sobre el triste Caracas

 


luto y llanto y muerte esparcir?

 


¿No los veis devorando cual fieras

 


todo pueblo que logran rendir?

 


 


 A vosotros se atreve, argentinos

 


el orgullo del vil invasor.

 


Vuestros campos ya pisa contando

 


tantas glorias hollar vencedor.

 


Mas los bravos que unidos juraron

 


su feliz libertad sostener,

 


a estos tigres sedientos de sangre

 


fuertes pechos sabrán oponer.

 


 


 El valiente argentino a las armas

 


corre ardiendo con brío y valor,

 


el clarín de la guerra, cual trueno,

 


en los campos del Sud resonó.

 


Buenos Aires se pone a la frente

 


de los pueblos de la ínclita Unión,

 


y con brazos robustos desgarran

 


al ibérico altivo león.

 


 


 San José, San Lorenzo, Suipacha.

 


Ambas Piedras, Salta y Tucumán,

 


la colonia y las mismas murallas

 


del tirano en la Banda Oriental,

 


son letreros eternos que dicen:

 


aquí el brazo argentino triunfó,

 


aquí el fiero opresor de la Patria

 


su cerviz orgullosa dobló”.

 


En 1823, antes de la batalla de Ayacucho, Rivadavia había firmado un tratado de Paz y Amistad con España, y después, como hubo siempre, se notaba la sumisión cultural a España, aun después de la Guerra de la Independencia. Esa postura logró que el Himno fuera modificado, por lo que se le quitó esa parte de grandeza que tenía, muestra de la lucha por la emancipación nacional, claramente en contra de España.

 


Se pusieron entonces las condiciones de cómo se debía cantar. Hasta que el señor Charly García hizo una versión cuya interpretación, incluso, se intentó prohibir. Por suerte no pasó nada y primó el sentido común de la libertad para que quien quiera cantar el Himno, lo cante o lo modifique, siempre de forma respetuosa, con cariño, afecto.

 


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