Murió Elia Fourcade de Petrinovich

“Ahora Dios la llamó para finalizar su andar por la tierra”. Así recordó  María Lucía Jofré de Fourcade a su cuñada Elia Fourcade de Petrinovich, que murió esta mañana a los 91 años. Su fallecimiento enlutó a la Iglesia puntana, que perdió a una incansable colaboradora y a la cabeza visible de campañas solidarias que dejaron huella en la comunidad, como la de la frazada y la del pan dulce, todas canalizadas a través de la Junta Diocesana de Misiones que ella presidía.
Elia sufrió una descompensación en su casa, de Mitre 746. Allí velarán sus restos desde el mediodía. Mañana a las 11:30 serán sepultados en el panteón familiar del cementerio San José, previa misa de cuerpo presente en la Catedral.
Su permanente tarea en los medios de comunicación, entre ellos La Opinión y El Diario de la República, la llevaron a recibir el premio Santa Clara de Asís que entrega la Liga de Madres de Familia. El Obispado también la reconoció en el 2012 con la primera edición de la distinción San Luis Rey, por "su labor apostólica, la defensa de los valores del Evangelio y la promoción de la cultura de la vida".
Era integrante de una familia ilustre. Hugo, su hermano, fue un reconocido historiador. Raúl, su sobrino, es juez federal. Y la única escuela de Lavaisse, su pueblo natal, lleva el nombre de su madre, Felisa Muñoz de Fourcade.
Se recibió de maestra en la escuela "Paula Domínguez de Bazán" en 1940 y ejerció la docencia durante 44 años, primero en el colegio de las hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, luego en la escuela "Constancio C. Vigil", donde llegó a ser directora. Ya jubilada fue convocada por el padre José Stagnitta para que llevara su experiencia a las aulas de la primaria del Instituto Santo Tomás de Aquino.
Se casó con Esteban Petrinovich, quien arribó a San Luis a instalar su propio negocio. “No tuvimos hijos, pero crié a uno que ahora vive en Río Cuarto y era ahijado de mi marido: se llama José Bogout. Pero adopté con mi corazón a mis doce sobrinos porque tenía 45 años cuando murió mi esposo”, contó en la última entrevista que El Diario le realizó en noviembre del año pasado.
“Trabajó mucho tiempo al lado de monseñor Rodolfo Laise como secretaria de la Catedral, presidenta de la Liga de Madres de Familia y a cargo de prensa del Obispado. Además fue columnista en radios, canales de televisión y diarios de la ciudad de San Luis", rememoró uno de sus viejos vecinos, Eduardo Rodríguez Saá.
“En los últimos años se dedicó a la vocación del Padre Pío, que ella logró conocer a través de mi nieto, que es sacerdote, quien estando en Roma le envió una tarjeta de salutación y allí le contó que Pío era muy reconocido en Italia por los milagros a los enfermos. Ella se interiorizó por su obra y cuando monseñor Laise terminó su gestión y se fue al mismo convento de los monjes Capuchinos, donde vivió Pío, a través de él rescató su historia”, explicó Lucía.
Esa devoción por el Padre Pío de Pietrelcina la llevaron a difundir su obra y dotar a las parroquias y hasta los hospitales del patrono de los enfermos.
Su cuñada destacó su faceta solidaria y su voluntad para desafiar incluso a la edad. “Era muy generosa porque todo lo que tenía lo compartía con los demás. En los últimos años le decía que se cuidara del frío y el viento, pero ella iba contra todo eso", dijo y la describió como "una mujer de carácter fuerte, muy firme en sus convicciones  y luchadora por la unidad familiar".
Hasta último momento fue una  activa católica. Incluso, el obispo, Pedro Daniel Martínez, le dio la posibilidad de llevar las ofrendas en la misa de los 80 años de la Diócesis, que se celebró el 26 de abril y que fue encabezada por el nuncio apostólico, Emil Paul Tscherrig.