Una realidad que finalmente se vuelve tan extraña como si se arribara a otro planeta. Cambios infinitesimales en la fisiología de las neuronas que se traducen en un sufrimiento infinito. Un camino de padecimientos que inicia con lagunas de memoria pero que concluye con la imposibilidad absoluta de recordar, hablar y hasta de realizar las funciones vitales. Así de implacable es el Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa con mayor prevalencia en el mundo a medida que aumenta la expectativa de vida de la población. Pero en San Luis quieren aportar un granito de arena para cambiar la historia. La bióloga molecular Lorena Navigatore Fonzo, quien trabaja en un laboratorio dependiente del CONICET en la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), investiga un método innovador que utiliza enzimas para neutralizar las sustancias que afectan a las células nerviosas y que contempla los ritmos biológicos para potenciar este proceso.
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa cada vez más común.
“La enfermedad se caracteriza por el depósito de péptidos beta amiloides, que se relacionan con las alteraciones cognitivas que implican la pérdida de memoria. Lo que propone el tratamiento es aumentar la presión y la actividad de enzimas implicadas en la degradación de estas sustancias, que tienen una variación rítmica y podrían estar controladas por el reloj biológico”, destacó Navigatore Fonzo. El trabajo de la científica, quien vino a San Luis desde de La Pampa como tantos otros jóvenes para formarse en la UNSL, ha sido considerado promisorio por la Fundación Florencio Fiorini y la Academia Nacional de Medicina, y por eso, le otorgaron un subsidio que servirá para financiar sus investigaciones.
“Lo que nosotros proponemos podría representar una terapia innovadora, pero hay que tener en cuenta que nuestros estudios son muy recientes y hacemos investigación básica”, aclaró la bióloga molecular, quien además alcanzó un doctorado en bioquímica. Esta primera etapa implicará el trabajo con ratas a las que se les administrará el tratamiento que considera las variaciones que introduce el reloj biológico. Los resultados serán evaluados a través de test de memoria y aprendizaje.
“Para estar seguros que el tratamiento es bueno vamos a tener que hacer varias repeticiones”, reconoció Navigatore Fonzo.
El Alzheimer es la forma más común de demencia, es terminal y por ahora no tiene cura. Afecta principalmente a personas mayores de 65 años (sólo en el 10 por ciento de los casos la enfermedad hace su manifestación por debajo de este límite de edad.
Entre los factores que pueden acelerar la aparición de la dolencia están la hipercolesterolemia, hipertensión arterial, diabetes, tabaquismo, cuadros de estrés, y las modificaciones bruscas en las rutinas diarias. Aquellos que en cambio pueden retrasar su manifestación son una dieta adecuada, la práctica regular de ejercicio físico y una vida sociable y en familia.
La enfermedad se caracteriza por tener un avance progresivo. Los primeros síntomas, que en muchos casos son atribuidos a la vejez o el estrés del paciente, implican la dificultad para recordar hechos recientes, merma en la atención y el razonamiento abstracto y apatía.
A medida que avanza la dolencia hay confusión mental, irritabilidad, conductas agresivas, trastornos del lenguaje, y pérdida de memoria a largo plazo. Finalmente existe pérdida del lenguaje y la movilidad, incapacidad de la persona para alimentarse por sus propios medios, y cese de las funciones biológicas que llevan a la muerte del paciente. Navigatore Fonzo subrayó que la atención de una persona que padece Alzheimer implica un severo trastorno para todo el grupo familiar.
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