16°SAN LUIS - Lunes 29 de Abril de 2024

16°SAN LUIS - Lunes 29 de Abril de 2024

EN VIVO

Boudou, papelón nacional

Por redacción
| 01 de julio de 2014

La decisión del juez Ariel Lijo, y de la Justicia argentina, puede ser histórica. Cambia la vida de la Justicia y del juez, que de alguna manera se prestigia por tener la valentía o la hombría de bien de cumplir con preceptos constitucionales de no distinguir.
Desde el punto de vista del vicepresidente y de las instituciones, es bochornoso que un vicepresidente llegue a esta instancia. Sobre todo cuando nadie duda de que existiera el delito, porque que el delito existió, no está discutido. El sospechoso es el vicepresidente, lo discute él, pero es un sospechoso principal. Existió un delito gravísimo, es toda una manipulación sobre, nada más y nada menos, que la empresa que imprime los billetes. Es grave para la economía, para la seguridad jurídica del país y para la emisión monetaria. Bochornoso.
Es un vicepresidente que representa venir del rock, de la contracultura. Hay un tremendo desconocimiento, sobre todo en la clase política y en los periodistas, de reglas de interpretación. El vicepresidente dura en su cargo cuatro años, es un funcionario público y ejerce la primera magistratura en caso de ausencia de la presidente. Es además el natural presidente del Senado. Es como un jugador a préstamo que puede jugar en el equipo parlamentario, mientras no ejerza la presidencia. Se elige por votación, como compañero de fórmula del presidente.
Hubo un solo caso donde el presidente podía haber sido de otro partido: cuando murió Hortensio Quijano y se eligió sólo el vicepresidente. Se presentó Alberto Tessaire quien ganó por el peronismo y fue el vicepresidente de Perón en la segunda presidencia. Podría haber sido de otro partido, cosa extraña y rarísima.
El vicepresidente tiene lo que tienen todos los funcionarios: un privilegio. Los jueces, los miembros del Ejecutivo y los del Legislativo. Un privilegio, o fuero. Un fuero es que nadie puede molestar, perturbar, restringir la libertad, cuando se está en funciones. No se lo puede detener, ni por una infracción de tránsito. Se le puede hacer juicio, pero no detener. Los presidentes y vicepresidentes tienen fuero en todo el mundo. Es algo que viene de antigua data.
El presidente dura cuatro años, está en la Constitución y sólo puede ser removido por juicio político. Esto tiene sus antecedentes en el derecho español, donde los funcionarios de la corona se tenían que quedar en el país por un juicio de residencia. De todas maneras, la corrupción que hubo en la época de la Corona es tan grande, o más, que la que hay ahora. Hay libros escritos sobre esa tremenda corrupción, que algunos agregan como antecedentes de la Revolución de Mayo.
Hay así dos instituciones que parece que son lo mismo, pero no. Una es el fuero y otra es la permanencia en el cargo por cuatro años. ¿Cómo se atacan los fueros? Hay que desaforarlos.  ¿Y cómo se atacan los cuatro años si comete alguno de los causales de remoción? Se puede remover mediante juicio político.
¿Qué corresponde hacer con Boudou? Iniciar las acciones por desafuero. Que no es lo mismo que el juicio político. Boudou puede decir: “No me quiero desaforar y lucharé contra un juicio político. No lo voy aceptar”. Sería extremo que no acepte ninguna de las dos cosas. ¿Qué puede hacer la oposición? Pedir el desafuero para que sea juzgado y se lo pueda detener. O pedir también el juicio político por la situación escandalosa en que ha colocado Boudou a las instituciones, por el estrépito, por mal desempeño de sus funciones cuando era ministro de Economía.
Se puede hacer una, las dos cosas, o ninguna. Si nadie pide el desafuero seguirán las cosas como están. Y pueden dilatarse en el tiempo hasta que termine Boudou sus funciones y aparezca seguramente como diputado para volver a tener fuero. Pero eso es otra historia.
El camino de pedir el desafuero no significa que lo destituirán, quedaría como con licencia y puede ser detenido, pero sigue siendo vicepresidente de la Nación. Si funciona el desafuero, más el juicio político, se le sacan los fueros, se lo somete a la Justicia y se lo puede, o no, destituir.
La oposición puede pedir una o las dos cosas. ¿Qué debería hacer el juez? Debería el juez Lijo pedir el desafuero, porque corresponde que tenga la libertad el juez de decidir sobre la libertad o no del procesado, como hace con cualquier ciudadano común. Una vez que dictó el procesamiento puede o no, dictar la prisión preventiva. En la Justicia federal con el procesamiento suele venir de hecho la prisión preventiva. ¿Por qué es la prisión preventiva? Para que el señor quede detenido, para evitar esto que se dice de que Boudou está presionando a los testigos, amenazando a uno, a otro, o el poder político. Si estuviera detenido, estas acciones supuestamente deberían disminuir o cesar, si es que existen. Por eso los jueces cuando dictan el procesamiento, dictan la prisión preventiva, para evitar que esa persona destruya los elementos del delito o lo que fuere.
Son dos cosas distintas: desafuero es una, juicio político es otra.
No sé si hay mal desempeño, aunque si lo habrá se prueba el delito por supuesto. Pero será mal desempeño en otra función, no en la de vicepresidente. Lo que sucede es que se le pide al vicepresidente, a los jueces, a los funcionarios, a los presidentes de la Nación, a los legisladores, que tengan una conducta decorosa, honorable, como un buen padre de familia.
Un vicepresidente de la Nación no puede estar procesado y sospechado de haber cometido un  ilícito semejante y representar a la República Argentina en el mundo. O manejar las reglas del juego en el Senado de la Nación. Es muy agraviante.
La oposición debería pedir las dos cosas: el desafuero inmediato y el juicio político, con sus tiempos, para darle derecho a defensa al señor Boudou. El vicepresidente debería pedir licencia y someterse a los jueces, con lo cual él, automáticamente, genera su propio desafuero. Puede hacerlo, no necesita que haya una acción de la Cámara de Diputados, o la Cámara de Senadores, el Ejecutivo o el juez. Puede el propio Boudou decir: “Me someto a la Justicia, pido licencia y quedo sometido a la Justicia. Renuncio al privilegio de los fueros”. Entonces seguiría siendo vicepresidente de la Nación, no en ejercicio, con licencia. Y el juez lo podría detener. Dejaría de representar a la Argentina, de viajar, de presidir el Senado y puede también que esto sea ejemplar. Si resultara inocente, habría permitido que la Justicia lo juzgara, puede inclusive ser sometido a prisión preventiva y luego probar su inocencia, o no probada su culpabilidad. Y si esto sucede, quedaría también como emblemático, como un procedimiento  judicial correcto. Esto también haría bien a las instituciones, pero es muy riesgoso en el campo político, que Boudou diga: “Me voy de licencia y me someto a los jueces”. Porque se sabe que el juicio durará muchísimo. En la Argentina sabemos que los juicios duran años y generalmente no se resuelven. Entonces la situación sería interminable para Boudou.
Corresponde que una oposición seria, un Gobierno nacional serio, un juez serio, pidan por lo menos el desafuero de Boudou y que sea sometido a la Justicia, aunque sigue siendo un hecho estrepitoso y escandaloso, porque es el vicepresidente. Estando en Panamá llegó la noticia y tienen que pedirles a los periodistas que no le hagan preguntas. Un bochorno, un papelón.
Es un espectáculo tremendo que da la Argentina, como el que está dando con el juez Griesa y la señora Presidente. Recuerdo que yo estaba solo cuando decía que no había que darle la reforma constitucional a Menem, porque era un mamarracho. Me tuve que ir del país y los Kirchner se quedaron por supuesto.
Cristina frente a este hecho de Boudou está con un tremendo dilema. Para ella es una piedra en el zapato, un pedazo de espina, un “miguelito”. Ella no puede sacarle la silla y decirle: “Andate”, ni puede aceptar cuando le dicen que Boudou debe irse. A ella, que no es seria, le conviene que Boudou quede como un tapón. Porque si Boudou se va o lo desafueran, si renuncia, si pide licencia y acepta el juicio político, si lo detienen, si se suelta ¿cómo se va a defender? Él niega hechos que están probados y esto es lo que lo coloca en mala situación, pero puede llegar un momento en que diga: “No, todo lo hice porque a mí me dijo el presidente”. Como hacía Cavallo que decía: “Me lo dijo Menem”. Y según Menem también, porque a él le encantaba que creyeran que él era el ministro de Economía, porque se sentía un intelectual.
Si a Boudou le sueltan la silla, lo dejan solo, no lo protegen, no presionan sobre los jueces, no hacen las cosas escandalosas que hacen, dirá: “Me lo dijo Kirchner, yo no tengo nada que ver, me dio la orden el presidente”. Caería toda la cúpula. Ése es el problema que tiene Cristina, si se cae el naipe se empieza a caer para todos lados y le salpicará cerquita. Van a decir: “Señora, ¿por qué no hizo nada? ¿Por qué lo puso de vicepresidente? Si usted sabía…”.
Ella lo va a proteger, no permitirá que se vaya y van a tironear, porque seguramente Boudou apelará esta resolución e intentará que esto dure 2 o 3 años, hasta que termine. La Cámara se puede pronunciar pasado mañana, cada día que pasa, le regala tiempo y oxígeno a Boudou y a Cristina.
Utilizan la Constitución como el tango Cambalache: “Ves llorar la Biblia junto a un calefón”. La Biblia, en la época en que escribió esta canción el gran Discépolo, se repartía gratuitamente porque era una necesidad espiritual de que todo el mundo pudiera tener acceso a este texto. Algunos bares de Buenos Aires ponían la Biblia en el calefón, al lado del inodoro. Discépolo, para decirlo en forma más dramática y poética, decía: “Ves llorar la Biblia junto a un calefón”, porque mientras se sentaban en el inodoro, la Biblia era el papel higiénico. La misma situación es la de la Constitución argentina, en manos e interpretación de toda esta politiquería barata que tenemos. Es lo mismo. A la Constitución la tienen para eso. Si miraran la Constitución, Boudou no permanecería un minuto. Si él mismo lee la Constitución, se avergonzaría y se iría.
Es muy difícil, casi imposible, que le saquen la silla a Boudou. No pueden. Algo que entorpece todo es la grosería de Clarín, que festeja esto y se entromete mal en el tema. Si se alejan los políticos de los jueces es mejor. Dejemos que los jueces hablen y que sea un juego limpio, sin presiones de nadie.
Un fenómeno que puede verse es el de La Cámpora, que supuestamente son chicos cercanos a Boudou y los que mayor peso ideológico ponen en el gobierno de Cristina. Son los que creen en el discurso de la “década ganada”. Ellos deben tener un poquito de prudencia, leer el expediente, mirar el papelón institucional, mirar que no hay ninguna “revolución” a través de esto, sino que es una lucha desaforada por ganar plata y por hacer negocios. Boudou está en el epicentro del problema.
Esta lucha por hacer negocios no es una lucha ideológica por hacer una revolución, por transformar la Argentina, por tener una patria libre, justa y soberana. También el latrocinio que han hecho con la deuda externa y llevarnos a ceder la soberanía al juez Griesa. Estamos viendo este papelón de la Argentina arrodillada ante el juez Griesa, que decide sobre la economía argentina. Se vio con Menem, después con Duhalde, con Kirchner y ahora con Cristina. Es lo mismo. Se decía que la década de Menem era la de mayor corrupción, pero los Kirchner le ganan. Ésta es la época de mayor entrega de la soberanía nacional. Son lo mismo. Vergüenza.
Espero que los chicos de La Cámpora digan: “Hasta acá llegamos, basta”. Y tengan un acto de introspección. Creo en la juventud, porque es la reserva siempre del país, es el presente y las generaciones que van tomando el Gobierno. Siempre es la juventud la que en un momento dado toma el Gobierno.
Sería muy triste que esto, que es tan evidente, lo ignorara La Cámpora. Por supuesto que hay juventud que no es de La Cámpora y se da cuenta perfectamente, pero sería bueno que no hubiera fundamentalismos en temas que son tan claros, como este caso de Boudou, que es un papelón nacional. Nada ha afectado tanto las instituciones como Boudou.

 


LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo