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Sólo un partido de fútbol

Por redacción
| 15 de julio de 2014

"Brasil, decime qué se siente tener en casa a tu papá…” Es provocativo, es fuerte y genera fanatismo. Bochini, un ídolo del fútbol, dijo que esto no se hace. En San Luis también lo cantamos. Dentro de unos meses vendrá el Carnaval de Río, con dos mil brasileños que son los mejores del carnaval, quienes vendrán a ayudarnos y no nos cobran caro. Lo hacen con una onda enorme. Nosotros fuimos agresivos, como que fuimos a arruinarles el Mundial. Competir y el fútbol sí, pero esta cargada era medio pesada.

 

Son muchachos que hicieron un gran sacrifico, deportistas que regresan.


La música la tomaron del grupo Creedence y su tema “Bad Moon Rising”. Hay que ver cómo nos acomodamos después de lo que pasó, que seamos mejores y aprovechemos lo bueno y lo malo, para meditar, profundizar y ver en qué nos equivocamos. Una manera de contenernos contra el llanto que muchos adultos provocaron en los niños, algo que no está bien, inculcando el fanatismo por un partido de fútbol.

 


Si hubiera ganado Argentina, ¿cambiaba la vida? No ganó Argentina, perdió, ¿cambió la vida? No hay que estar triste. Hay que ser feliz.

 


¿Por qué fue la gente al Obelisco el domingo? Fue porque los muchachos en la cancha pusieron todo. Nunca me gustó cuando los jugadores, inclusive el arquero cuando atajaba los penales, se golpeaban el pecho diciendo: “Yo, acá estoy”. Esto no es del fútbol argentino, la tradición en los clubes es levantarse en el aire y mirar la tribuna, tomarse la camiseta y darle un beso. Tal vez esto lo inventó el “Beto” Alonso y se armó un lío bárbaro, era amor a la camiseta. Ese “Yo”, no me gustó.

 


Los jugadores pusieron todo y Mascherano se lució, se convirtió en un caudillo, un capitán en la Selección. Cuando Sabella daba las instrucciones a Messi lo dejaba afuera, como algo pactado. Esto se ve que pasa mucho en el básquet: cuando un jugador tiene que tirar un tiro libre que define lo dejan solo, el técnico no da instrucciones, como diciendo: “Vos aparte, sabés lo que tenés que hacer, concentrate en lo tuyo y hacelo bien”. Eso pasaba con Messi y lo considero correcto, porque él es un superdotado, lo dejaban para que hiciera lo que tenía que hacer. Cuando terminaba de hablar Sabella, Mascherano hacía una arenga final. Eso se vio en los dos últimos partidos.

 


Mascherano ordenó a los jugadores de la defensa. No nos olvidemos que la Argentina se había organizado como nunca en la historia del fútbol, algo original: había puesto los mejores delanteros y a partir de ellos armó la defensa. En el fútbol se suele hacer al revés, primero se elige al arquero, la defensa, el medio campo y después la delantera.

 


Los muchachos dieron todo y la gente lo sintió. Quizás nos cayó la ficha al final. Hubo un hecho que nos hizo darnos cuenta: la actitud de la selección de Alemania. Cuando subió Messi a recibir el premio y la Selección de Argentina subió a recibir la medalla de subcampeón, los alemanes hicieron un cordón de aplauso. Esto es un gesto deportivo, solidario y nos hizo darnos cuenta que se trataba de un partido de fútbol.

 


En muchos pueblos salió a festejar la gente con su familia, con sus hijos. Y se dieron cuenta de que habíamos actuado con mucho fanatismo, habíamos exagerado las cosas. Estuvieron muy bien los muchachos. Muy bien nos queda este subcampeonato, quizás en los papeles inesperado. En la cancha, por un Mascherano y los muchachos que pusieron todo, se cumplió un sueño, con una muy buena actuación y la gente salió a festejar. Y llegó a la Plaza de la República, donde está el Obelisco de la ciudad de Buenos Aires, y también en Mar del Plata, Rosario, en todas las ciudades del país. 

 


Era reconocer que se trató de un partido de fútbol, del error del fanatismo que se estaba poniendo antes, toda esa locura. La prensa argentina publicó la cotización de las entradas de reventa, un hecho que es un delito, como si fuera algo gracioso. Marchaban miles de argentinos, vendían todo y se iban a la “truchada” para entrar al estadio. Y nos preguntamos cómo se podían postergar necesidades para pagar una entrada trucha, o no, 10 o 20 veces más caras de lo que valían. Cerca de 15 mil dólares había que pagar para estar allá. Aerolíneas aumentó el pasaje diez veces, en forma ilícita e irregular.

 


Cuando vimos que nos aplaudió Alemania, que hicimos un buen papel, que estuvimos a punto, que los alemanes jugaron bien, se prepararon bien, salimos a festejar en todo el país. Empezaron en el Obelisco, pero se pasaron y empezó la violencia, rompieron las vidrieras, quemaron basura y se enfrentaron con la Policía que empezó a ver cómo politizar la situación y quién le echaba la culpa al otro. La Federal salió a reprimir y la ciudad de Buenos Aires se hizo la distraída, como que ellos no tenían nada que ver. Dejaron de represora a la Federal y no hizo nada la policía de Macri. Y mientras, nadie controló que se vendía alcohol.

 


Después le echaron la culpa a la barrabrava de Chacharita y a la de Independiente. Los manifestantes armaron barricadas para enfrentar a la Policía. Tres horas estuvo la Policía para poder disuadir, sin que hubiera cosas mayores.

 


Hay una imagen que recorrerá el mundo, la de un chico que se subió a un semáforo de la 9 de Julio, sin agarrarse de nada. Lo desarmó, cayó el semáforo y cuando bajaba se cayó y lo sostuvieron para que no se matara. Hicieron desmanes en todos lados y también en el Teatro Broadway, que es uno tradicional de la calle Corrientes, afectando de esta manera la cultura.

 


Hay muchas cosas que analizar, no son solamente los detenidos, las 120 personas. Chicos que podrían haber sido cualquiera de los nuestros. En horas, los jueces los soltaron. Nunca saldrá un juez a contarnos las causas de los incidentes, ni tampoco si los chicos querían o decían algo, cuál era el mensaje o la motivación de generar esta violencia.

 


Quizás algunos generaron violencia porque querían tomar más vino, otros por bronca. Pero romper todo el centro de Buenos Aires y un teatro… a mí me suena a que hay un poquito más. Yo vi que iban los charters de la clase media, de la clase política disimuladamente y ligados a la AFA y llenaban los estadios…  Y esta actitud de querer arruinar el Mundial a Brasil y creernos más de los que somos, el ombligo del mundo. Y alguno que no es de clase media, que vive en alguna villa, se preguntará por qué no pudo vivir esta fiesta de alarde, de poder viajar o no, de vivir allá, de provocar. Y lo tuvo el domingo en Buenos Aires.

 


Los cables informativos dicen que los héroes argentinos llegan al país. Cuando los chicos de Malvinas volvieron, los hicieron bajar de noche y no los dejaron desfilar. 

 


La prensa dice que son héroes argentinos, me parece una exageración tremenda. Son muchachos que hicieron un gran sacrifico, deportistas que regresan.

 


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