La experiencia de la Resolución 125

La Resolución 125, anunciada el 11 de marzo de 2008 por el ministro de Economía, establecía un nuevo sistema de retenciones móviles a la exportación. Hubo paro agropecuario, bloqueo de rutas en Argentina y falta de productos básicos.
Se dio una situación de mucha tensión porque los Kirchner quisieron hacer caja con el campo. No está mal que quienes ganen más, paguen más. Pero fue un abuso y se puso la sociedad en contra, porque se pasaron de la raya con la ecuación económica, que admite un equilibrio, entre el trabajo, la inversión, los costos y los beneficios. Cuando se comenzó a cobrar tanto por la soja y sus exportaciones, la ecuación económica no daba resultado. También se percibía en la sociedad que había un tremendo abuso entre algunos que exportaban la soja sin controles y se habían convertido en verdaderos pooles monopólicos en la exportación de la soja.
Además, en el Puerto de Rosario, sin muchos controles, también evadían el impuesto, el que terminaba recayendo, no digo entre los pobres porque nunca fue así, pero sí entre los más chicos, entre quienes menos tierra o plantación tienen. Y sobre todo caía en aquellos que tienen una economía diversificada en el campo, es decir que tienen pequeñas hectáreas de soja, pequeñas hectáreas de maíz, unas vaquitas y una granja. Ésa es una economía casi perfecta, deseada. Sobre ellos también avanzaba el tema de la soja sin mirar a quién. Fue ahí cuando se convirtió el impuesto, no sé si en injusto, pero sí por lo menos en abusivo, porque se metía en la producción y no favorecía la rentabilidad.
La señora Presidente cometió el error de tratar de “yuyito” y no darle importancia a la soja. Cometió algunos abusos al cuestionarla en el tema de los agroquímicos. Se manejó todo como una lucha de poder: la señora, los “K”, Clarín y la Sociedad Rural. Y el pueblo siempre como prisionero. Los abusos no eran buenos, pero tampoco la conducción del campo demostró ser buena, porque comenzó a cometer errores y terminó vacía.
Empezaron los del campo a condicionar a la clase política pidiendo tener diputados. Los diputados del campo ni se notaron y algunos todavía siguen lucrando con este tema. Fue un buen pronunciamiento, porque del campo también hay que hablar. Y también decir que quienes tienen más, deben pagar más.
La experiencia posterior no fue buena, porque quedó fracturada la sociedad. El tema de los impuestos se catalogó como algo turbio, malo. También se vio que para qué cobrar tanto impuesto, cambiar las reglas del juego si el beneficio después no se ve en la sociedad. Esto también quedó patentizado.
Sucedió en Argentina, nos dividió y las enseñanzas todavía no aparecen. Que los dirigentes del campo se dediquen al campo, no se metan tanto en la política. Y la señora no aprendió mucho porque sigue insistiendo en cosas que demuestran que la década ganada no es tan ganada.
Los del campo y la señora nunca cuestionaron la deuda externa, esta cuestión que tiene sometida a la Argentina. Es como que Clarín, los del campo y los políticos están de acuerdo. Y “el tema de la deuda” quita enormemente dinero a la infraestructura, beneficios de bienes o inversiones del Estado. Nada de eso se puede hacer porque, supuestamente, está “el tema de la deuda”. Pero no es eso, es haber rendido la soberanía Argentina a un juez de Nueva York. Y en eso están de acuerdo todos: Clarín, la señora, los políticos. Yo no. Y Adolfo Rodríguez Saá también demostró que no.
En la que llaman década ganada, es la primera vez en la historia de la Argentina, donde todos los días hay que concurrir al despacho del juez Griesa, en Nueva York, a quien pusieron los Kirchner, con el aval de Clarín, de Duhalde, de los políticos, de la Sociedad Rural Argentina, de los mismos protagonistas que después aparecen en posiciones diversas. Estuvieron todos de acuerdo con que Griesa fuera nuestro nuevo ministro de Economía. Así tenemos a la Argentina arrodillada.
¿No tenés empleo? Hay que pedirle al juez Griesa como nuevo administrador de la economía argentina ¿Querés una obra pública? Hay que pedirle al juez Griesa.
El capitalismo de amigos nos ha convertido en esto.