Se presentó con otro nombre, bien arreglado y le habló de modo serio, tres artimañas que suelen usar los embaucadores experimentados. Nada le hizo suponer a María Victoria Alaniz que el hombre que quería comprarle el auto la iba a estafar en 90 mil pesos. Ahora, a la joven de 28 años sólo le interesan dos cosas: recuperar su Volkswagen Gol Power negro modelo 2013 y que Víctor Ignacio “Meteoro” Suárez, el hombre que la engañó, pague por el delito.
La juez Penal Nº 3 Virginia Palacios confirmó anoche que estuvo en contacto con un fiscal de Mendoza y que tramitan la extradicción de Suárez. El destino del detenido en esa provincia será el penal del que escapó.
Cuando supo de la noticia de la detención de Suárez, que fue el jueves a la una de la madrugada en la nueva terminal de ómnibus, Victoria lo reconoció como el hombre que la había dejado sin auto y sin el dinero que pedía por él.
Ella es vecina de Juana Koslay y empleada del grupo Slots. Vio a Suárez por primera vez el lunes 11 de agosto, en el negocio de su papá, en el centro de San Luis, donde habían acordado en reunirse. “Yo quería vender mi auto para poder emprender el proyecto de construir mi casa. Publiqué que mi auto estaba para la venta en un canal local durante unos diez días. Me llamaron algunas personas, pero no tenían toda la suma que pedía. Este hombre –en referencia a Suárez– se contactó conmigo por teléfono y me refirió que estaba interesado en el vehículo”, resumió. Le dijo que se llamaba Carlos Ibáñez, que era contador y que vivía aquí, en San Luis. De hecho se comunicaba desde un celular con prefijo local.
El aspecto y los modales del posible comprador no dieron pie a sospechas. Vestía saco, pantalón y prolija camisa, tiene los cabellos cortos con algunas pocas canas, es agradable en el trato, habla de modo formal y serio. Le contó que quería adquirir el Gol para su ex esposa, “porque él tenía un Audi y su ex mujer se lo había rayado; entonces, para no tener problemas con ella, le iba a comprar un auto para que llevara y trajera a su hijo”.
Victoria había dejado el rodado en una cochera, a la vuelta del comercio de su papá. Fueron juntos a verlo, y el tal Ibáñez le dijo que le gustaba y que iba a pagar por él. Arreglaron comenzar las diligencias al día siguiente.
“Nos organizamos: fui a hacer la verificación técnica y él iba a hacer la transferencia bancaria. Me pidió todos los datos y mi correo electrónico para poder hacer ese trámite. Me mandó un correo detallándome todo lo que le pedía el gestor: formulario 08, los formularios de la verificación técnica y mi número de cuenta bancaria”, para concretar el pago, precisó. Ella le pasó los datos por e-mail.
La joven recibió luego unos correos de desactivación de su cuenta de correo. En ese momento no le dio importancia, no imaginó que eso era el rastro de la treta que “Meteoro” ya había puesto en marcha.
El miércoles Victoria fue a una escribanía a firmar el formulario 08. “Al mediodía me llegaron a mi cuenta de Gmail tres correos del banco Supervielle. Me avisaban que se había hecho la transferencia de 90 mil pesos a mi nombre, que venían del banco Santander Río. Me aclaraba que no iba a ver reflejado ese monto en lo inmediato, no sé si tardaría entre 24 y 48 horas. Y me explicaban que la suma no aparecía en el sistema de home banking por una cuestión de seguridad”, sintetizó. Como los correos eran tres y le aseguraban que la plata estaba, Victoria se quedó tranquila.
Después se encontró con el "contador" en el San Luis Shopping Center, para los últimos pasos de la transacción. “Le entregué la tarjeta verde; el formulario cero firmado y en blanco; la verificación técnica; el título; el formulario Z, que estaba a nombre de su supuesta ex mujer, Betina Pugliese. Al otro día, este hombre me escribió para avisarme que quería hacer la transferencia y le ‘saltaba’ una multa, y me preguntó si tenía un comprobante de pago. Le contesté que no, me dijo que no me hiciera problema, que él se iba a hacer cargo. Ahora creo que lo hizo para medirme”, conjeturó.
El jueves, es decir, dos días después de entregar el Gol, la chica abrió el correo y se dio cuenta de que le habían eliminado de la cuenta todos los e-mails que había intercambiado con el supuesto contador que le había “comprado” el auto, incluidos los que presuntamente había mandado el banco Supervielle confirmando la transferencia. Entró a home banking y notó que los 90 mil pesos no figuraban en el sistema. Fue al cajero: confirmó que no tenía esa suma. Llamó al banco, y le aseguraron que nunca habían hecho el traspaso del dinero. Recién ahí se dio cuenta de que la habían engañado. Y al atar cabos concluyó que para consumar el ilícito sin dejar huellas, el tal Ibánez le “hackeó” el correo electrónico y borró los e-mails que se habían escrito, que podrían servir como pruebas. Victoria fue de inmediato al Juzgado del Crimen Nº 2, que estaba de turno, e hizo la denuncia.


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