No le ponen amor a San Luis

En la ruta de El Durazno a San Luis, observaba que no hay una sola planta, ni un arbolito. Los intendentes, el programa, nadie planta. Además, dejan que se seque todo porque no riegan. Y pensar que en algún tiempo recibíamos premios internacionales por la forestación. Pero se olvidaron todos. Se olvidó el Gobierno, se olvidó el Gobernador, se olvidaron los ministros, los secretarios de Estado, los intendentes. Ni una planta ponen. Tendría que tener cada intendencia un vivero con las plantas que caracterizan al lugar. Imaginen La Calera con las cortaderas, es un mar de cortaderas. En Juana Koslay, a la altura de las Terrazas, es un mar de cortaderas.
Qué lindas que son las cortaderas que están por la autopista Serranías Puntanas. ¿Creen que están ahí porque salieron? No, hubo que sacarlas de su lugar, llevarlas en un recipiente, echarles agua, que renacieran. Hubo que trasplantarlas y hacer los hoyos. Los hoyos están hechos, las plantas se secaron. Ahora hay que reforestar, que es más barato que forestar. Están los palitos blancos que marcan que allí había árboles.
No se dieron cuenta que el programa ya estaba encaminado, que teníamos un pensamiento de un San Luis forestal, que decíamos desde hace mucho tiempo que esto era una fábrica de oxígeno. Todo se frustra, se pierde, todo lo que hicimos ya no sirve. Hay que empezar de nuevo.
Y vendrá un “genio” y dirá que hay que hacer un plan de forestación, pedirá un millón y será mentira. No hay que meterle la mano al bolsillo de la Provincia de San Luis, a las municipalidades, con mentiras.
Cuando hablo de los intendentes, lo hago casi sin excepción, el caso de Villa Mercedes es un poco distinto. Los intendentes han convertido las intendencias en inmobiliarias. Al vecino que se descuidó, le usurparon el lugar. El intendente se hace el distraído porque es quien marca el lugar. Los partidos, los que se llaman dirigentes sociales, alimentan esto. 
Quienes no tienen un terreno y quieren uno para invertir o construir, tienen todas las posibilidades del mundo, porque hay una ley, que los intendentes no cumplen porque son tremendamente egoístas, que establece que cuando una pareja se casa, forma un familia –la familia del género que sea-, hay que darle una tierra. Están la Ley, la forma, sale barato y se puede hacer. Pero cuando el intendente quiere apropiarse de un bien ajeno, los amigos empiezan a inventar cosas, a usurpar, se olvidan de todo. Y en vez de hacerlo como corresponde, lo hacen mal. Cuando esa cabeza del intendente funciona mal, todo funciona mal.
En San Luis no plantaron ni un árbol. No saben qué es un árbol, dejan caer todo. ¿Cuántos años llevan los Ponce manejando el Gobierno de la ciudad de San Luis? Inoperancia total. Pero sí tienen muchas ventajas de otro tipo. Y no pueden hablar de buena administración, porque no administran bien, tienen un presupuesto enorme, están lleno de amigos del poder, de ñoquis y reciben dineros nacionales que no van a la inversión que tendría que ir. Con muchísima plata no hacen nada. Vamos a parafrasear a Churchill, “nunca tan pocos -me refiero a los Ponce- tuvieron tanta plata para no hacer nada”.
Empiezo a citar a las municipalidades inmobiliarias: Merlo, El Volcán, Estancia Grande, Cortaderas, Los Molles. En casi todas las comunas ha existido un problema de usurpación de tierras.
Se puede evitar la usurpación. La usurpación suele ser a veces una situación desesperada, generalmente está alimentada por un vivo que además, a veces va por plata. Después  abandona al usurpante, le empieza a llevar cosas y se genera una villa miseria falsificada porque empiezan a vender los terrenos a los propios humildes, a la gente que no tiene vivienda o un terreno. Hay una Ley y se hacen los distraídos. Y después de la usurpación, no le llevan la infraestructura. El mismo intendente va después a golpear la puerta al Gobernador para que le haga la infraestructura.
Pero no es así. Es un asalto al poder tanta corrupción.
Hablamos mal del no plan, o el abandono del plan, de forestación. No hay una sola plantita de la que podemos decir que tiene dos o tres años. No se plantó más, no se regó más. La forestación hay que entenderla como un deporte, entusiasmarse. Puede tener muchas cuestiones en contra: se puede secar una planta, o plantarla mal, se puede echar a perder, o no regarla, se puede hacer mal el trasplante, se la pueden comer las hormigas, o aparecer las cabras y  comérsela. Esto puede pasar, es como la lógica de la forestación.
Para eso debe haber un plan, gente responsable que esté detrás de todo esto y que sepa. Una buena forestación dará un resultado del 90%. Claro que se van a secar algunas y una mala racha puede quemar el 60%. Pero ahí debe venir el reemplazo, o la reforestación, que es sobre lo que ya está hecho, la tierra movida. Se pone la nueva planta en mejores condiciones  y no hay que inventar cosas raras, esto es con pico y pala. Se pone la plantita y se agregan cariño y agua. Pónganle amor a San Luis.
La forestación da belleza a las entradas de los pueblos. ¿Recuerdan cuando pusimos los ceibos a la entrada de Merlo? El intendente Guardia no le puso ni una gota de agua, son malos. Hacen eso porque no entienden, no le ponen amor a San Luis.
El intendente debe coordinar, agradecer que le pongan las plantas y regarlas. ¿Es tan difícil? A los vecinos les gustará una planta nueva en la puerta de la casa, pero el vecino debe regarla.
El intendente no se preocupa por la forestación porque está preocupado en el negocio inmobiliario. Se les nota. ¿Y el bien común?