Un auto que tenía secuestrdo la Policía y era usado por la brigada de la Comisaría 9ª puede ser una de las tantas piezas que faltan en el rompecabezas de la desaparición de Abel “Pochi” Ortiz. Podría ser el vehículo que usaron para secuestrarlo, sospechan las abogadas y los familiares de la víctima, respaldados en el relato de un joven que estuvo detenido en esa seccional. El juez Penal Leantro Estrada ordenó que le hagan una pericia para ver si encuentran algún rastro relacionado con el caso.
Estrada le explicó a El Diario que a la prueba no la dispuso él, sino que ya estaba ordenada por el magistrado que tuvo antes la investigación por la desaparición de Abel, el juez Correccional y Contravencional Santiago Ortiz.
Pero, al parecer porque no podían dar con el paradero del auto, el peritaje nunca fue realizado. “El juez Ortiz había ordenado una prueba de ‘Blue Star’ o ‘Luminol’ sobre ese auto y nunca lo encontró”, dijo.
El vehículo es un Volkswagen Fox que usaba la brigada de la Comisaría 9ª, le dijo a El Diario la abogada Florencia Ochoa, representante de la familia del desaparecido.
A la versión de que en un auto como ése podrían haber metido a “Pochi” Ortiz cuando lo secuestraron o asesinaron “la introdujo un detenido, ‘el Monito’ Racedo”, aseguró ayer el abogado Hernán Echevarría, defensor del comisario Marcelo Acevedo, ex jefe de la Comisaría 9ª.
En la actualidad, el policía está pasado a disponibilidad por haber resultado salpicado por las sospechas, ya que tenía trato frecuente con la ex pareja de Abel Ortiz, la peluquera Alejandra Espinosa y, según sus subalternos, era su amante.
Según Echevarría, el relato que Jonathan Gabriel Racedo dio ante la Justicia “no tuvo otro propósito que perjudicar al comisario Acevedo porque lo había metido preso” y había terminado, de ese modo, con sus andanzas delictivas.
“Cuando lo detuvieron por robo y lo llevaron al juzgado para notificarlo del procesamiento y prisión preventiva, Racedo dijo ‘quiero hablar con el juez porque sé muchas cosas del caso Abel Ortiz’”, recordó.
Ante el magistrado, “Racedo contó una historia fantasiosa de que una noche habría visto, por las hendiduras de la parte de abajo del portón, que en la casa de Espinosa una noche lo cargaban a Ortiz en un auto y que vio que las personas tenían borcegos como los de los policías”, resumió Echevarría.
El detenido dijo que el vehículo “era un Fox negro como el que tenían secuestrado en la 9ª”.
Al juez Estrada, que recibió la causa Ortiz hace quince días, le llegó el dato de que el Fox estaba en la quinta policial. Tendría la luneta trasera rota y le faltarían o tendría bajados los vidrios de las ventanillas. Esas condiciones dificultarían la posibilidad de encontrar rastros no contaminados.
Ordenó que un secretario del juzgado fuera a corroborar si estaba allí. El funcionario fue ayer al predio de la Policía y corroboró que el vehículo está allí, pero hasta ayer a la tarde no le había informado al magistrado en qué estado está.
Si la intemperie u otros factores han alterado las condiciones del vehículo, de todos modos el juez ordenaría la búsqueda de huellas, pero no albergaría las mismas expectativas en cuanto al resultado que si estuviera cerrado y con los vidrios intactos. La abogada de los Ortiz lamentó ayer que recién ahora vayan a hacer esa pericia que “tendrían que haber realizado hace algún tiempo”.
“A ese auto lo usaba un policía de la brigada de la 9ª y la teoría es que lo tenían para usos personales, no específicamente para cumplir con su función, según lo declarado por otros oficiales de la misma comisaría”, dijo Florencia Ochoa.
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