Aún siente dolor en la pierna izquierda, donde unos hematomas le recuerdan el mal paso. Jésica, vecina del barrio 56 Viviendas de la capital puntana, sufrió un golpe fuerte tras caer en un pozo. El martes por la tarde la lluvia, el agua y el hueco profundo le jugaron en contra.
“Iba caminado por la vereda inundada de la calle España. Llevaba a mi hijo en andas porque llovía mucho y no quería que se mojara. En un tramo que está entre Europa y la autovía caí en un pozo de un metro, mi nene se salvó porque la mochila (en la espalda), lo resguardó”, recuerda la mujer de 31 años. Y agradece a los dos jóvenes trabajadores que la ayudaron a salir del agujero con hierros, escombros y basura.
Jésica está aliviada porque el niño de 9 años, a quien acababa de retirar de la Escuela La Rioja el día de la caída, no tiene heridas. Pero pide que alguien arregle la vereda para que no haya nuevas víctimas.
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