Como le pasa a muchos, el cambio de vida que experimentó María Inés Lanfranchi cuando llegó a Merlo desde Capital Federal fue total. Se casó con quien hasta ese momento era su concubino y se decidió a revelar la escritura, una necesidad que tenía guardada desde los 9 años.
A esa edad, mientras el país se debatía en los últimos coletazos de la dictadura militar, la niña María Inés imaginaba historias y las escribía. "Así me refugiaba, soñando y llevando esas fábulas al papel", dijo la ahora escritora, empleada de AnseS y madre de dos hijos de 10 y 14 años.
"Laberinto", el libro que Lanfranchi presentará hoy en el museo Palmira Scrossoppi de Merlo, es la segunda obra de la escritora. La primera, "El tajo", un compilado de cuentos oníricos, fue editada en 2013 y concebido a poco de que la autora se radicó en San Luis.
"Fue un cambio en la calidad de vida y una relajación en las cosas cotidianas", aseguró la mujer, ansiosa por la cercanía del acto. "Desde que llegué a Merlo me animé a escribir y a mostrar lo que hago", sostuvo.
El paso anterior a todo lo que Lanfranchi publicó son sus sueños. La escritora aseguró que tiene pesadillas o situaciones muy densas mientras duerme que la inspiran en sus relatos. "Cuando despierto me acuerdo de todo y lo escribo".
El libro que presenta hoy tiene dos años de gestación y está referido a la violencia de género y a la sexualidad. María Inés decidió escribir sobre ese tema complejo a raíz de una pregunta que le hizo su hija Macarena, la menor de la familia.
"Habíamos ido a ver una exposición del artista plástico Juan Carlos Ortega sobre el tema, cuando mi hija se cuestionó en la cena familiar si a ella le podría pasar algo como lo que describía el escultor", recordó la escritora.
A esa charla y a los sueños posteriores, Lanfranchi debe "Laberinto". La bonaerense dijo que su obra es una novela de tres personajes que -como ella al momento de escribir la historia- tratan de buscar una salida.
La de María Inés, fue Roberto Fontanarrosa. "Me inspiré en los muchos cuentos que "El Negro" tiene sobre hombres hablando en la mesa de un bar y eso me relajó porque en un momento me costó mucho escribir este libro", agregó la mujer.
Para la autora, una de las particularidades de la obra consistió en pasar el desafío de redactar en tono masculino, como los hombres hablan con sus amigos en las charlas de café.
Una de las grandes alegrías que le deparó la preparación de "Laberinto" a Lanfranchi fue la presencia de un dibujo que "Ciruelo" Cabral le regaló para que ilustre sus páginas. La relación entre ellos comenzó por mail y continuó con la escritora llevando la obra del artista por diversas escuelas del Valle del Conlara.


Más Noticias