Investigan si balearon a una joven en la calle por venganza

A Yohana Machuca se la habían jurado. Matías “el Ojón” Calderón, con quien la joven de 24 años y sus hermanos habían tenido cruces, le había hecho saber que en algún momento él se iba a cobrar esas diferencias. Y lo hizo, de la única manera que sabe solucionar los problemas: a los tiros. Pero la víctima inmediata no fue ni la chica ni sus hermanos, fue Amadeo Machuca, su padre. El hecho, junto con otro que aconteció el día anterior y en el que también baleó a un hombre, le valieron a “el Ojón” hace diez días la prisión preventiva. Según suponen los investigadores, el deseo de venganza de parte de Calderón y su círculo continúa vivo. Ese resarcimiento es el que pudo llevar a dos encapuchados que circulaban en una motocicleta a atacar a balazos a Yohana, cuando caminaba con una amiga por un playón de su barrio, el 960 Viviendas de Villa Mercedes. Algo que tampoco salió como esperaban. El único disparo que efectuaron alcanzó a la otra joven, Anabela Pérez, que nada tenía que ver en esa interna.

Por fortuna, el tiro que la mujer de 27 años recibió en su pierna izquierda no puso su vida en riesgo jamás. “Fue una lesión en la masa muscular, más que nada. No le tocó ningún vaso sanguíneo ni tampoco un hueso”, señaló Diego Busto, el jefe de la Comisaría 10°. De hecho a las pocas de haber ingresado al Policlínico Regional “Juan Domingo Perón”, Anabela fue dada de alta y afronta la recuperación en su domicilio.

Justamente porque la curación no conllevará más de una semana, la causa fue caratulada como “lesiones leves” y, por lo mismo, está en manos del Juzgado Contravencional y Correccional.

El único testimonio directo sobre el hecho con el que cuenta la Policía es el que la víctima relató anteayer, la tarde del día que la hirieron, cuando se acercó hasta la comisaría a asentar la denuncia. “Hemos citado a Machuca, pero hasta ahora no se ha presentado en la seccional”, dijo el policía.

El cruce con los encapuchados ocurrió los primeros minutos de las 9 de la mañana. Además de ser amigas, Anabela y Yohana son compañeras de estudio. Están inscriptas en el Plan de Inclusión Educativa (PIE). Y por eso la damnificada se había ido desde su casa, en el barrio Ramón Valdez, hasta lo de su amiga, en el monoblock 22 de las 960. Fue a buscarla para asistir a clases.

Dado que sólo un playón las separaba de la Escuela Nº 43 “Doctor Tomás Jofré”, fueron a pie. Pero el breve viaje quedó truncó a los pocos metros de haberse iniciado. “Cuando pasaban frente a la parroquia que tiene ese playón, sin mediar palabra, fueron atacadas por sujetos que circulaban en una moto”, contó Busto.

En la denuncia, Pérez dijo que no alcanzó a ver mucho. Todo fue muy rápido, cuando el vehículo estaba en movimiento. Sólo notó que los de la motocicleta eran dos y que cubrían sus rostros, no con cascos, sino con capuchas.

Tampoco distinguió un arma de fuego. Sólo “sintió un fuerte dolor en la pierna y un estallido”, acotó el subcomisario.

Aunque bala hirió a la joven cerca de la rodilla y salió, los investigadores no recogieron en las inmediaciones del disparo ningún casquillo. Por lo que no habían logrado establecer con qué arma de fuego le dispararon.

Como pudo Yohana llevó a su amiga hasta el primer lugar donde pensó que la auxiliarían al  instante, la remisería de la esquina de Tucumán y Esteban Agüero.

Apenas las vieron, los de la agencia llamaron al 101. A los pocos minutos la ambulancia del Sempro y los policías de la Comisaría 10ª estaban en la remisería.

"Además de la denuncia tenemos los testimonios de personas que han escuchado los disparos y acudieron al auxilio de la chica", comentó Busto. Aclaró que testigos oculares, hasta el momento, no hay. "Eran las nueve de la mañana, hacía frío y no había mucha circulación", explicó.

Aunque aún no tienen la certeza de quiénes podrían ser los encapuchados, adelantó que ya hay algunos nombres que resuenan como los probables autores.