En sus inmensas dependencias y pasillos hay movimiento, gente trabajando y olor a pintura. El Hogar Santa Teresita resurge bajo la conducción del padre Gustavo Méndez y se transforma en una renovada residencia de adultos mayores que volverá a recibir abuelos en su histórico edificio.
Su puerta de ingreso principal está en Balcarce 1178, pero el predio comprende toda la manzana. El emblemático edificio fue fundado un 17 de setiembre de 1922 por la Sociedad de Damas de la Misericordia, funcionó primero como Hogar de Niñas y desde hace unos 30 años se convirtió en una residencial de adultos mayores.
En los últimos tiempos casi no registraba actividad y solo alberga a cuatro ancianos que están desde la época en la que existían las residencias públicas y el convenio con el Estado provincial (antes de 2006). A fines de julio, la Sociedad de Damas de la Misericordia introdujo cambios en su estatuto, permitió el ingreso de hombres entre sus directivos y nombró al padre Gustavo Méndez como presidente de la entidad y responsable del edificio.
“Me siento muy feliz y contento, la intención es abrir el hogar, recibir a nuevos abuelos. Aquellos abuelos carenciados en el sentido amplio, no sólo en medios económicos o que están pasando un estado de vulnerabilidad o pobreza, sino también para los abuelos carenciados de afecto, cariño, y que aún teniendo medios económicos están solos porque no tienen la contención o el apoyo de la familia”, dijo el sacerdote también responsable de la parroquia Nuestra Señora del Carmen.
Ayer el Municipio inspeccionó el lugar para completar las habilitaciones pertinentes, ya habían tenido la inspección de entes provinciales, y lograr la reactivación del hogar, ahora convertido en residencia privada de mayores.
“El hogar es modelo, yo creo que es el mejor edificio en su tipo de la provincia. Tiene todo el confort y la comodidad necesarios para unas 40 camas, no fue un edificio acondicionado, sino que fue construido para ser un hogar, tiene una estructura impresionante. La idea es acoger y recibir a los abuelos, aquellos que puedan aportar por sí mismos o por sus familias bienvenidos sean porque hay que solventar los gastos del personal, medicación, comida y todo; pero aquéllos que no tengan recursos también serán recibidos, no será un requisito pagar”, explicó el padre Gustavo.
Desde hace más de un mes trabajan un grupo de voluntarios y colaboradores, entre los que se encuentran profesionales médicos, kinesióloga, trabajadora social, nutricionista y enfermeras. Ayer un grupo de pintores terminaba algunas de las dependencias del ala sur del edificio que cuenta con detalles como timbre inalámbrico en cada una de las camas, tres módulos amplios de baños de damas y caballeros, un sector de cocina y habitaciones amplias, una capilla con capacidad para unas 100 personas, sala auditorio y un amplio parque entre otras características.
“Contamos con un amplio apoyo de la comunidad y de algunos socios que abonan una cuota mínima. Estamos trabajando con todo, hay gente que ya quiere ingresar, que piden por favor que los recibamos, que quieren tener un lugar donde puedan terminar sus días con mucho amor", dijo el sacerdote.


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