Sergio Arenas, un talento hecho guitarra cuyana

“Devolveme amada mía/ el cariño que te di. / Por qué no dijiste antes/ que te ibas a arrepentir".
“El cariño que te di / no supiste valorar / que por vos perdí otro amor/ 
que se cansó de esperar”. 
“Creí en lo que me decías / pero nada era verdad / confiar en amores falsos/
qué equivocación será.  Nunca debes de jugar/ con el sentimiento ajeno/  porque un día pagarás, / vos tirana, con el tiempo”. 
Escribía Sergio Tomás Arenas cuando tenía 14 años y regresaba de una guitarreada con amigos. El tema lentamente se transformó en un ícono del folclore cuyano, no sólo por su letra sino por los acordes y arreglos musicales que siempre fue del buen paladar de los tonaderos cuyanos.
Hoy Arenas, autor de esta tonada que canta todo Cuyo, que retumba en los festivales y en los más grandes ambientes folclóricos de la gran urbe capitalina, dice: “Eran como las doce de la noche, del lugar donde estaba mi casa en Godoy Cruz, hay unas seis cuadras, volvía de una guitarreada con amigos, empecé a tararearla y salió lo que hoy es ‘Devolveme amada mía’. Es inspiración pura”, sostiene con humildad.
Sergio estuvo radicado en San Luis más de 10 años, vivía en la calle Yapeyú al 2500. “Alquilaba en la casa de la familia Ocaña, madre de grandes amigos como lo son Carlos y Roque, la señora, una gran mujer, fabulosa, y de los hijos ni hablar”, resalta. 
“De 2003 al 2011 integré el coro de la Provincia de San Luis, bajo la dirección de Miguel Reynoso. Fue una época muy linda actuando en diferentes lugares. Me quedaron hermosos recuerdos y grandes amigos”, señala el compositor.
Nació en Cuadro Benegas, un paraje a 26 kilómetros de San Rafael en la provincia de Mendoza, donde sus padres se dedicaban a la crianza de animales. “El lugar servía como itinerario del turismo rural de la zona, por eso siempre estaba repletos de turistas, amigos y familiares”, se apura en destacar.
“En ese lugar a los cinco años, me escondía atrás de una loma con una guitarra, que se la robaba a los amigos de mi padre cuando dormían la siesta o se descuidaban. A los once grabé mi primer disco doble, con 'Los Mensajeros de Cuyo', integrado por Alejandro Paladín, Contreras, Tapia y Garro”, asegura con orgullo.
Después conformó el dúo "Las Guitarras del Diamante" en honor al pueblo. "Fueron cinco o seis años muy lindos, pero en 1971, tuve que hacer el Servicio Militar Obligatorio, volví a afincarme en mi pueblo pero ya lo tenía decidido: en 1979 me fui a Buenos Aires, un poco por necesidad, otro por aventurero y también porque me buscaron para grabar un disco en el sello Magenta con el dúo ‘Cisterna-Peralta’, los sanjuaninos de Caucete”, cuenta.
El autor-compositor dice que su espíritu aventurero hizo que se quedara un par de años en Buenos Aires y que en ese interín conoció a Antonio Tormo, “el cantor de los humildes”, con quien hizo una gira por América.
“Me recomendó Domingo Tejada que hace poco falleció, necesitaba unos músicos para ensayar y si funcionaba, nos íbamos de gira y así fue, se sumó el santiagueño ‘Pichi’ Rojas, muy buen guitarrista, era un ritmo y tres guitarras”. 
Después de obtener la documentación para salir del país, iniciaron la gira en Chile, Paraguay, Uruguay, Perú, Bolivia, Venezuela, Colombia, Ecuador, México y Estados Unidos, donde actuaron en las colonias latinas. Y en una de esas presentaciones hubo más de 40 mil personas.
Arenas agrega que de Estados Unidos fueron a España donde actuaron en Madrid con gran suceso. “Antonio Tormo era un ídolo total, además de ser muy buena persona, nos cumplió en todo lo que acordamos, la gira duró siete meses, gané mucha plata y me la gasté toda, ¡cómo debe ser!”, admite.
El dueño de “Devolveme amada mía” también integró por más de 20 años “Las Voces del Plumerillo” junto a Santos Rodríguez, “El Pichón” Beltrán, Maidana y “El Giro” Pereyra. “Ingresé en el lugar de ‘Chito’ Ceballos que estaba enfermo, era la primera guitarra”, puntualiza. 
También tuvo actuaciones brillantes juntos a “El Puro” Amaya, Ramón Lavalle, y el sanluiseño Pedro "El Bisleño” Palacios, entre otros músicos de renombre en todo Cuyo. 
El público no podía entender cómo un autor y compositor de la categoría de Sergio Arenas no supiera leer ni escribir y que pudiera volcar en el papel, temas tan lindos, simples y de fácil llegada al corazón.
“Es cierto, yo no sabía ni leer ni escribir, lo mío era y es inspiración pura. Una persona puede pensar y crear algo, yo confiaba mucho en mi primo, Ramón Medina, le decía lo que tenía que escribir y él lo escribía en un cuaderno, después me llevaba la hoja. Nunca escribí nada fuera de Mendoza por temor al robo, antes era un contratiempo, ahora no, lo digo con orgullo: sé leer y escribir”, aclara.
Si bien considera que todos los temas son lindos, rescata a “Devolveme amada mía” y “Yo también tuve un jardín”, por sobre el resto de los más de 70 temas grabados y más de 600 escritos que tiene.
"Varios grupos musicales como ‘Los Cantares de la Cañadita’, ‘Los Arrieros Puntanos’, ‘Los Hermanos Benítez’, 'Rulo Yáñez', José Miranda, 'Los Hermanos Ocaña' , 'Los Rivero', Enzo 'Huesito' Flores y 'Los Albelo' que en 1975, fueron los únicos que grabaron en estereofonía, siguen interpretando mi música y mis temas", añade sobre su legado.
Sergio y su esposa Maggy Solís, de cuya unión nacieron tres hijos (Miriam, Milena y Tomás), descansan en San Luis, en la casa de otro renombrado músico, Nicolás Domingo “Pilo” Aballay, que junto a su esposa  Petrona Castro y “Cholo” Vega hacen prolongadas sobremesas e incluyen algunas excursiones a algún lugar turístico de la zona y sacan las guitarras para interpretar un par de tonadas “bien cuyanas”, como a él le gusta decir. 
“Llegamos a esta ciudad, invitado por otro un amigo, Daniel Puebla, que me hizo un homenaje en ‘El Rincón del Folclore’. Era un compromiso que teníamos, el había estado en mi cumpleaños que festejé el 24 de octubre y allí se organizó todo, y debo agradecer las atenciones recibidas, fueron muy cordiales en todo aspecto, fue una noche de puras guitarras donde pude juntarme con amigos que hacía mucho no veía”, detalla.
Para Puebla, “Sergio es un gran músico cuyano y mejor persona, merecía este sencillo homenaje. Ojalá la música cuyana reconozca su talento y premie su esfuerzo”.
Por su parte, Pilo Aballay, otro de sus grandes amigos, destaca la personalidad de Arenas y la capacidad para escribir, arreglar o "sacar" un tema. Reconoce que se conocieron hace más de 30 años en Mendoza arriba de un escenario y juntos transitaron el camino de la vida y la música en radios y televisión. "Hoy, como siempre, estamos juntos. Es mi mejor amigo y nunca me dejó ‘a pata”, lo elogia.
Sergio destaca que “La tonada cuyana tiene su origen en España ‑hace un repiqueteo con los dedos de la mano‑, posteriormente fue traída a Chile por los colonizadores, donde los hermanos trasandinos le dieron más ritmo y con los años, en nuestro país, Hilario Cuadros le dio el actual ritmo, incorporándole los cogollos y convirtiéndose en nuestra música”.
Después de escuchar un par de tonadas entre mates y mates, rememora que una vez soñó una tonada, “Al estar sin ti” y que fue algo increíble. "Soñé que escribía esa letra, al otro día, comencé a tocarla como la había soñado y así quedó”, deja expuesto su talento de compositor. 
Hoy tiene 65 años y sigue componiendo y haciendo arreglos musicales para que arriba de un escenario nuestros músicos y nuestras tonadas se escuchen mejor. 
“Estamos radicados en Las Heras, Mendoza. No se puede estar de 'balde’, sigo trabajando con la guitarra, ya estoy grande para subirme a un escenario, sólo me dedico a actuar en peñas, hacer arreglos musicales y también a escribir. Ésa es mi vida hoy después de haber recorrido parte de los largos caminos que tiene la música cuyana”, se sincera al recordar su vasta trayectoria artística.