Toros en noviembre, una apuesta de riesgo

La apuesta de la cabaña El Porvenir de vender sus excelentes toros Aberdeen Angus en San Luis siempre viene con riesgo incluido. No por la calidad de los reproductores, sino por la fecha tardía en la que el establecimiento cordobés desembarca en San Luis Feria. A mediados de noviembre los criadores suelen tener el plantel medio completo luego de una seguidilla importante de subastas que arranca allá por fines de setiembre y recorre la provincia de punta a punta, a lo que hay que agregar los que se hacen en Córdoba, La Pampa y hasta el oeste de Buenos Aires.

Pero a Eduardo Macagno le gusta el desafío de imponer su genética en San Luis y ya van siete años que confía su hacienda a Ganadera del Sur. No lo hace solo, porque suele ser un remate con invitados que también aportan lo suyo. Este año vino una cabaña vecina de su localidad, Los Algarrobos de Willys, y además trae vaquillonas de firmas cordobesas a las que él asesora en su condición de veterinario. Esta vez fueron Conasa y Unity, ya que Mikito, que también estaba pautada para exhibir sus vientres, se encontró con que las vaquillonas comenzaron a parir en la semana y entonces decidió no arriesgarlas a un viaje largo y en un día caluroso.

Aún con estos contratiempos, a los que hay que sumar un regular acompañamiento del público que esta vez no llenó la tribuna del predio de la ruta 3, el remate se mantuvo activo gracias a la experiencia de Miguel Talano con el martillo, y a la buena calidad de la hacienda, lo que provocó algunas tenidas interesantes en medio de otros momentos de tensión, porque costaba arrancar con la fijación de un precio de base.

El Porvenir se dedica a la raza Angus, otro motivo que quitó algo de marco debido a que en San Luis pisa fuerte el Hereford, aunque de a poco las preferencias se van equilibrando. Los que fueron por algún animal de esta última raza esperaron pacientemente la aparición del lote que llevó Los Algarrobos y el único toro que presentó la cabaña Macho Muerto, de los hermanos Abrate, la pata local con la que contó la jornada. Dos criadores muy esforzados, que hacen todo a pulmón en las áridas tierras del oeste, pero que van ganando en calidad gracias a una fuerte inversión y mucho trabajo.

El primer toro que salió a la pista, un Angus negro imponente de 850 kilos, hijo de Mister Angus, marcó el segundo mejor precio de todo el remate. Guillermo Pagano ofertó por él 45 mil pesos. El único que le mató el punto fue el siguiente, un colorado hijo de Brutal que llamó la atención por su circunferencia escrotal de 43 centímetros. Fue la  primera aparición de la firma El Tigre SA, que pagó 46 mil pesos y comenzó una seguidilla de compras que sostuvo las cotizaciones y llevó al rematador a agradecerle varias veces a su dueño por las ofertas continuas.

La empresa El Tigre es dueña de un campo de cría en Caldenadas, que se llama El Refugio. Es una zona semiárida, a unos 50 kilómetros de Alto Pelado, donde de todos modos hay muy buena ganadería.

Su propietario contó que era la primera vez que compraba en los remates de la cabaña El Porvenir: “Este año nos atrasamos en la reposición de reproductores, así que para nosotros no es tarde, todo lo contrario. Incluso ahora conseguimos mejores precios que hace un mes”, contó mientras seguía atentamente el desarrollo del remate.

En total, media docena de toros Aberdeen Angus fueron para el campo de Caldenadas, mayoría de dos dientes aunque también apostó por un diente de leche. Pagano volvió a decir presente para llevarse un colorado, que sin dudas es el color preferido de los productores de Angus por encima del negro, aunque no haya razones de peso que vuelquen la balanza, y Braex, una empresa mendocina, sorprendió llevándose cuatro toros seguidos, dos hijos de Brutal y dos de General que eran cuatro dientes y sobresalieron por su musculatura y peso (870 y 900 kilos), con valores que oscilaron entre $43.500 y $40.000, todo en un marco de mucha tranquilidad en las pulseadas.

Influyó que el rematador jamás quiso moverse del piso de 40 mil pesos, sin dudas por orden del propio Macagno, quien siguió la subasta pegado a la baranda que da a la pista, justo debajo de la tarima. Y no era para menos debido a la buena calidad de la hacienda. “Estos toros se defienden solos”, apuró Talano, quien recurrió a una de sus muletillas preferidas cuando los oferentes estaban remolones: “Se les van a alborotar las vacas si no les tiran toros encima”.

El último Angus se lo llevó Pagano en 40 mil pesos y luego pasaron los 5 Brangus de El Porvenir, a los que costó vender al punto que sólo dos consiguieron nuevo dueño. El Nino SA, después de un rato sin ofertas, se alzó con dos hijos de Sanador por 35 mil pesos cada uno luego de que Macagno diera su aprobación a rebajar un poco la cotización. Los otros tres se volvieron al corral a pesar de tener un aspecto tentador para quienes se dedican a criar esta raza índica en pleno crecimiento.

Luego fue el turno de Los Algarrobos con sus Polled Hereford, ocho animales de tamaño moderado y aptitud carnicera, ideales para la zona de San Luis. Tres de ellos se los llevó Julio Garro para su campo de San Francisco del Monte de Oro en valores que fueron de los 40 a los 45 mil pesos; y un cuarto quedó en manos de Eloy Guerrero, también por 45 mil pesos.

Al parecer terminó haciendo efecto la chicana de Talano a Roberto Guerrero, el hermano de Eloy, quien estuvo desde temprano en el medio de la tribuna con un colaborador del campo. El martillero lo miró un par de veces y le tiró una frase filosa, digna de una charla entre dos amigos que se tienen confianza: “¿No tenés orden del jefe…?”. En realidad, Eloy llegó un rato más tarde, cuando el toro ya había sido comprado, y se mostró muy contento con la adquisición. Sin dudas había sido arreglado previamente con su hermano.

El último toro en venderse fue el de los hermanos Abrate, que también quedó en San Luis ya que se lo llevó Eloy Guerrero en 40 mil pesos. Un Hereford puro registrado que cumplirá dos años en enero y que mostró la evolución de la cabaña en muy poco tiempo.

“Si quieren buenos precios para sus terneros, deben invertir en genética”, fue otra de las frases de Talano dirigidas a los clientes habituales de Ganadera del Sur, esos que pretenden maximizar la ganancia que podrían darle sus crías. Pero entre la situación económica apretada que vive el país, la época tardía del año y el crecimiento en el número de remates en la zona, realmente costó sacar una hacienda que lució muy bien preparada.

A la hora de las vaquillonas comenzaron a terciar otros compradores. Así, por distintos lotes de Aberdeen Angus negras para entorar en febrero y marzo, Eduardo López pagó 12 mil pesos por media docena bien seleccionadas y Matías Vilela, el dueño del campo La Argentina en la zona de Cuatro Esquinas, 11 mil por dos lotes numerosos, que sumaron 24 vientres en total. Las coloradas, siempre un poco más caras, quedaron en manos de López por $12.500 y Adriano Gabutti, un mendocino con campo en Villa General Roca, quien pagó el máximo de $13.900. Seis Limangus con servicio, de las cuales cuatro tenían garantía de preñez y dos no, debido a que aún es muy temprano, terminaron sin comprador a pesar de que de los 20 mil pesos iniciales, se bajaron a los 18 mil.