La noche inaugural del Corso 2016 fue una fiesta tan grande, que ni siquiera la amenazante tormenta pudo detenerla. A lo largo de las seis cuadras del corsódromo hubo miles de personas que se contagiaron con la algarabía que contagiaron las 24 murgas y comparsas desde la pista.
La fiesta popular comenzó pasadas las nueve de la noche y concluyó media hora después de la medianoche. Trajes brillantes, gracia corporal y risas pintadas lucieron más sobre la Avenida Origone que esta vez fue pintada de blanco desde Suipacha hasta Europa, para que nadie del público se pierda detalle.
Hoy a las 21, la alegría continúa en lo que será la segunda y última noche donde también se conocerán los ganadores de la edición 2016. La entrada general es libre y gratuita para todo el lateral sur de la avenida convertida en corsódromo y sobre la vereda norte cada silla tiene un costo de veinte pesos.
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