San Luis: vecinos de se quejan por un galpón en zona residencial

Todo se convirtió en un infierno por un galpón. Vecinos del centro de la ciudad, en Bolívar y Falucho, están enardecidos porque una construcción en blocs hizo que las paredes de al menos unas diez casas adquieran humedad. Algunas son de adobe y corren riesgo de caerse. Quienes colindan con ese terreno sostienen que no debería construirse en esa zona, ya que está catalogada como residencial. Queda a cuatrocientos metros en línea recta del kilómetro cero de la ciudad, ubicado en la Plaza Pringles.
Además de los problemas edilicios hay otro, el ruido. Los obreros trabajan a cualquier hora del día, incluso por las siestas.
“Esto es un problemón, traído por un señor sanjuanino medio Lázaro Báez”, dijo irónicamente, Pedro Mijalopulo, quien vive sobre Bolívar, al lado de la construcción problemática. Sostuvo que la Municipalidad clausuró la obra hace quince días pero al otro, ya habían quitado la faja y continuaron como si nada. 
“Anoche un inspector me preguntó si continuaba el cinto. Me prometió que el lunes (por hoy) van a volver y hacer un informe. Es un galponazo inmenso, no me explico cómo la Intendencia pudo darle un permiso de esa naturaleza ya que tienen un régimen edilicio. No se puede permitir”, se preguntó el afectado. De acuerdo a lo que pudieron averiguar los vecinos ese espacio será para albergar camiones de una bebida gaseosa muy conocida.
Como antecedente cercano las personas del barrio lograron cerrar el galpón de una cadena de supermercados local por el mismo inconveniente. “El otro día hubo un camión remolque que estuvo cuarenta y cinco minutos parado frente a la construcción. No pude sacar mi auto. ¿Te imaginás si tenemos dos galpones?”, se preguntó enojado. “Acá alguien se está comiendo la torta”, dijo.
La construcción tiene ladrillos grises en un terreno de unos mil doscientos setenta metros cuadrados. Las paredes son de tres metros de altura, casi el mismo tamaño que tienen las de los vecinos que viven al lado. No tiene techo, pero si unas vigas de dos metros. La casas de una habitante, que reside por Falucho, corre peligro de derrumbe ya que es de adobe y ya tiene humedad en uno de los muros. “Al fondo también hay un profesor de la universidad con el mismo problema, se le filtra el agua”, agregó Mijalopulo sobre los pesares.
La siesta es difícil. El ruido de los golpes de los obreros y las máquinas que cortan hierro se suman a la apacible tranquilidad hogareña que busca un par de horas para recargar pilas. “Ese lugar tiene que estar en el parque industrial, sino, todos los vecinos nos tenemos que ir a vivir al parque industrial”, manifestó furioso.
La Municipalidad está al tanto, o al menos eso señaló ya que unos diez vecinos, algunos de los afectados, firmaron una nota que fue derivada a Obras Privadas y que llegó al Juzgado de Faltas, quien decidió la suspensión de las obras. “Es todo trucho, no tienen cartel”, resaltó Mijalopulo. Lo que le molestó fue la respuesta del dueño del terreno, el empresario señalado habría contestado que “a los puntanos se los pasa por el traste”, cuando algunos de los damnificados fueron a reclamarle.
Por eso, quienes viven en la zona aguardan una resolución. Ni las advertencias de los inspectores para que en cuarenta y ocho horas sellen las paredes fueron escuchadas ni la determinación de frenado. En esa vereda existían cuatro árboles, que “fueron removidos y jamás fueron reemplazados”.
La vereda a no contar con cordones ni árboles deja una vía libre al deslizamiento de los autos o a un freno poco exitoso. “Ojalá no ocurra nada pero si pasa, vamos a lamentar la muerta de peatones”, concluyó el vecino.