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La lectura es un hábito que los sanluiseños se resisten a perder

Por redacción
| 22 de mayo de 2016
En la sala de lectura del Plan Provincial se ofrecen 1.500 libros para niños y adolescentes. | El Diario

Leer es una actividad que los sanluiseños parecen no querer abandonar, a pesar de que el ritmo que impone la vida moderna les deja cada vez menos tiempo para disfrutarla. Para contrarrestar ese fenómeno, San Luis tiene 96 bibliotecas según el censo de 2010. El Estado provincial la promueve hace diez años a través del Plan Provincial de Lectura, que tiene presencia en todas las escuelas públicas y privadas, pero además ofrece una sala de lectura con 1.500 libros en un espacio del Archivo Histórico (9 de Julio y San Martín) para niños y adolescentes. La Universidad de La Punta desarrolla desde 2007 el Programa Contextos para estimular la lectura en los niños de 4 a 10 años por donde ya pasaron 75.000 chicos de toda la provincia. Ahora ofrecen 452 rincones de lectura distribuidos en 100 localidades y todos los meses las lectoras visitan a cada una de las escuelas de San Luis y Villa Mercedes. 
Además, con el equipo de trabajo de 12 personas han desarrollado un canal de Youtube con 400 cuentos infantiles que ya sumaron 650.000 reproducciones desde Argentina, Chile, México, Colombia y Estados Unidos. También producen el programa de radio '¿Me leés?', que fue multipremiado, donde fomentan el hábito de leer a los chicos que viven en los lugares más alejados.
Pero la provincia además es productora de textos y desde fines de 2008, a través del Programa San Luis Libro, lleva editados 111 títulos que ocupan las estanterías de todas las bibliotecas locales.
Y para cerrar el círculo, las tres librerías instaladas en la capital coinciden en que la venta se ha mantenido y que en el último tiempo se han incorporado los adolescentes. Verónica, es una de las vendedoras del local de Cúspide, que se instaló hace seis meses en pleno centro de San Luis. Lo primero que destacó fue que “la gente se acercó muchísimo al negocio, tanto que ha superado las expectativas que teníamos”. Y destacó que “los jóvenes vienen mucho a buscar libros, están más tiempo revisando las estanterías porque nuestro local permite que la gente pase el tiempo que quiera buscando y hojeando los libros. Pero también nos piden asesoramiento“.
La mujer dijo que notan que los docentes les piden a los chicos que lleven libros de autores clásicos para trabajar en el aula, con lo cual fomentan la lectura y el cambio de actitud en muchos de ellos. "Me parece que están tratando de sacarlos de la tecnología y meterlos en la lectura”. Y citó títulos de Gabriel García Márquez, el escritor argentino Sergio Aguirre, los clásicos de Agatha Christie o 'El Mundo de Sofía', de Jostein Gaarder, como los elegidos por los docentes.   
María Susana Bustos hace 10 años que abrió la librería Babel y consideró que la gente en San Luis lee más, sobre todo los jóvenes. "Este fenómeno lo he visto más en el último año. Cuando nos llegan los libros que los chicos buscan, saltan a comprarlos, literalmente”. También afirmó que “no es que a los chicos no les guste leer, sino que hay que ver qué le ofrecen en sus casas. Si no les dan la opción de poder comprarse un libro, seguramente nunca tendrán una conducta de lector”.
También señaló que en el horario de la siesta su local permanece abierto, es el momento que más chicos se acercan a buscar libros y mucho más los pequeños, porque el segmento que más creció en los últimos diez años en el país ha sido el infantil y juvenil, que abarca desde los bebés hasta los 18 años. Entre los productos que más consumen los jóvenes mencionó “las sagas como Juego de Tronos, Harry Potter, Correr o morir, Los Juegos del Hambre y también las novelas que se basan en la mitología”.    
Otro dato que aportó es que los jóvenes son independientes para comprarlos: “Eso ha cambiado, recuerdo que cuando empecé a trabajar hace 30 años, el adulto elegía el libro para el chico y no había posibilidad de otra cosa, en cambio ahora los chicos deciden solos y por supuesto nosotros hacemos las recomendaciones, siempre y cuando sean aptos para sus edades”.
Javier, uno de los experimentados vendedores de Librería Anello, mostró el libro del  'Youtuber' Germán Garmendia, donde compila sus mejores consejos bajo el título, ‘Chupaelperro’, como uno de los más solicitados por los adolescentes. Pero coincidió con su colega de Babel en que “las sagas son las que más se venden. Por ejemplo los dos títulos de Florencia Bonelli, en los que mezcla la novela con los signos del Zodíaco: ‘Bajo el signo de Acuario’ y ‘Bajo el signo de Cáncer’”.
Contó que la mayoría de los chicos buscan los libros después de que han visto una película o la serie. "Muchos me cuentan que los han leído a través de internet con archivos PDF antes de que lleguen a nuestro país”. El vendedor dijo que “más allá de la actual situación económica, que es muy delicada, se sigue vendiendo igual. Además tenemos los clientes más grandes, aquellos que siempre encargan las novelas nuevas, los libros de política, de ciencia y de historia”. Y para los más chicos dijo que “se sigue consumiendo el libro literario clásico, que ya no es el libro de cuentos con ilustraciones sino literatura de autores como María Elena Walsh, Silvia Schujer o Elsa Bornemann. Ahora desde los 6 años ya vienen libros literarios con menor ilustraciones”.

 

"No sé si en San Luis se lee más o menos, creo que aún se lee. Y en las escuelas se lee", dijo Marta Domínguez, directora Plan provincial de lectura.


Más lectores
Pedro Bazán, jefe del Subprograma San Luis Libro, opinó que comparado con otras épocas se lee menos en formato de papel, pero sigue habiendo una fuerte compenetración con la lectura, no sólo en San Luis sino en Argentina. "Coincido con que éste es un país donde se lee mucho y creo que lo que ha cambiado es el formato”.
La afirmación de Bazán tiene su correlato en el informe realizado durante el primer semestre de 2013 por la Universidad Nacional de San Martín y el Centro de Investigaciones en Estadística Aplicada (Cinea) de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, donde se reveló que la tasa de lectura en la Argentina está entre las más altas de Latinoamérica (ver "Argentina, la más...".) 
“Los más grandes somos románticos del papel y concebimos la lectura en ese formato, sin embargo, y mas allá de lo atractivo que sea, hay muchas formas de leer y no solamente a través de los e-books. Hay un montón de sitios en internet donde se puede encontrar el cuento que uno busca, el poema que se quiera leer, ese relato que recordamos que alguna vez leímos en un viejo libro. Y esto suele ir acompañado de otro tipo de información acerca del autor o una versión crítica de ese texto que se quiere leer”, analizó Bazán.
Entre los objetivos que se trazó el escritor para su gestión señaló que “San Luis Libro tiene que convertirse en un vehículo, una herramienta, un puente para acercar la lectura a donde tenga que estar. Nuestra mayor función es llevar el texto donde la gente lo pueda leer. Si nos retrotraemos en el tiempo a dos o tres siglos, el ámbito de lectura siempre fue la  biblioteca, ahora pasó a ser casi un museo. Nosotros tenemos que luchar para que el texto no esté en un museo, sino en una plaza, en un ámbito de discusión, en un bar y en cualquier lugar por donde pase la gente”.

 


Lectura por placer
Marta Domínguez es desde hace seis años la directora del Plan Provincial de Lectura. Trabaja con un equipo de seis personas que incluye cuatro docentes, un periodista y una bibliotecaria en todas las escuelas de la provincia. “No sé si en San Luis se lee más o menos, creo que aún se lee. Veo que hay familias donde todavía circulan los libros, pero lo que nos falta es instalar la lectura como placer. En las escuelas se lee, pero a mí me parece que lo que nos falta es disfrutarlo, lo que los grandes escritores llaman la lectura por placer. Aunque también diría que se lee poco”, arriesgó la docente.
Una de las acciones que realizan en el plan es entregar publicaciones en las escuelas, los peajes, el transporte público y hasta en la peatonal Rivadavia. A partir del 1º de julio tienen previsto capacitar a los docentes del secundario con talleres donde dictarán toda la obra de Antonio Esteban Agüero y Polo Godoy Rojo para que los adolescentes los conozcan. Y en la primaria trabajan con jornadas de lectura en cada escuela: primero les leen un texto y después les ofrecen sobre una mesa miles de libros con cuentos cortos para que cada chico elija uno, lo lea y después diga qué le pareció. Esa misma técnica la repiten con los chicos de salas de 4 y 5 años.    
“Nuestro objetivo es que la lectura esté instaurada en todas las escuelas pero también en los adultos. Porque cuándo preguntamos por qué los chicos no leen, la respuesta es que los adultos no leen. Y cuando les preguntamos cuándo fue la última vez que leyeron un libro, muchos responden que han pasado años sin hacerlo. Si un adulto no lee, el niño no lee. Tenemos que leer en la familia y en la escuela, pero permitirnos la lectura por placer”, insistió Domínguez.

 


Una actividad lúdica
Mariela Hoc, coordinadora de Contextos, señaló que “al menos los chicos de las escuelas que nosotros visitamos, leen. Creo que es más un problema de los adultos que no acompañan a los niños a leer: si uno les lee, ellos van a elegir la lectura. Nosotros hacemos talleres con los padres porque no se hacen un tiempo para compartir la lectura. Pero cuando uno se los propone y ellos se reencuentran con los libros, se dan cuenta de que eso les gustaba”.
La coordinadora contó que hace dos años empezaron a notar cambios en los docentes porque no es fácil modificar esa mirada de leer y después preguntarle a los chicos ¿qué hizo el protagonista?, que es justamente lo que a los chicos los aleja de la lectura. Cuando elegimos leer lo hacemos por gusto de conocer una historia. Por eso las actividades posteriores a la lectura que se hacen en las escuelas son las que alejan a los chicos de los libros”. 
Insistió en que “los chicos se identifican con lo que les leen y te cuentan cosas que son parecidas a las relatadas en el cuento. Ahí tenés la certeza de que la historia llegó. Muchos especialistas en literatura infantil dicen que hay que confiar en las posibilidades de los chicos porque el mismo libro leído en dos etapas diferentes, por una misma persona, no tiene la misma mirada. Y la lectura de 30 chicos en un aula es completamente diferente: la historia de dos hermanos para un niño que no tiene ni uno es distinta respecto del que sí tiene. O de la que está esperando la llegada de uno. Es lo que suele pasar con la literatura”.

 


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