La música del alma

A ciento setenta y cinco kilómetros de San Luis capital y cerca de las Sierras de Comechingones, un músico trabaja continuamente en un espacio donde la música es la arista principal. El “Lugar de Música Willy Braun” abre sus puertas todos los días en Carpintería para recibir a chicos y adultos que quieran aprender y no sólo a tocar instrumentos.

Cuando a Willy Braun se le pregunta sobre su escuela, lo primero que hace es dejar en claro que no es eso exactamente. “En realidad es un lugar donde se hace música. Cuando lo abrí pensamos en sacar la palabra 'escuela' porque encierra un espacio donde se baja una línea y todos obedecen: acá no es así”, dijo con mucha determinación el músico.

Willy es un porteño afianzado a nuestra provincia. En 2006 arribó a la Villa de Merlo con una idea fija: dar clases de música. “Soy concertista y tocaba el violonchelo en orquestas, y cuando llegué no había lugares donde trabajar de eso”, recordó. Sin abandonar su plan, comenzó a dar clases en la Municipalidad de Los Molles y al poco tiempo armó su propia banda con músicos locales.

Al principio sus alumnos recibían clases de música clásica y tango, géneros que el artista dominaba mejor. Pero fue el rock lo que incentivó a todos. “Armé una banda de rock con nenes chicos y les gustó. Salió muy lindo, fuimos a tocar a muchos lados”, afirmó.

El músico además trabaja en dos Centros de Día con chicos discapacitados, y tres veces por semana da un taller gratuito de 14 a 17 horas para chicos con capacidades diferentes. “Al principio me costó muchísimo porque no tenía idea de qué hacer o cómo hacerlo. Pero cada chico es diferente a otro, tenga discapacidad o no”, reflexionó.

Willy interesó mucho en el tema de la discapacidad y comenzó a estudiar todo lo que estuvo a su alcance, su esposa Natalia es licenciada en Terapia Ocupacional y actualmente trabaja en el Centro de Educación Especial Mirlo, hecho que motivó a Willy a dar talleres en ese instituto. “Me gustó mucho. Siempre uno tiene un paradigma por haber sido educado en un conservatorio, con lo estético y lo perfecto...  que poco tiene que ver con el arte”, aseguró el artista.

Luego de mucho trabajo y sacrificio, el concertista pudo abrir su espacio para dar clases. En 2010 construyó su propia sala de ensayo -que actualmente es el Lugar de Música que lleva su nombre-.

Allí Willy dicta clases todos los días, y comenta con orgullo que adquirió equipos e instrumentos, entre los que cuentan cuatro guitarras eléctricas, tres criollas, dos baterías, tres bajos, dos pianos, un violín. “Además, la gente me ayuda muchísimo, el otro día un vecino me trajo dos guitarras criollas que estaban sin usar en su casa, eso es gratificante”, expresó.

Las clases de Willy no son para nada estructuradas y además son grupales. “Tocamos todos juntos. Yo enseño cómo se hace música, no enseño a tocar la guitarra o la batería. De hecho la mayoría de mis alumnos aprenden a tocar todos los instrumentos”,  afirmó y agregó que la parte más complicada se la lleva el cantante, ya que es el que tiene la exposición absoluta sobre el escenario.

El “Lugar…” recibe a gente de todas las edades y que tenga ganas de divertirse y aprender, en ese orden. Es por esto quizás que el rock es el género extendido en las horas de ensayo. “La idea es hacer un poco de gimnasia, uno haciendo rock se mueve”. El cantante formó muchas bandas dentro del "Lugar..." y las actuaciones de los alumnos son rotativas, "no siempre llevo a tocar a los mismos chicos, para que extrañen salir", dijo.

Willy Braun enseña música pero también sus lecciones están repletas de respeto y valoración a las diferencias, responsabilidad y autosuperación.

“Me siento agradecido porque me reconocen el trabajo, sé que la mayoría de la gente me  lo dice por lo que hacemos por los chicos discapacitados, pero en realidad acá también viene gente adulta, termina siendo un espacio muy lindo para todos”, concluyó el músico, satisfecho con su obra.