Si fuera por ella viviría en el agua. Valentina Arce volvió a ratificar en resultados su gran presente en la natación. Obtuvo cinco medallas doradas en el "Campeonato de la República" desarrollado en el Cenard de la ciudad de Buenos Aires. El primer lugar lo obtuvo en 50, 100 y 200 metros espalda y 200 y 400 combinados. Además pudo bajar su marca en los 200 metros espalda y clasificar al Sudamericano a disputarse en Cali, Colombia. “Los logros no me importan. Muchas veces se piensan que es lo que más me interesa. Mi objetivo es bajar las marcas. Me volví con bronca por no haber logrado mejores tiempos”, le explica Arce a El Diario tras una jornada más de entrenamientos en el "Área Club".
Así de exigente es “La Sirenita”. Tiene 14 años pero desde los 3 que disfruta de la disciplina. “La pileta es mi primera casa porque estoy más tiempo en el agua que con mi familia”, confiesa.
El hecho de competir contra nadadoras que tienen el mismo objetivo genera una adrenalina y presión extra que la hacen pensar diferente. “Todas las competencias me dan miedo. Sólo quiero mejorar tiempos”. Por pocas centésimas no clasificó al Mundial de Indianápolis. “Hubiera sido algo hermoso que ya va a llegar”, opina. Por estos días y con tantos años compitiendo no logra dimensionar su lugar dentro de la disciplina. “Nunca caí donde estoy compitiendo. Siempre nadé sin pensar. El apoyo de mi familia es vital al igual que el gobierno provincial”, agrega.
En abril se disputará el sudamericano en Cali, Colombia. “La Selección Argentina la integraremos los chicos que logramos bajar la marca en el torneo del Cenard”, explica sobre el nuevo desafío. Mejorar los tiempos seguirá siendo su obsesión, más allá de los podios que alcance.
Antes de la competencia internacional entrenará en la ciudad de Buenos Aires de cara a una competencia de elite en el 2018 aunque el sueño olímpico siempre está latente. “Tengo una concentración del 2 al 13 de febrero para entrenar de cara a los Juegos Olímpicos de La Juventud. Si entreno con ganas, tengo chances de llegar al próximo juego olímpico. La posibilidad de clasificar siempre está pero hay que trabajar mucho”, destaca.
Se entrena unas 14 horas semanales y con el trabajo especial que realizará en Buenos Aires agregará más tiempo de preparación a la rutina. “Estoy en una edad límite para saber si puedo llegar a la elite. Tengo que decidir sobre lo que quiero hacer. Debo seguir por este camino. Me presiono mucho para hacer bien las cosas. Muchas mañanas me cuesta levantarme pero me motivo y lo hago. Al final del día disfruto todo”, confiesa.
“Me quedan muchas cosas por corregir. Cuando estoy en el cubo es el único momento en el que repaso todo en la cabeza, antes no pienso nada. Le presto mucha atención a lo que me dice Gabriel Rivero (su entrenador). Me ayuda y me tira para adelante”, completa la nadadora.
Más allá de su pasión por nadar, el estudio lo está incorporando a sus objetivos. “El sacrificio es grande cuando vas a la escuela. Se entrena de madrugada y por la tarde después de la jornada escolar. Me va bien, me gusta, pero me cuesta hacer la tarea. Igualmente siempre me apoyan para que pueda cumplir con todas las actividades. Me gustaría estudiar educación física y psicología del deporte”, concluye.
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