Villa Mercedes: buscan a un automovilista que atropelló a una pareja y huyó

Victoria Gil y Guillermo Martínez caminaban uno al lado del otro, probablemente tomados de las manos, y a mitad de la calle. Habían tomado distancia del grupo con el que habían ido al boliche “Barrio Bajo”, quizás para hablar en privado o pasar juntos ese diminuto instante con el que contaban antes de regresar a sus casas. Pero, de atrás, sin que ninguno de los dos pudiera advertirlo a tiempo, un automovilista apareció. Los sacó de su mundo, y por muy poco no les quitó la vida también. Los embistió con su coche y escapó, logró esfumarse por las calles del barrio 50 Viviendas de Villa Mercedes.

Hasta el cierre de esta edición, la chica de 17 años y su novio, un año mayor, continuaban internados en la terapia intensiva del policlínico regional. Ambos se golpearon las cabezas. Respiraban con la ayuda de un aparato. “Estamos a la espera de la evolución, que hasta el momento es favorable para los dos”, comentó Carlos De Carlini, el director del hospital.

Pero eso no es suficiente aliciente para la familia de Guillermo. Ayer, cerca de las 14, cuando El Diario habló con ellos en el pasillo de terapia intensiva, ninguno parecía esperanzado. Paola, la madre del chico, no paraba de llorar y le pidió a Natalia, una tía del joven, que hablara por ella.

La mujer rescató que los médicos han sido muy sinceros y no han buscado alimentarle expectativas en vano. “Nos dijeron que Guille está grave, que por algo así se puede morir, y que éstas son horas decisivas para ver cómo sigue”, recordó. Comentó que los especialistas le practicarán un cateterismo para retirarle la sangre que se le ha acumulado en la cabeza y que, si eso no funciona, tendrán que operarlo.

“Tiene un golpe detrás de la oreja, otro en la frente y una última lastimadura, en la mano, a ésa se la van a suturar”, agregó, mientras esperaba que el reloj marcara las 15 para que el personal del hospital les permitiera a dos de ellos entrar y ver, durante una hora, al chico. 

En tanto, los policías de la Comisaría 8° trataban de ubicar al conductor que huyó. Contaban con los comentarios de un hermano de la adolescente, algunos amigos de las víctimas y otras personas que también salían del boliche cuando ocurrió el accidente y ayudaron a la pareja. “Según los datos aportados por esos testigos, el automovilista se conducía en un Renault 12, blanco”, especificó el oficial principal, Alejandro Maluff.

Natalia dijo que, de acuerdo a esos testigos, al coche le faltaba un vidrio de la ventanilla y que esa parte de la puerta estaba cubierta con un nylon. “Una chica también nos contó que alcanzó a ver dos números de la patente y dos letras, dos XX. Pero no sabemos si es así o no, porque otros que estaban ahí dicen que en el auto iban dos y otros aseguran que eran más”, abundó no muy convencida de esa información. 

Otro tío del joven deslizó una posibilidad que el resto de la familia, al parecer, desconoce. Dio a entender que lo que pasó ayer, a la salida de “Barrio Bajo”, no fue un accidente, fue adrede. Según ese pariente, el automovilista prófugo ha amenazado por teléfono a Guillermo más de una vez. El motivo de la discordia sería -aseguró ese tío- Victoria. La Policía, de todas formas, no tiene en cuenta esa versión, pues hasta ayer ningún testigo o familiar se había acercado a la comisaría a facilitar tal dato.

Chocó, miró y siguió

Victoria y Guillermo son novios desde hace ocho meses. “Este año ella va a hacer el último año de la secundaria, en la escuela ‘Alas Argentinas’, y él quería estudiar para ser maestro mayor de obra”, comentó Natalia. Dijo que el muchacho tenía pensado ir a la universidad el miércoles, para averiguar fechas de inscripciones y demás.

Pero todo eso quedó a un costado, ayer, cerca de las 6:30. “Guille y Victoria salían de 'Barrio Bajo' con el hermano de ella, su novia y otra chica”, relató la tía. Caminaban por Betbeder, entre Perú y Sallorenzo, hacia el oeste. Se dirigían al Fiat 147, blanco, que el hermano de la adolescente había estacionado sobre el costado izquierdo de la calle, casi a media cuadra de la confitería. 

Faltaban apenas unos metros para llegar al 147, cuando una de las amigas, que iba tres metros detrás de la pareja, sintió que algo veloz, pero casi imperceptible, pasó a su derecha. Un segundo después escuchó un golpe y, de inmediato, una lluvia de vidrios le salpicó la cara. Ella se tapó y, cuando se quitó las manos del rostro, vio a los novios, tendidos a un costado de la arteria, delante del Fiat. “El Renault 12 los había llevado por delante”, resumió Natalia. Los cristales que habían salido disparados eran los del parabrisas del vehículo.

Los testigos relataron que el del coche frenó, giró la cabeza hacia donde estaban las víctimas y continuó viaje por Betbeder. “Un auto que venía detrás comenzó a seguirlo. Lo siguió hasta Fuerte Constitucional, pero después lo perdió de vista”, agregó la mujer.

Guillermo miró a su novia, la tomó de la mano, alcanzó a decirle “Victoria…” y se desvaneció. Ella lo miró y, con las últimas fuerzas que conservaba, le gritó “¡Guille, Guille!”. “Lo llamó hasta que comenzó a ahogarse”, relató.

Una joven que, también había salido del boliche, se le acercó y trató de reanimarla, hasta que los paramédicos llegaran. “Los chicos corrieron hasta 'Barrio Bajo' para ver si la ambulancia que tenían ahí los podía auxiliar, pero les dijeron que como el accidente no había pasado dentro de la confitería no podían hacer nada”, se quejó. Dijo que, después, llamaron a la ambulancia del Sempro dos veces y que la unidad sanitaria tardó 45 minutos en arribar y otros 20 minutos en subir a las víctimas a los vehículos.