Un puntano cruzó a pie los Andes y recreó la hazaña de San Martín

Franco Lucero pasó de las certezas de los números y las finanzas que administra profesionalmente como contador, al asombro y a la aceptación de la insignificancia de los humanos frente a la inmensidad de la naturaleza. "Éramos como una hoja en el viento", dijo el joven puntano de 26 años que cruzó los Andes a pie y recreó así la hazaña que protagonizó hace dos siglos el Ejército Libertador, dirigido por José de San Martín.

Escalador desde hace dos años "por aventura y recreación", Franco buscó un recorrido más desafiante que el Cerro de la Cruz o El Morro y, literalmente sin escalas, eligió como destino el cordón montañoso que delimita la frontera entre Argentina y Chile, adonde finalmente llegó luego de una exigente caminata de cinco días (salió de Mendoza el sábado 4 de marzo y arribó a Chile el jueves 9), sólo con lo indispensable como equipaje de supervivencia.

"Tenía el contacto con una empresa que organiza la travesía porque lo quise hacer antes pero no pude por temas laborales y después me ofrecieron ir en una edición especial en conmemoración del bicentenario del cruce del Ejército de los Andes. Fuimos por el Paso del Portillo en Tunuyan (Mendoza), que es por donde volvió San Martín y también el paso que hizo la fracción del capitán Lemos", dijo Franco, quien reconoció que previamente a encaminarse hacia la gran muralla que representa los Andes, pensó que sería más sencillo de lo que resultó por el intenso frío, vientos y nevadas que tuvo que soportar junto al equipo de veinte personas que lo acompañaron, dirigido por tres guías y dos baqueanos de la zona.

Lejos tomar la travesía como una prueba de destreza física, el escalador puntano destacó el valor histórico que le aportó transitar el mismo camino que recorrieron hace 200 años los protagonistas de la gesta independentista de América Latina.

"Ni los baqueanos que nos acompañaron entienden cómo hicieron los soldados, porque a 4.500 metros de altura las mulas que van cargadas con 60 kilos, que son unas dos mochilas o una garrafa, es mucho peso y directamente el animal comienza a quejarse. No se comprende cómo en esa época pasaron con cañones, bayonetas, palas, es imposible transportar ese equipamiento a tanta altura y por caminos estrechos que llegan a tener el ancho de los hombros. De chico siempre participé en jornadas sanmartinianas, pero nunca me imaginé la grandeza que significó la gesta, me traje una imagen gigante de San Martín como uno de los hombres más importante del mundo", aseguró.

Además del rescate de la memoria, Franco también dijo que "estar en el medio de la nada", lejos de la seguridad y comodidad que proveen las ciudades, le despertó una conciencia por la naturaleza que la rutina de la vida urbana apaga.

"Estar allá arriba me sirvió para entender mejor dónde vivimos y cómo todo está ordenado para que funcione naturalmente de una manera. La Cordillera vale mucho por el agua que tiene en cantidades interminables de ríos, que cuando deshielan son un bramido que baja sin parar, hay que valorarla porque es una reserva gigante", sostuvo Franco, quien adelantó que ya planea otra escalada, esta vez a las Torres del Paine ubicadas en el sur de Chile y con alturas superiores a los 4 mil metros.