Youtubers, booktubers y series: sus referentes

“Creciste y ya sos todo un adulto. Yo te voy a enseñar cómo encontrar trabajo. El desafío es pasar las entrevistas laborales, para que no se te apague el cerebro y hagas tonterías como escupir y transpirar”, asegura desde su canal, el youtuber “Hola soy Germán”. El video, que cualquiera que ya tiene 30 ni siquiera miraría, tuvo 21 millones de visitas. Y es que la nueva generación tiene menos prejuicios a la hora de escuchar consejos. Y menos si vienen de uno de los youtuber más seguidos del mundo, que con sus filmaciones se hizo millonario y hasta sacó un libro que vendió  20 mil ejemplares en sólo cinco días.

Germán  Garmendia es sólo un ejemplo de los muchos referentes que siguen los chicos en la red. En la misma línea que él, hay un batallón de jóvenes que decidieron salir al mundo virtual, para contar el modo en el que viven y sienten su vida, y eso es porque no se sentían identificados con nadie. Ellos no creen que Mario Pergolini es rebelde y que Mirta Legrand es una conductora con trayectoria. Muchos, como Lucas Argüello de 12 años, nunca oyeron el nombre del primero y no entienden como la segunda sigue al aire. Y eso es porque no ven la tele. Su atención está puesta en el celular, la tablet o la computadora. De allí sacan todo lo que necesitan. “La red que más uso es YouTube. Ahí sigo a mis youtubers preferidos como El Rubius, pero también veo tutoriales para hacer la tarea y jugar Minecraft. Como quiero ser piloto de avión, la red me sirve para mirar vuelos y conocer la profesión”, explicó Lucas, que nació en el 2005.

En la otra esquina están los booktubers.  Los que dicen  que los jóvenes de ahora ya no leen, están muy equivocados y así lo demuestran ellos, que a través de sus blogs y páginas web recomiendan libros a sus seguidores. Al igual que los youtubers hicieron de su gusto una profesión, en la que son contratados por las editoriales para recomendar sus textos. Es más, en la feria del libro de este año,  cientos de jóvenes asistieron al tercer encuentro de booktubers para conocer lo más actual del mundo literario. En paralelo, “Los Libros de Charlie, Palacio Cultural” realizó: “Generación Z” Yo decido lo que leo, una charla a cargo de la blogger literaria puntana Mariana Sosa.

“Siempre me gustaron los libros. En cada uno encontraba un amigo nuevo, todo eso llevó a que cuando pasara el tiempo quisiera algo más. Que no quedara simplemente en mi propia experiencia. Entonces decidí crear mi blog y compartir mi lectura, mis ideas y tener una devolución de los que me siguen”, comentó Sosa creadora de weareinwinterland.com.

Las series son el otro pilar de identificación. Los personajes de ahora derrocaron a los estereotipos y presentan mujeres y hombres que rompen esquemas. ¿Cuándo una serie de los 90 iba a mostrar a una persona trans como lo hace “Sens 8” o su contemporánea “Orange is the new black”? ¿Cuándo una serie iba a plantear el bullying como “Por 13 razones”?.  Lo cierto es que las sitcom llegaron en un momento, donde el público no pone en tela de juicio historias de vida que asemejan a la suya.

Snapchat, Instagram o como influenciar en la red

Fundadas en el 2010 y en el 2011, Instagram y Snapchat se convirtieron rápidamente en las redes sociales más elegidas por los jóvenes, más precisamente por los adolescentes. Las dos redes apuntan a que sus usuarios compartan su vida a través de imágenes y videos breves, con filtros animados de por medio. Nada de grandes testimonios, sólo fotos, que en la mayoría de los casos, como dice el viejo refrán, valen más que mil palabras. Lejos de ser dos redes superficiales, su impacto y alcance puede llegar a definir cambios mundiales y sociales. Desde elecciones presidenciales, a anuncios de alianzas magistrales. Detrás de las dos redes, hay toda una maquinaria que vio en ellas, la oportunidad de influir en las nuevas generaciones.

¿Cuántas veces miro Instagram en el día?, cada vez que agarro el celu, contó entre risas Antonella Maldonado de 15 años, sobre su red social preferida. La chica, que asiste a la Escuela Pública Digital “Albert  Einstein”,  tiene alrededor de 250 seguidores, la mayoría pertenece a su círculo de amigos y familiares. A su vez ella los sigue  y también a cuentas de cantantes, actrices y especialmente fan pages de instagrameros que hacen reseñas de libros y series.

Como Antonella, hay miles de usuarios que hacen lo mismo. Según el vocero de Instagram, a finales del año pasado la red ya tenia 600 millones de seguidores. Los famosos como Justin Bieber y Selena Gómez, son los que lideran el ranking con más "mirones", pero en la galaxia instagramera también  hay cocineros, adictos al fitness, deportistas, estudiantes y hasta personajes como Marnie the dog, un perro con parálisis facial que tiene dos millones de followers. Su dueña le creó la cuenta para promover la adopción de canes con discapacidades. Sus fotos son compartidas por personas de distintos continentes, que en sus comentarios dicen brevemente cómo los afectó su historia.

Y si hablamos de afectar, Snapchat no se queda atrás. Creada en 2010 (los creadores de Instagram reconocen que la usaron de modelo), la app tiene herramientas para contar historias a través de filtros, emojis y texto. No existen los “retuits", y "likes": la app sólo muestra cuánta gente vio una historia. Los clásicos son fotos y videos con sus protagonistas con orejas de conejo, antifaces o con su cara en el logo de la marca: un fantasma. ¿Ridículo?, no. Al contrario, tan serio que es la red más usada por los presidentes para llegar a los jóvenes. El año pasado Mauricio Macri anunció que la estrenaría, y más de una vez comentó que es su app favorita. El primer mandatario del país contrató a un estudiante de cine que lo acompaña a todos sus viajes para transmitir en tiempo real. También la utilizó el año pasado para subir una foto con el conductor televisivo Marcelo Tinelli, y así acallar los rumores de peleas.

Un poco más lejos, pero más actual, está el rol de Snapchat en las elecciones de Francia. Dos de  los candidatos la usaron, porque, según las encuestas de ese país, la abstención al voto podría alcanzar el 34 por ciento de los jóvenes menores de 25 años. Ese resultado pareció asustarlos lo suficiente y logró que desembarcaran en la red con  máscaras de castor.