Como el cielo y el mar

Otra artista sumó su talento para colorear los puentes sanluiseños como parte del Plan “Pinta Bien, Pinta San Luis”. La obra que comenzó ayer es la iniciativa artística más grande que se proyectó hasta ahora con el ciclo y tiene como protagonista a la diseñadora gráfica y artista visual Azul de Corso.

Frente a su mural a medio hacer, Azul dijo que “éste es un viaje diferente”. Se refería a una visita que hizo a la provincia con fines turísticos. Ahora la situación es laboral.

Acompañada de Mario Lange -con quien ya había trabajado- Azul  dijo que el proyecto “estaba siempre en el medio" hasta que llegó el día y se decidió a encararlo.

La obra que realiza en el puente Juan Gilberto Funes, sobre la ruta de Los Puquios, tiene una impronta natural. “Me gusta el mar, la naturaleza y lo orgánico. Soy muy de observar la naturaleza y pintar en éste día y en éste paisaje es impagable”, dijo mientras acomodaba la visera de su gorra ancha y dejaba que la cegara el sol. Aunque había una ventisca fresca, no minaron sus ganas creativas.

Azul ve a su estilo bastante transgresor: “Soy de una generación en la que el diseño y el arte estaba muy chato, arranqué y empecé a meter un estilo porque no tenía referentes en el país”, dijo de Corso, que también lleva el arte en la piel, con tres tatuajes (dos tribales a la vista y uno escondido) y con sus manos coloreadas -pero de uñas despintadas-. No obstante, la chica cuida su imagen con un delantal que tiene huellas de viejas pintadas que protegen a un pantalón pulcro.

“Que una artista de la talla de Azul venga a dejar su impronta es genial para que todos los puntanos disfruten de su arte y su color”, comentó Lange, quien sostuvo que San Luis es “una provincia distinta al resto delpaís con un plan cultural que en otro lado no sucede”.

Alegre habitualmente, Azul estaba especialmente feliz con el hecho de pintar en San Luis. Se le notaba y no sólo compartía risas sino mates con unas yerberas customizadas, en una ronda con el equipo. Esos y otros productos son de su creación gráfica.

“Todo tiene que ver con todo, soy muy apasionada y no tengo límites, estoy acostumbrada a ser versátil”, comentó la diseñadora sobre sus preferencias al momento de crear. Los resultados se ven en distintas plataformas y en varios formatos, desde mouse de PC, latas, tapas para agendas y almanaques, fundas para celulares y las yerberas de Pápápá, su propia marca, creada junto a una  socia. “Vengo del mundo del diseño”, aclaró sobre sus comienzos “pero me encanta hacer arte”, y recordó que obtuvo una mención en el 105º Salón Nacional de Artes Visuales.

También sus colores se vieron reflejados en las cubiertas de los libros “El último teorema de Fermat”, de Simon Singh (con prólogo de Adrian Paenza) y una recopilación de Alfonsina Storni “De espuma y de mar”. De Corso apunta a lo moderno pero a la vez está bien actualizada, ya que fue la creadora de la logística de la fiesta electrónica Creamfields y de varios cambios de imagen en las señales juveniles de MTV y Nickelodeon.

El trabajo más grande de Azul fue la publicidad en un gran cartel con un pulpo que está en el ingreso al Acuario de Vancouver, donde además se realizaron más de 300 impresiones de sus ilustraciones en colectivos, sobre un puente, y propagandas. “Pero nada de eso se compara con dejar la impronta con el pincel, es otra historia: acá ponés el cuerpo y el alma”, sintetizó, apoyada en la escalera con un pie en el peldaño.

“Estoy acostumbrada a los grandes desafíos y éste es uno de ellos”, concluyó, abarcando con su brazo el largo del puente. “Venir a San Luis, que te abra las puertas y me den un lugar tan grande para pintar, eso no me ocurría antes, es una novedad absoluta y un placer para un artista”.