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Por las rutas del maíz, un cultivo clave en San Luis

Es la segunda especie más sembrada en la provincia y la primera en rendimiento. Desde hace algunos años, también ocupa el primer lugar en el ranking de exportaciones puntanas.

Por Juan Luna
| 29 de julio de 2018
Fotos: Gentileza.

Ya sea hacia los corrales, las fábricas o los barcos, en cada campaña agrícola millones de semillas de maíz caen sobre los suelos puntanos y empiezan un largo proceso que muchas veces las lleva a recorrer kilómetros y las convierte en el "combustible" que pone en marcha otros proyectos productivos.

 

Es el segundo cultivo más expandido en superficie en toda la provincia, sólo por detrás de la soja, y desde algunos años es el producto más exportado desde San Luis hacia el mundo. Un estudio del INTA, recientemente publicado en una compilación de investigaciones, intentó reconstruir la ruta del cereal y describir los eslabones que atraviesa en la cadena de valor que lo convierte en una de las producciones claves para la economía puntana.

 

“Es una de las especies cultivadas más antiguas, originaria de México y domesticada por los pueblos originarios hace unos 10.000 años. Se introdujo en Europa después del descubrimiento de América. Es el cereal de mayor producción y  área sembrada en el mundo, superando al trigo y al arroz, siendo además el más consumido. Es materia prima de numerosos productos y la tecnología para su producción es objeto de numerosas investigaciones”, arranca el informe escrito por el ingeniero agrónomo Jorge Díaz, de la Estación Experimental de Villa Mercedes.

 

De la misma manera, la importancia del maíz en Argentina es enorme. Representa el 24% de la producción nacional de granos, y el país se ubica quinto en la lista de los primeros países productores del mundo, detrás de Estados Unidos, China, Brasil y la Unión Europea, con una producción que en el 2017 se estimó en 42 millones de toneladas métricas.

 

En la agricultura provincial, sólo la soja lograr superar al maíz. Pero mientras en el país la proporción es de cuatro hectáreas de la oleaginosa por una de maíz, en la provincia la diferencia entre la expansión de un cultivo y otro se achica “y es mucho más equilibrada”, aseguró el investigador, en diálogo con la revista El Campo.

 

Esa mejor proporción, por un lado, permite una mayor sustentabilidad de la agricultura porque la rotación es muy conveniente para proteger la calidad de y los nutrientes de los suelos”, valoró.

 

Y, por otro lado, es una expresión de la importancia que el cereal tiene para los circuitos productivos y comerciales de San Luis, tanto para el consumo interno como para la exportación.

 

Díaz analizó los datos de la campaña 2015/16, cuando la superficie sembrada de cultivos anuales, incluyendo las especies forrajeras, se estimó en 848.686 hectáreas. Esa temporada fue liderada por la soja con casi 396.926 y le siguió el maíz con 300.300.

 

El sorgo, el maní, el trigo, el girasol, el algodón, el centeno, la avena y la colza completan ese ranking, pero están muy por debajo de los dos cultivos principales y la mayoría no alcanza las 50.000 hectáreas sembradas.

 

Pero otra de las particularidades del maíz es que se desparrama por varias zonas productivas, que van desde el norte hasta el sur del territorio provincial. En la temporada analizada por el investigador, el Departamento Pedernera tuvo el 53,7% de la superficie sembrada. En Pringles estuvo el 19,1% y en Dupuy, el 14,4%. Aunque hay otras regiones en plena expansión, como el Valle del Conlara, El Amparo y La Cumbre.

 

“La que ha crecido mucho es la producción en el Departamento Ayacucho, que quizá tenga el primer lugar en rendimiento porque el cultivo se hace bajo riego en el corredor Quines-Candelaria”, sostuvo.

 

Hay un aspecto en el que el maíz logra superar a la soja: en producción. Según el Sistema Integrado de Información Agropecuaria (SIIA) del Ministerio de Agroindustria, en la campaña 2015/16, la producción del cereal fue de 1.812.937 toneladas, y relegó a la oleaginosa a un segundo puesto con  un poco más de 1.200.000.

 

“La tendencia del rendimiento por hectárea entre las campañas 1997/98 a la 2015/16 fue creciente a una tasa de 0,1629 tonelada por hectárea y por año. El avance genético permitió aumentar los rendimientos de San Luis de 2,1 a 6,6 t/ha de promedio en diez años”, explicó el agrónomo, que también tiene una maestría en Economía y Negocios.

 

 

Un cultivo, tres caminos

 

La siembra de maíz tiene en San Luis tres usos o destinos principales. En primer lugar, aparece como un insumo fundamental para la producción animal. En 2016, el 33,2% de la cosecha, unas 600.906 toneladas, sirvieron de alimento para planteos ganaderos, especialmente porcinos y bovinos, pero también para establecimientos lecheros. San Luis tiene un total de 179.415 cabezas de cerdos, con 39.817 capones y 30.801 madres, según datos de 2015 de Senasa. Mientras que el número de vacunos de carne alcanza las 1.581.443 cabezas, que representan el 3% del rodeo nacional, con 738.932 vacas y 89.974 novillos que son terminados con distintos sistemas intensivos. También hay unos 29 tambos con un aproximado de 4.000 vacas en ordeñe.

 

En todos esos sistemas productivos, el maíz es uno de los principales ingredientes para formular las dietas y se convierte en una forma de agregado de valor de los granos: el maíz se convierte en más carne.

 

En el caso de la ganadería bovina, por ejemplo, representa más de la mitad de las mezclas que elaboran todos los establecimientos de engorde a corral, aunque muchos productores también lo utilizan como suplementación en otras etapas, como la cría y la recría.

 

“Nosotros siempre analizamos la relación del valor del maíz con respecto al novillo. Y si bien hoy está en una posición más baja que en los últimos años, considerando la distancia a los puertos y el flete, nos permite seguir usando el maíz como un elemento de valor agregado a la producción bovina”, aseguró Díaz.

 

Por otro lado, otro gran porcentaje de la cosecha de maíz sirve como materia prima para la pujante agroindustria que hay en la provincia, en especial en la zona fabril de Villa Mercedes.

 

Las fábricas procesan unas 576.000 toneladas de maíz por año, lo que representaría el 31,7% de la producción provincial. Sin embargo, esa cantidad no sólo proviene de los campos de San Luis, sino también de otras provincias, por la necesidad de un suministro constante durante todo el año.

 

“Hay que seguir trabajando para que las agroindustrias tengan toda su provisión dentro de la provincia. Las fábricas necesitan maíz todos los días, y no siempre es sencillo conseguirlo totalmente en San Luis”, opinó el investigador.

 

De todas formas, el sector industrial absorbió unas 246.816 toneladas de la producción sanluiseña, lo que representa el 18,2% del total cosechado.

 

Hay dos empresas clave que compran los granos a los agricultores locales: Diaser y Glucovil, ambas instaladas en Villa Mercedes.

 

Glucovil es propiedad de los grupos empresarios Cargill y Ledesma, y está instalada en la provincia desde 1983. Se especializa en la molienda húmeda del maíz a través de la separación de los componentes químicos del grano: almidón, proteína, aceite y fibra. Luego de ese proceso, elabora diferentes productos que se usan en la nutrición animal y como insumos para otros alimentos aptos para el consumo humano, como el jarabe de fructosa que usan las gaseosas, jugos y licores.

 

La planta consume de 1.000 a 1.100 toneladas de maíz por día, del cual la provincia le provee cerca del 70%.

 

Diaser, por su parte, es una firma enraizada en San Luis que nació de la mano de la agricultura y la ganadería. La empresa tiene un campo en La Cumbre, una planta destinada a la producción de biodiésel y barras de cereal en la ciudad de San Luis y una fábrica de bioetanol en Villa Mercedes.

 

En ese último espacio, la compañía consume cerca de 700 toneladas diarias de maíz, para elaborar el combustible biológico y burlanda, un subproducto utilizado en la nutrición animal. La capacidad anual de procesamiento es de 250.000 toneladas del cereal.

 

"La nueva industria de bioetanol que se instaló en Buena Esperanza también va a ser un gran beneficio para los agricultores. De esa forma se va ampliando el proceso de utilización del maíz, lo que permite una gran generación de fuentes de trabajo", valoró.

 

De modo que a través de la industria, los granos son transformados y emprenden nuevos caminos: en forma de combustible sirven de sustento biológico a las naftas de YPF; como jarabe son luego convertidos en alimentos humanos; y como gluten o burlanda, vuelven a los campos para suplementar la producción animal y sumar kilos a la hacienda que luego será carne.

 

El tercer gran destino del maíz en San Luis es la exportación. En la campaña agrícola 2015/16, 882.307 toneladas producidas en la provincia fueron vendidas al extranjero, es decir el 48,7% del total cosechado.

 

Según el último informe de la Dirección Provincial de Estadísticas y Censos, el maíz generó 46.737.768 de dólares FOB (es el precio libre a bordo) en los tres primeros meses de 2018, que representan el 36,88% de todas las exportaciones provinciales y ubica al cereal en la cima de los productos más vendidos al mundo desde San Luis.

 

Detrás lo sigue la carne bovina, producción que también usa al maíz como materia prima. Los cortes congelados, troceados y deshuesados dejaron 25.590,778 dólares FOB, el 20,19% del total.

 

Las exportaciones de maíz vienen en una clara escalada desde hace varios años. En 2012 representaban el 16,87% del total de envíos (110.770.605 dólares), en 2015 habían subido hasta el 27,1%, (140.286.815 dólares), el año pasado significó el 31,97% (177.092.259), y en el primer trimestre de año, ya proyectan aumentar su influencia hasta casi el 40%.

 

De esa forma, las cosechas han logrado destronar a los pañales descartables, un producto que supo liderar los rankings de ventas puntanas.

 

Como todo "commodity", los precios del maíz están regulados por el mercado internacional. "La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación) y el USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) son dos grandes organismos que realizan las estimaciones de producción mundial. Eso inmediatamente se traslada a las bolsas, como la de Chicago, que en base al tránsito del stock más la producción que se espera en los distintos lugares del mundo, establece un precio. Eso se traslada a las bolsas de Argentina. Las dos más importantes son la de Buenos Aires y la de Rosario", describió el ingeniero agrónomo.

 

Díaz, junto a otros especialistas del INTA, elaboran de forma trimestral un boletín económico donde analizan los márgenes brutos de los productos más importantes del agro. Sostuvo que en la actualidad, "el maíz tiene un margen muy acertado y está muy por encima de los números que genera la ganadería".

 

La radiografía que hizo del proceso comercial del maíz evidencia el impacto que el cultivo tiene en la economía provincial, pero también el avance que la agricultura ha reflejado en los suelos puntanos. En gran medida, es el resultado de las inversiones de los productores y de las mejoras tecnológicas que se han introducido en busca de la eficiencia.

 

Al mismo tiempo, el gran incremento en los promedios de lluvia en la provincia también potenció los rendimientos y beneficios de una actividad que "genera un gran movimiento económico y posibilita muchas fuentes de trabajo", como valoró el investigador Díaz. En la próxima campaña, millones de semillas volverán a emprender su camino.

 

 

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