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Prohibido pagar el mínimo: los intereses subieron hasta 120%

Por la crisis, los usuarios de tarjetas eligen esa opción, que sale cara a largo plazo. Una trampa peligrosa.

Por redacción
| 30 de septiembre de 2018
Usar responsablemente. No controlar los gastos del resumen puede traer dolores de cabeza. Foto: NA.

La crisis aprieta y obliga a recortar pagos, o a ingeniárselas para que el "rojo" en algunas cuentas y servicios no sea demasiado abultado para no complicar las finanzas personales. Pero, a veces, la crisis es mala consejera: en estos momentos, cada vez más gente se inclina por abonar el pago mínimo de los resúmenes de sus tarjetas de crédito. Y esta decisión puede ser una trampa mortal, porque los intereses sobre el monto no pagado para el mes siguiente pueden llegar hasta un 120%. O sea, la deuda puede más que duplicarse.

 

Esto sucede porque el último día de agosto el Banco Central de la República Argentina decidió  aumentar la tasa de referencia al 60%, con el objetivo de captar pesos a través de depósitos y herramientas financieras como las Lebacs. Pero esa suba presiona sobre el Costo Financiero Total (CFT), que pesa sobre las compras con tarjetas de crédito en cuotas.

 

"El pago de interés es una opción inevitable, y el Costo Financiero Total se ha tornado inviable", asegura Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market.

 

El pago mínimo implica cerca del 5% de la deuda contraída en compras, a lo que se suman los gastos no financiables: costos administrativos, intereses, seguros, cargos por mora, comisiones, impuestos, adelantos en efectivo y las cuotas de compras.

 

Así, el mínimo a pagar está formado en mayor parte por intereses, comisiones e impuestos, y no por pagos que reducen el capital inicial que se ha financiado.

 

Andrés Stangalini, responsable de Estudio Stangalini, advierte: "El pago mínimo de una tarjeta de crédito es mucho más costoso que un préstamo personal".

 

De todas maneras, Mariano Otálora, director de la Escuela Argentina de Finanzas Personales, señala que no hay una relación directa entre la tasa de referencia y la que paga al consumidor por financiar sus compras. "Cada banco puede establecer un nivel distinto".

 

Entonces, ante este panorama delicado, ¿qué hacer y qué evitar cuando se utiliza el plástico?

 

En primer lugar, pagar solamente el mínimo parece la peor idea, porque los intereses aumentan violentamente de un mes a otro. Hay que evitar una refinanciación de la deuda con la tarjeta. Los costos de los bancos suelen ser muy altos y el consumidor puede perder mucho dinero con lo que está financiando. Incluso puede terminar pagando mucho más, a veces más del doble, de lo que le costó el producto "en oferta".

 

Si hay una deuda con tasa fija, es conveniente mantener esa deuda con los pagos regulares. En cambio, sobre el endeudamiento con tasa variable, la sugerencia es cancelar lo adeudado en la medida de lo posible. Esto rige especialmente para las tarjetas de crédito.

 

Al usar la tarjeta, en lo posible comprar en 2 o 3 cuotas. Pero, si no hay otra opción que elegir un plan más largo, hay que "mirar con cariño" las 12 cuotas: suelen tener menos interés que los planes en 6 pagos.

 

Aunque parezca una obviedad, hay que revisar con paciencia la letra chica de los contratos y los resúmenes de las tarjetas, en especial los costos de financiación de los pagos mínimos.

 

También deben chequearse los resúmenes de los bancos: teniendo en cuenta que la tasa de inflación es del 3% mensual, aproximadamente, el interés de financiación debería ser cercano a esa cifra.

 

Los cargos "fantasma"

 

El uso de la tarjeta trae varios gastos "escondidos" en la planilla o resumen que llega mes a mes. Además del interés que genera no pagar a término o no cumplir con el total de lo adeudado, hay otros que encarecen el resumen.

 

Algunos costos fijos no dependen de una tasa. Los bancos cobran la reimpresión del plástico por pérdida o robo, y también la renovación anual del uso de la tarjeta. La reposición por vencimiento del plástico no se cobra; por lo general se hace cada tres años.

 

Voceros del sector aclaran que lo que se cobra anualmente es "la renovación de la relación": si no se llega al consumo mínimo por mes requerido para bonificar, el cargo se cobra. Aunque algunas entidades emisoras suelen bonificarlo.

 

Las empresas cobran extras de procesamiento mensual en los casos de monoproducto (si el titular solo tiene la tarjeta entre los servicios del banco), comisiones por programas de beneficios, por adelantos de efectivo en cajeros locales y en el exterior y por cobranzas externas: por ejemplo, cuando se paga el resumen en Rapipago o Pagofácil.

 

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