Con su folclore festivo y familiar, Sergio Prada y Agustín Fantili, conquistaron San Luis

Mientras hacían la cola para participar de “Talento argentino”, Sergio Prada y Agustín Fantili descubrieron que tenían algunas cosas en común: la misma edad, el gusto por el folclore y la ubicación geográfica de sus casas. Uno vivía en Campana y el otro en San Pedro, a apenas 100 kilómetros de distancia. Cuando no quedaron en el casting, con algo de resignación se pasaron el Messenger –la forma de comunicación más usual en la época- y quedaron de llamarse. Pocas semanas después, los padres de Sergio tenían que viajar de Campana a Buenos Aires y debían pasar por San Pedro. Agustín lo recibió en su localidad con algo para comer pero sobre todo la intención velada de hacer música. Estuvieron toda la tarde tocando la guitarra y de inmediato se dieron cuenta que podía pasar algo más que una simple reunión improvisada. En la conjunción de los dos gentilicios, tendrían el nombre. Pocos años después se encontraron con varios recitales en las espaldas, dos discos y la decisión firme de vivir de la música, a tal punto que dejaron en el interior de Buenos Aires a sus familias y se radicaron en Córdoba, centro del país, meca del folclore y del cuarteto. “Empezamos a hacer cuentas y nos dimos cuenta que para ir a San Luis, a Mendoza, a Santa Fe, nos convenía vivir en Córdoba, para ahorrar”, explica Agustín, el más verborrágico del dúo.

Más calmo, su compañero muestra una ecuación parecida y dice que el placer que le genera vivir de la música es algo que tiene que agradecer a todos los que les dieron una oportunidad de trabajo.

Este mes se cumple un año del lanzamiento de “Festivalero”, su segundo disco, de 14 canciones, tres propias, grabado en Córdoba y producido por Facundo Toro. El álbum les permitió entrar a las fiestas populares de todo el país y declarar los principios del dúo: “Queremos hacer música para que la gente se divierta; hacemos un folclore festivo para que el público la pase bien desde el primer tema”.

Agustín señala que el trabajo es un recorrido por los ritmos folclóricos de todo el país. “Hay un chamamé, zambas y nos fuimos para el lado de Cuyo con una selección de cuecas, que incluye la Calle angosta. A la tonada todavía no nos animamos, pero ya vamos a grabar alguna”. “Escuchamos mucha música cuyana en Spotify y conocemos la actualidad del género, pero más que eso aprendemos de compartir con los músicos de la zona en los festivales en los que hemos coincidido”, agrega Sergio, quien firma los tres temas propios que tiene el disco.

La relación con San Luis

Una de las muchas cosas que sorprendieron a los campedrinos en su carrera fue la respuesta que tuvieron en San Luis, una provincia con la que no tenían mayor relación. “Es increíble pero en las estadísticas de YouTube y en las redes sociales, la gente de allá siempre es la que más participa”, dicen a coro. Con pasos por los festivales de Nogolí, Santa Rosa y El Caldén –el año que viene ya están confirmados en la primera de las localidades y en El Talita, aunque seguramente estarán en muchos otros-, la mayor relación se dio en la Fiesta Nacional del Melón, en Candelaria. “La primera vez que fuimos, hace tres años, nos pidieron siete bises. Y al año siguiente nos pusieron después de Los nocheros. Tocamos a las tres de la mañana y la gente estaba firme”, cuenta Prada.

Tanto cariño los colocó como número puesto en ese festival del año que viene, lo que avizora que el inicio del 2020 tendrá a “Campedrinos” con mucha presencia en San Luis. “Para nosotros, estar en esa provincia es siempre un placer, en cualquier ocasión”.

Maximiliano Rúa, veterano bailarín folclórico de la provincia, conoció a Campedrinos en 2017, en Candelaria. Se hizo primero fanático y luego amigo de Sergio y Agustín. “Fue una grata sorpresa escuchar a un dúo que hace esa música tan festiva. La persona a la que le gusta el folclore tradicional se sorprende con el entusiasmo juvenil que le ponen”, dijo el puntano. El bailarín asegura la primera vez que los escuchó le llamó la atención su música, pero cuando los conoció personalmente se sorprendió con la bondad de los chicos. “Son tan buenos que esa personalidad te invita a disfrutar de su música. Tienen mucha garra en lo musical y una humildad increíble en lo humano”, concluyó Rúa.

Agustín y Sergio refrendan el cariño que los puntanos tienen por ellos y que se manifiesta por las redes sociales, pero también en los recitales en vivo. “Desde la primera canción se escucha cómo la gente se prende con nuestra propuesta. Incluso en algunas canciones románticas que tenemos, la respuesta es increíble”, sostiene Fantili.

El tono familiar que tienen los recitales del dúo –que en vivo se convierte en un septeto- es la razón de un éxito que puede ser aún mayor con el correr de los años. En definitiva, el grupo no quiere otra cosa que sumar seguidores. “Nos llama mucho la atención de San Luis la cantidad de buenos bailarines que hay y la predisposición de la familia completa para ir a escucharnos”, concluye Prada.