Díaz: "Siempre creímos que podíamos ganar el partido"

El mediocampista central Marcelo Díaz advirtió que siempre creyeron: “Podíamos ganar el partido”. Y Racing lo ganó en el clásico ante Independiente (1-0), de 9 "académicos" contra 9 "diablos".

El volante chileno, de 33 años, definió el duelo del barrio de Avellaneda, con una conquista alcanzada a los 40 minutos de la segunda parte, cuando Racing jugaba con nueve hombres, como consecuencia de las tarjetas rojas a al arquero Gabriel Arias y al zaguero central Leonardo Sigali.

“Aun cuando quedamos con nueve siempre creímos que lo podíamos ganar”, expresó el mediocampista. “No sé si será el mejor gol que hice, pero sí el más gritado”, completó el ex Hamburgo de Alemania.

“En otra ocasión le hubiese pegado con fuerza. Pero tal vez la mandaba a la tribuna. Quise asegurarla ahí abajo, no tuve la intención de que pase entre tantas piernas de jugadores”, contó Díaz.

“En el primer tiempo fuimos muy superiores. Inclusive con la expulsión de Arias, igualmente nos mantuvimos en partido”, dijo el volante que también vistió las camisetas de Universidad de Chile y Pumas UNAM, de México.

Díaz, quien no fue titular y estuvo como suplente ante Atlético Tucumán (1-1), desmintió haber mantenido una discusión con el técnico Sebastián Beccacece, quien “tiene toda la libertad del mundo para decidir si juego o no”, dijo.

“Me lo tomo con tranquilidad el hecho de estar o no. Somos un plantel muy competitivo. Y es el entrenador el que toma las decisiones”, sostuvo Díaz.

"Esa pelea (con Beccacece) la inventó un sector del periodismo que hace su trabajo por una red social. Ni siquiera va a la cancha", manifestó el jugador, sin identificar a quien lo involucró.

Ante Colón de Santa Fe, el viernes a las 21:10, no podrán jugar Arias ni Sigali, suspendidos.

Y el cuerpo técnico sigue las evoluciones de las molestias del defensor Nery Domínguez, afectado por una luxación en el hombro izquierdo, y del delantero Darío Cvitanich, con un corte en el arco superciliar izquierdo.

Racing tuvo un domingo increíble que en Avellaneda resonará de por vida.