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Co-wash: nueva vida para los rulos

El método que reivindica los cabellos rizados está cada vez más en auge. En qué consiste y cómo se logra.

Por Florencia Espinosa
| 10 de marzo de 2020

Hace un par de años la “planchita” para el pelo formaba parte de la rutina diaria de cualquier mujer. El lacio impoluto era de lo más codiciado. Hoy una tendencia pisa fuerte: el método co-wash y también el low-poo. Surgieron para reivindicar a las “ruludas” y poder lucir unos rizos armados y definidos, pero también como una forma de generar más conciencia sobre los productos que se utilizan para el cabello, que son agresivos tanto para el ser humano como para el ambiente. Ambas técnicas tienen en común una característica: nada de lo que se usa para el pelo debe tener sulfatos, parabenos ni siliconas.

 

El nombre co-wash viene de la frase en ingles conditioner-wash, es decir, solo lavado con acondicionador. Sin duda es una nueva modalidad, ya que lo común, para todos, es lavar el cabello con shampoo. El problema es que estos productos poseen tantos sulfatos, incorporados para “limpiar”, que también barren la oleosidad que humecta el pelo.

 

Puede parecer extraño al principio y lo primero que se piensa es que lavarlo con acondicionador lo dejará graso, pero por eso hay que utilizar dos tipos: uno primero, que será más líquido y liviano (de los botellones grandes y a precios económicos que venden en el supermercado) y otro para humectar, que irá solo en las puntas. A esto hay que sumarle un cronograma de baños de crema que se utilizarán alternados en la semana con el propósito de hidratar, nutrir y reconstruir.

 

En Facebook hay un grupo que se llama Rulos Argentina, que posee casi 200 mil miembros, en donde se comparten experiencias sobre el método y los usuarios pasan información sobre los productos que pueden o no usarse. La realidad es que la mayoría de los de las marcas conocidas no son aptos, por eso demanda una investigación previa y hay que estar más atentos a los ingredientes que poseen.

 

 

 

 

En la comunidad virtual las mujeres y hombres que siguen la técnica o que quieren sumarse pueden encontrar información y la explicación de cómo iniciarse, ya que en las peluquerías no suelen brindar muchos datos. Fabiana Vázquez, profesora de la escuela de peluquería de Leo Papparela de la ciudad de San Luis, explicó que los profesionales lo conocen como el método “sin sal”. “Se usan productos libres de sal, no tienen sulfatos, ni parabenos, y son altamente recomendables para cabellos con rulos y también con tratamientos químicos. Las personas que comienzan a utilizar estos productos notan en el rizo un cambio en el brillo, textura y movimiento. Su uso garantiza un aumento en la fibra, ya que el rulo se deteriora en gran manera al usar sulfatos”, comentó.

 

Otros peluqueros consultados en la provincia no conocían el co-wash, solo a través de comentarios, pero sin profundidad. Aunque en Buenos Aires, por ejemplo, hay algunos profesionales que se autodenominan “expertos en rulos” y ofrecen, junto con un corte adecuado para ese tipo de pelo, una clase sobre cómo iniciarse en el método mundialmente llamado también “curly girl”.

 

El otro procedimiento, low-poo, consiste en utilizar shampoo específico sin sulfatos, pero con ingredientes que ayuden a limpiar mejor. La elección del tipo de lavado dependerá del pelo de cada persona, de cómo se adapte y se sienta.

 

En el grupo de la red social las mujeres aseguran que la utilización de la técnica les “cambió la vida” ya que les permite lucir sus cabellos naturales y muchas lo implementan incluso en sus hijos.

 

El último paso, que también es común para co-wash y para lowpoo, es la utilización de un finalizador para formar mejor los rizos; lo que comúnmente llamábamos crema para peinar, pero esta vez también tendrá que ser sin los ingredientes que dañan el cabello. Como lo que ofrece el mercado es limitado, muchas mujeres lo fabrican ellas mismas, con recetas caseras de ingredientes naturales (como un gel con semillas de lino) o aceites sin ningún agregado (como el de coco). Otra de las ventajas de todos estos productos es que generalmente son “cruelty free”, es decir no son testados en animales, y además una gran mayoría son veganos, sin ningún ingrediente que los perjudique. Esto también acompaña los ideales de una corriente que cada vez crece más y que aspira a un uso más consciente y amigable con el ambiente y los seres vivos.

 

Las redes sociales toman un papel fundamental en brindar información que muchas veces los profesionales desconocen. Hay una realidad y es que todo un comercio de productos que prometen “cuidar” el pelo y volverlo sedoso, lacio y disciplinado, con este tipo de técnicas pierde y mucho. En Instagram hay varios perfiles que promueven estas nuevas prácticas, dan consejos y aportan datos sobre cuáles cremas usar. Esta tendencia es muy conocida en las calles y en el mundo virtual, donde se corre la voz; pero en las peluquerías todavía son más tradicionales.

 

 

 

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