Cumplió 25 años la biblioteca que llenó de literatura al Obras Sanitarias

Aunque las puertas de la biblioteca popular "Obras Sanitarias" están cerradas por la pandemia, la celebración por sus 25 años no se hizo esperar. Voluntarios, voluntarias y las cientos de personas que pasaron por el edificio ubicado en la calle Amaro Galán se hicieron eco en las redes sociales para llenar de amor al sitio web de la institución. Y es que para la comunidad del barrio, el lugar fue y será clave para impulsar y promover el arte de la literatura entre grandes y chicos.

Los primeros pasos fueron en 1995, en el corazón del complejo habitacional que lleva su mismo nombre. El dúplex Nº 86 de la manzana C que pertenecía a la familia Martínez fue hogar de los cientos de libros que todavía copan los estantes del espacio cultural, gracias al empuje de un grupo de vecinos y vecinas que proyectaron un punto de encuentro para que diferentes generaciones pudiesen disfrutar de historias, novelas, cuentos y más. Con el paso de los años, esos residentes, que formaron una comisión vecinal, pudieron adquirir el terreno en el que hoy funciona la biblioteca.

En 1999, los mismos hombres y mujeres que colaboraron iniciaron la construcción del edificio de la calle Amaro Galán y mudaron el mobiliario a su nueva sede. En los registros fotográficos que pertenecen a la institución, se observa cómo niños, adolescentes y adultos se unieron para hacer el traslado de los ejemplares y muebles.

"La biblioteca pasó de la casa de un vecino al lugar donde estamos hoy, aún la seguimos remodelando y vamos creciendo año a año. Fue muy loco el cambio porque pasamos de estar en una zona casi rural a un sector totalmente urbanizado y por el que pasa muchísima gente. La verdad que la construcción de las nuevas viviendas ayudó a que sea un lugar más seguro. Recuerdo que cuando comencé todavía no habían cerrado el frente, ni habían hecho las ampliaciones en la cocina. Y ahora está muy distinta", recordó Irina Casini, presidenta de la "Obras Sanitarias". La joven llegó al lugar hace casi siete años. Arrancó como lectora cuando aún iba a la escuela, luego se sumó al equipo de voluntarios y finalmente quedó a cargo de la institución.

Antes de la pandemia, el espacio popular ofrecía talleres culturales, ferias y encuentros literarios. 

 

En el transcurso de sus 25 años, la biblioteca vio pasar a toda una comunidad, no solo del barrio, sino también de otros complejos como La Ribera y el Jardín del Sur. El edificio fue epicentro de encuentros culturales, ferias, recitales de músicos y músicas locales, y presentaciones de libros.

Antes de la pandemia, abría sus puertas de lunes a viernes en diversos horarios. Allí daban talleres de folclore, pintura, literatura infantil, guitarra, bordado y reciclaje. Además, quienes querían podían ir, tomar un libro y disfrutar de la lectura. "Había movimiento constantemente. Todos los días recibíamos a gente que iba a pintar, a buscar ejemplares, a jugar juegos de mesa", contó Irina.

"Cuando entramos en cuarentena, en marzo, fue bastante triste para nosotros tener que cerrar, pero comprendimos el rol que tenemos en esta situación. Al ser una institución, debemos dar la mejor imagen. Hace un tiempo comenzamos a gestionar el protocolo y ya lo presentamos. Las ganas de volver son muchas, pero hay que esperar. Las personas que están en la comisión directiva nos acompañan, nos juntamos periódicamente para limpiar y de a poco retomamos con algunas cosas", añadió.

Entre los proyectos futuros, la presidenta del espacio cultural anticipó que uno de los objetivos más importantes es ser más inclusivos. "Presentamos varios proyectos relacionados a la discapacidad. Nuestra intención siempre es fomentar y promover la lectura, y cubrir todas las áreas a las que podamos llegar", aseguró.