Producir y compartir: una escuela cocina para ayudar a cuarenta familias

Con la pandemia, cada vez son más las personas que se involucran en causas sociales y se animan a organizar cruzadas comunitarias. En el Colegio N° 11 "Benito Juárez", más conocido como "La Comercio", al menos diez voluntarios y voluntarias cocinan para cuarenta familias de escasos recursos. El menú está a cargo de integrantes del plan Pañuelos Solidarios, que cada martes y jueves producen diversos platos para los alumnos de la institución y su grupo familiar.

El comedor es un proyecto que comenzó el año pasado luego de que pusieran en funcionamiento una iniciativa llamada "Producir y compartir", que tuvo a los estudiantes como protagonistas. “En 2019 firmamos un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia para poner en marcha esta propuesta. La mayoría de las personas viven en los barrios Güemes, San Antonio y San José, y atraviesan una situación difícil”, contó Flavio Guzmán, director del colegio que sirve de sede.

Desafortunadamente, la cuarentena obligatoria truncó los planes que tenían para 2020, pero las ganas de colaborar fueron más fuertes. La escuela diseñó y presentó un protocolo ante la Municipalidad y la cartera provincial. Así pudieron volver con la entrega de las viandas. "Tenemos entendido que es la única institución que presentó una propuesta sanitaria para una actividad como esta", destacó el docente.

"La Comercio" cuenta con un sistema similar al que utilizan los comedores de la Universidad Nacional de San Luis. En este caso, la persona que llega a buscar su comida debe estar previamente registrada. Una vez en el establecimiento, ingresa por la puerta sur, que está sobre la calle Eleodoro Lobos. Allí recibe un ticket que indica la cantidad de porciones que necesita. Luego de pasar por un puesto sanitario, se dirige hasta el hall principal por un pasillo de unos ochenta metros y una vez que en el salón, higienizan su recipiente. Finalmente sale por el acceso norte, ubicado sobre Ayacucho.

“Al personal le indicamos cómo procesar los alimentos, qué temperatura necesitan, cómo debe ser la limpieza de cada sector y de los objetos que se utilizan. Además cuentan con todo lo necesario: guantes, cofias, barbijos. Mantenemos todas las distancias obligatorias y cumplimos con todas las medidas”, indicó Guzmán. El equipo de voluntarios produce cada jornada un menú distinto, incluso también amasan los panes caseros que luego se llevan los beneficiarios. La institución cuenta con equipos industriales que le permiten preparar una cierta cantidad de raciones, pero planean aumentar ese número si se incrementan las donaciones.

El director comentó que reciben la colaboración de vecinos y de otras entidades que los ayudan desde antes de la pandemia. También remarcó que el Ministerio de Desarrollo Social les envía la materia prima. “Ellos nos aportan polenta, arroz, fideos, todos los comestibles”, contó y añadió: “Hay mucha gente que nos trae cosas y siempre nos da una mano. Ahora estamos necesitando un freezer para poder guardar lo que no usamos en el día”.

Por último, el docente destacó la labor de los hombres y mujeres que trabajan en el Plan. “Tienen muchísimas ganas de moverse por este proyecto y estamos muy agradecidos por su voluntad", dijo.