Se realizó la edición virtual de "Argentina en Merlo"

Como muñecas de porcelana en cajas musicales, bailarines de todo el país prendieron sus cámaras, corrieron los muebles de sus casas y bailaron al ritmo del folclore argentino. En opulentos streamings que se realizaron viernes, sábado y domingo, cada pareja de danza tomó su lugar en el rectángulo que le otorgaba la transmisión en vivo. Vestidos acorde a la ocasión, transformaron livings, habitaciones y quinchos en escenarios. Cada caja contenía a “pequeñas personas” que danzaban en simultáneo, lo que creó una fiesta para los ojos de los espectadores.

Durante el fin de semana, bailarines de las 23 provincias desempolvaron sus trajes, que llevan guardados más de seis meses, y se reunieron en el Encuentro Nacional de Folclore “Argentina en Merlo”. A través de un vivo en Zoom, que se retransmitió por Facebook, agitaron las polleras, movieron sus botas y chasquearon los dedos al unísono.

Fue la primera vez que el encuentro se hizo vía online. En años anteriores, las dos reuniones anuales —que se realizan en otoño y primavera— constaron de tres días de baile, cursos, mateadas y peñas. Artistas de todo el país emigran a la Villa de Merlo para compartir técnicas y bailes de todas las regiones.

“Este año, por la situación particular, intentamos recrear virtualmente los distintos momentos para visibilizar el trabajo. Como todos, experimentamos con las herramientas tecnológicas que están a nuestra disposición, creamos una multiplataforma y tomamos el riesgo de hacer transmisiones en vivo”, explicó Marina Sacaba, profesora de la escuela “Danzar por la vida” y coordinadora de “Argentina en Merlo”, el encuentro que abarca danzas cuyanas, litoraleñas, sureñas y norteñas, y suma a bailarines de tango y cuarteto.

El lema de esta edición fue “Resistir bailando” y a pesar de la distancia y las dificultades tecnológicas, lograron algo único. “Cumplimos el sueño de tener por primera vez en forma conjunta a representantes de todas las provincias. Las tres noches hubo más de 300 personas conectadas”, dijo Marina.

También adaptaron las clases y cursos, que normalmente son presenciales, con el fin de preservar la danza incluso en tiempos de distanciamiento. “Unos profesores mostraron cómo bailan hoy 'la huella', una danza surera, y cómo en la coreo evitan tocarse las manos, cuando su base es justamente eso”, contó la profesora de folclore, y agregó: “Esta situación nos obligó a reinventarnos”.

Si bien la pandemia plantea un escenario incierto para los bailarines, lo seguro es que la llama del folclore nunca se apaga y que la danza en la Villa de Merlo, y en todo el país, está más viva que nunca. “Se trata de reivindicar y visibilizar al bailarín, a los profesores y su trabajo. Buscamos sostener la danza a contracara del aislamiento y resistir bailando”, reafirmó Sacaba.