Un bolichero que se reinventó y genera casi 50 puestos de trabajo

El rubro de los boliches y la diversión nocturna fue uno de los más golpeados por la pandemia. El contacto y la falta de distanciamiento de los lugares bailables como los conocíamos pone en riesgo la salud de los clientes. Sin embargo, es posible adaptarse a la nueva realidad. Roberto Ofría es un emprendedor puntano que apostó al cambio y convirtió su boliche en un restobar para poder cumplir con los protocolos de manera segura.

Después de un año, el sábado reabrió Aquabarra. Para sorpresa de sus clientes, las pistas de baile ahora tienen mesas, sillas y mozos llevando comidas.

"Al volver a trabajar sentí alegría y felicidad, pudimos compartir de vuelta con los afectos, con nuestra gente, empleados y ver a los clientes regresar. Es difícil describir tanta alegría; la mejor parte fue el reencuentro con amigos con los que prácticamente perdimos el vínculo por un año, vernos de vuelta fue tremendo, que disfruten, que te feliciten y te deseen éxitos es un apoyo hermoso", contó el propietario.

El emprendedor apostó al cambio, remodeló su local y ahora genera   más fuentes de trabajo que antes.

 

Anteriormente en el boliche trabajaban alrededor de 39 personas, pero ahora, con el cambio a restobar, Ofría emplea a casi 50, entre contratados y personal estable. La apuesta a la nueva iniciativa también dio fuentes de trabajo.

"Yo creo que el privado, pensando e invirtiendo tiene grandes posibilidades de salir bien parado o de crecer junto a su gente. Tuvimos que hacer una inversión grande. Leí absolutamente todo el protocolo de COVID-19 que habilita este tipo de lugares, cuando tuvimos todos los papeles necesarios, nos pusimos a trabajar en la infraestructura", explicó Ofría.

Los cambios edilicios incluyeron todo lo necesario para brindar un servicio gastronómico y cumplir con lo que solicitan los protocolos. "Readaptamos los sanitarios para que tuvieran las condiciones de un restaurante y le integramos servicio de comidas como pizzas, lomos, hamburguesas, papas fritas y picadas. Tuvimos que adaptar los horarios según el protocolo provincial, cumpliendo las exigencias que te piden sobre la circulación, el alcohol en gel en las mesas y los carteles indicadores sobre el uso del tapabocas. No se puede bailar y abrimos a las 20:30 hasta las 2 de la mañana", indicó.

El cambio comenzó a gestarse hace ocho meses debido a la situación sanitaria. "Vimos las posibilidades que había porque el costo operativo de tener un negocio cerrado es muy alto. Nos readaptamos y salimos con una nueva propuesta. Demandó una inversión prolija y necesaria para readaptar el lugar", contó el emprendedor.

Si bien en el restobar seguirán presentándose artistas invitados, ya no se puede bailar y los clientes deberán realizar una reserva. Tal como indica el protocolo, los comensales podrán ver el menú a través de un código QR y tendrán alcohol en gel en las mesas.

A su vez, el lugar está dividido en cuatro espacios. "Tenemos el parque adelante, al aire libre; el sector A con un tipo de música, el sector Deck que tiene música de la década de los '80 y '90 con dj en vivo y el sector de música electrónica. Según el gusto musical, la gente elige su espacio y pueden estar ahí tomando algo porque mejoramos la coctelería, se pueden tomar tragos que antes en el boliche no teníamos por una cuestión de tiempos", explicó.