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La FICA construye otro robot para enseñar programación

Es un prototipo similar a los que se usan en la industria pero más pequeño, y servirá para dar clases y cursos.

Por redacción
| 26 de abril de 2021
Ingenio. Pinna e Iglesias, dos de los integrantes del proyecto, revisan la estructura del "CXN II". Empezaron en marzo y solo les falta terminar el software. Foto: Luciana Iglesias.

Con la creatividad de los artistas y la rigurosidad de los científicos. Así podría definirse al minucioso trabajo de los integrantes del Laboratorio de Mecatrónica (LabMe) de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agropecuarias (FICA). Porque este año aplicaron otra vez todo su ingenio para construir un robot que tendrá fines educativos: enseñarles a otros a programar y a manipular este tipo de tecnología.

 

Luego de un 2020 en el que la pandemia les frenó o demoró muchos de los avances, apenas comenzó este ciclo lectivo se pusieron manos a la obra para el nuevo desarrollo. El equipo está conformado por Luis Ávila, Federico Cuello, Federico Pinna, Gabriel Iglesias y Elio Ogas, bajo la dirección de Daniel Morán, todos profesionales que ya tienen varias creaciones en su historial.

 

La meta que perseguían esta vez era tener un modelo más compacto y liviano, que les permitiera trasladarlo a exposiciones, clases y charlas. "Queríamos que fuera de bajo costo, de bajo riesgo operativo y fácilmente reproducible, para dar cursos en las materias de la universidad, en colegios técnicos o incluso en el ámbito industrial para personas que quieran aprender a programar un robot", explicó el ingeniero Pinna.

 

Una de las grandes ventajas es que tiene aproximadamente la mitad del tamaño de los que se usan en las fábricas y está construido con piezas de plástico que ellos mismos hicieron en una impresora 3D. "Es mucho más fácil llevarlo a los colegios o donde sea porque no es tan pesado", agregó.

 

El dispositivo es de color naranja, con detalles negros y tiene la forma de un brazo que extendido alcanza los 64 centímetros de largo. Pero lo más importante es que tiene seis grados de libertad, que son cada uno de los movimientos que puede realizar como si fueran las articulaciones del cuerpo humano.

 

Brazo. Tiene seis grados de libertad, es decir que puede hacer todos los movimientos que se usan en las fábricas. Foto: Luciana Iglesias.

 

"Tiene las mismas funciones de un robot industrial y tranquilamente hasta podríamos hacerlo ensayar en situaciones similares a las de una fábrica, es decir simular estaciones de trabajo reales como pasar por una cinta transportadora, tomar un objeto, dejar otro", ejemplificó Iglesias, quien también es ingeniero.

 

De esa forma, el aparato les resultará muy útil a quienes tengan que capacitarse o entrenar para manipular uno de estos dispositivos, porque, si bien los lenguajes de programación cambian en función del modelo y la marca, los conceptos son básicamente los mismos.

 

Para armarlo, los integrantes del LabMe se basaron en un proyecto francés de código abierto llamado Niryo. Es que en el mundo de la robótica está en auge una filosofía colaborativa conocida como Open Source, en el que los planos y los diseños se liberan y se comparten para que puedan ser aprovechados por otros creadores en cualquier parte del planeta.

 

Pero no todo fue tan sencillo como descargar y poner a imprimir. Tuvieron que adaptar la estructura y algunas funciones para su finalidad educativa, además de reemplazar componentes que no les resultaron fáciles de conseguir en el país. Morán, quien dirige el laboratorio, señaló que pueden conseguir los insumos que utilizan en sus trabajos gracias a los aportes de la Fundación Universidad Nacional de San Luis (Funsl).

 

En donde sí trabajan prácticamente desde cero es en el programa que permitirá darle las órdenes al brazo manipulador. Para ello usan una herramienta llamada ROS (Robot Operating System), que es la más utilizada en la actualidad tanto para el ámbito educativo como para el industrial.

 

"Así como nosotros descargamos un proyecto y lo modificamos, la idea es liberar el nuestro y subirlo para que otros lo usen. Es una versión argentina, podríamos decir. De esa manera se forma una comunidad y todos van sumando sus mejoras", contó Pinna.

 

El dispositivo servirá también para quien deba entrenarse para trabajar en una planta industrial.

La parte física de la nueva invención ya tiene un 90% de progreso, mientras que el software recién está en sus primeras etapas. Igualmente ya tiene nombre y fue bautizado como "CXN II", siglas que significan "construido por nosotros", ya que es una secuela de su primera creación de un robot de uso didáctico que hicieron a comienzos del 2000.

 

Antes de la llegada del coronavirus, los técnicos e ingenieros dictaban talleres en la facultad, los sábados, y en diferentes colegios para alumnos de nivel primario y secundario. Y tienen la intención de continuar contagiando la pasión por la robótica y la tecnología.

 

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