“La Ollita Viajera” salió a regalar gorros de lana a los jubilados

Al momento de ayudar y asistir a las personas más vulnerables, “La Ollita Viajera” no escatima, ni se limita en su entrega. El comedor itinerante volvió a recorrer las calles de la capital puntana, esta vez para regalar gorros de lana a los jubilados que desde temprano aguardaban en fila la apertura de un banco céntrico. Además de repartir viandas, hace más de un año, entre quienes más afectados resultaron por la pandemia, el grupo fundado sobre bases populares sumó así una nueva acción solidaria en tiempos difíciles.

La recorrida comenzó poco antes de las ocho, en una sucursal bancaria ubicada sobre la calle Junín. Hasta allí llegó el coordinador de “La Ollita”, Fernando Rodríguez, junto a dos de sus colaboradores, Adriana Sosa y Nahuel Marrero. En sus brazos llevaban las cajas con las prendas invernales de elaboración propia y también un desayuno para consumir al paso.

“Ahora que se vienen los primeros fríos del año quisimos traerles estos gorritos a los abuelos y a la gente en general que espera a que abra el banco. Más allá de brindar un desayuno también queremos ayudarlos a estar un poco más abrigados. Los hizo una amiga, Gabriela Bottaro, a quien le comentamos la idea y le gustó, se puso a tejer hace dos semanas, en colaboración con dos chicas (Lorena Urquizu y Viviana Miotti)”, explicó Rodríguez, quien indicó que la primera tanda de gorros entregada por las tejedoras fue de 150 unidades.

Preparación de viandas

El equipo está conformado por empleados públicos, jefas de merenderos y beneficiarios del Plan Solidario, quienes de manera desinteresada y sin recibir una remuneración se juntan todos los sábados para cocinar para cientos de personas.

Si bien el proyecto solidario surgió hace tres años en el norte de la ciudad, como olla popular, por la pandemia y la posterior restricción de actividades sociales tuvo un giro inesperado a comedor itinerante, con la entrega de las viandas en la zona donde están quienes las solicitan por falta de recursos para alimentarse.

Aunque en la primera etapa de trabajo la cantidad de almuerzos ascendía a 150 por fin de semana, en la actualidad promedian los mil, debido a que además de contar con una sede en la capital puntana, “La Ollita Viajera” también se extendió a otras dos ciudades, Villa Mercedes y Villa de Merlo, y a la localidad de Zanjitas.