Mauricio Putelli ganó tres premios en una convención internacional de tatuajes

¿Qué relación tienen el personaje de “La máscara”, la película de Jim Carrey; un perro caricaturesco con collar de púas, y un auto antiguo en blanco y negro? La respuesta es Mauricio David Putelli, un tatuador que combina de manera fluida en la piel elementos que, a simple vista, parecen incompatibles. El toque mágico en todos sus trabajos, como el de la varita del hada madrina en el vestido harapiento de Cenicienta, es lo que él considera el “arte vivo”.

Mau y sus manos cargadas de tinta ganaron tres premios en la Convención de Tattoo virtual Internacional “Asamblea”, que se hizo en Buenos Aires. El artista, quien tiene su estudio compartido en la ciudad de San Luis, se llevó los galardones al mejor tatuaje en las categorías “Black&grey”, “Estilo libre” y “El mejor del evento”, el premio mayor.

El tatuador presentó dos obras en la competencia a la que se inscribieron 50 artistas de Argentina, Venezuela, México y Chile, entre otros países. El primer tatuaje fue de la Medusa, el monstruo mitológico con cuerpo de mujer y cabello de serpientes. Realizó su retrato a pedido en una escala de blancos, negros y grises que le llevó 10 horas de trabajo. El segundo, un diseño propio de estilo libre compuesto por tres piezas: el rostro de “La Máscara”, un auto y un perro caricaturizado. Los tres elementos están entrelazados por una bruma bicolor rosa y azul.

“Al segundo tatuaje, que ganó como el mejor de la convención, lo venía elaborando en la cabeza hacía dos meses y nos llevó 20 horas de trabajo. En él uní tres estilos diferentes: black and grey, realismo a color e incorporé una imagen en el estilo new school”, detalló Mau, quien hizo una convocatoria en sus redes sociales para obtener al afortunado que lleva el diseño grabado en su piel.

Mauricio dibuja desde muy pequeño. Lo hacía en el colegio, en su casa y en cualquier margen en blanco que tenía. En su mayoría, realizaba diseños de calaveras. A los 13 años se dio cuenta que lo que plasmaba en papel en realidad estaba pensado para figurar en un lugar mucho más duradero y vivo: la piel. A esa edad hizo su primer tatuaje.

“Para mí fue algo superfantástico y todavía lo sigue siendo. Eso es lo que me motiva día a día a hacer mi trabajo”, detalló el joven de 30 años, nacido en Buenos Aires pero con la mayor parte de su vida transitada en Río Gallegos. Finalmente, se mudó a San Luis por su familia y porque es el punto medio ideal del país para viajar a las provincias a convenciones y eventos.

Hace ocho años que se dedica al tatuaje profesional, siempre regido bajo tres principios: hacer piezas únicas, que los tatuajes se adecuen a la personalidad y el estilo del cliente, y que se amolden al paso de los años y el envejecimiento de la piel de su portador.

“Es una labor muy íntima entre el artista y el cliente. El tatuar a una persona y que lleve algo tuyo exige mucha responsabilidad para que el trabajo sea lo más perfecto posible, agradable a la vista y sobre todo que vaya a perdurar en el tiempo”, explicó el artista.

Mau tiene los próximos cuatro meses de su agenda de turnos completos; una clara muestra de la efectividad y la pasión que pone en cada uno de sus diseños, que si bien están expuestos en la piel de otros, los siente tan suyos como si los cargara en su propio cuerpo.