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El femicida de Patricia Menedín tiene un "narcisismo exacerbado"

Esa sobrevaloración de lo propio lo hace poco empático y con escasos sentimientos de culpa, dijeron los peritos.

Por redacción
| 16 de septiembre de 2021
Médico psiquiatra. Gonzalo Mayor dijo que durante la entrevista, el acusado se hizo responsable del femicidio. Foto_ Martín Gómez.

Dos peritos del Cuerpo Profesional Forense del Poder Judicial que en 2018 hicieron un informe del estado psiquiátrico y psicológico de Hugo Fabián Heguaburo Olivera, el femicida de Patricia Menedín, declararon este miércoles ante la Cámara Penal 1, que lo juzga por ese crimen. Los profesionales, cada uno de los cuales trabajó desde su especificidad aunque hicieron un documento conjunto, concluyeron que el acusado tiene ciertos rasgos de personalidad, como impulsividad, baja tolerancia a la frustración, escasos sentimientos de culpa, la concepción del otro como medio para alcanzar sus fines y un narcisismo exacerbado como compensación de su inseguridad. Ante ellos, Heguaburo Olivera se hizo responsable del femicidio.

 

En ese diagnóstico también refirieron que presenta inmadurez emocional, dependencia y una escasa tolerancia a la crítica. La sobrevaloración de lo propio que determina ese narcisismo “lo hace poco empático y lo hace tener pocos sentimientos de culpa”, dijo el psiquiatra Gonzalo Mayor.

 

Justamente esto último es lo que ha afectado, a lo largo de su historia vital, los vínculos interpersonales, incidiendo esto hasta en lo laboral, refirió el médico. Según el informe, no observaron que Heguaburo Olivera presente trastorno mental alguno, ni rasgos psicóticos en la organización de la personalidad, ni indicadores de mendacidad. Y consideraron que pudo comprender sus acciones.

 

La psicóloga Érica Valdebenito detalló, a requerimiento del tribunal y de las partes, algunos aspectos del análisis que hizo y declaró en consonancia con lo dicho por Mayor. Cuando le preguntaron si en la entrevista que mantuvo con el acusado él hizo referencia a lo ocurrido, contestó que sí y dijo —al igual que el psiquiatra— que “se ubicó subjetivamente como responsable del hecho”. Puntualizó que refirió que cometió el crimen  porque Patricia quería terminar la relación con él.

 

El juez José Luis Flores le preguntó a Mayor si podía vincular las características de su personalidad y el hecho. “Todo lo que hizo después (del crimen) tiene un significado simbólico para él. Hizo una tumba superficial. Le pregunté por qué. Él no tenía la intención de ocultar, estaba haciendo un entierro, quería que la encontraran y que la encontraran como él quería. Le puso flores, ella le había dicho que era el único que le había regalado flores, puso un péndulo con el que ellos meditaban. Todo está relacionado con su sobrevaloración de lo propio”, explicó el psiquiatra. “¿Como una extensión de su narcisismo?”, quiso saber Flores. “Exactamente”, confirmó el médico.

 

En una declaración minuciosa y sumamente ilustrativa, la médica forense del Poder Judicial Patricia Gallardo dio detalles de las lesiones que vio en el cadáver, durante la autopsia, y de la data y causa de muerte. En la cabeza y el rostro de la víctima detectó una gran cantidad de equimosis —hematomas—que, en una hipótesis de trabajo, eran compatibles con golpes de puño. Dijo que le asombró la cantidad de cortes que la mujer presentaba, fundamentalmente en las manos, y catalogó estos como lesiones de defensa, es decir, como aquellas que se produjeron en el intento de la víctima por protegerse y quitarle al agresor el arma con la que se produjo la herida, que finalmente le causó la muerte. Fue en el cuello, con una catana. Heguaburo Olivera era profesor de kickboxing y amante de las artes marciales.

 

Gallardo consignó que la causa de muerte fue un shock hipovolémico —es decir, una hemorragia aguda— por sección parcial de la arteria carótida derecha. Estimó que la muerte se produjo “entre tres y cinco días antes de la autopsia”, estudio que practicó el 27 de junio. Ella intervino, además, en dos momentos más de la causa: estuvo en la escena del hallazgo del cuerpo —es decir, en el fondo de la casa de Patricia—, cuando se produjo el desenterramiento, y extrajo muestras biológicas de distintas partes del cuerpo de la mujer, para cotejos de ADN.

 

Ante una pregunta, le confirmó al fiscal de Cámara Ernesto Lutens que todas las lesiones fueron vitales, es decir, causadas mientras respiraba. Y ante la consulta del juez Flores, respondió que la sobrevida tras una lesión cortante como la que Patricia tuvo en el cuello fue de un par de minutos. Abundó que en esa zona, la del cuello, ante cada latido, la sangre se vuelca hacia el exterior, por lo que la hemorragia es rápida y abundante.

 

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