Mario, un joven que superó la obesidad en la Salud Pública
Bajó 89 kilos a través de un tratamiento integral que inició a fines de 2019 y que incluyó también una cirugía bariátrica.
Mario Gabriel Tello no puede dejar de sonreír. Y sus ojos brillan un poco cuando cuenta cómo cambió su vida. En noviembre de 2019 decidió tratar la obesidad que padecía, en el Policlínico San Luis. En ese entonces pesaba 163 kilos. Hace dos semanas logró su “normopeso”, lo que según le explicaron los nutricionistas que lo controlan, es el rango de peso en el que puede estar. Está en los 73 kilos y debe mantenerse entre los 70 y los 75. El tratamiento fue gratuito, incluyó asistencia psicológica, nutricional y una cirugía bariátrica. Todo fue cubierto por la Salud Pública puntana.
“Mi vida ha cambiado, es un antes y un después, no digo un renacimiento porque soy la misma persona, pero ahora mi autoestima está muy arriba y todo lo que aplico en mi vida trato de hacerlo de la misma manera que me enseñaron ahí en el hospital: académica, laboral, socialmente”, aseguró.
“Toto”, como lo llaman sus afectos, de 31 años, estudia Electricidad Avanzada en la Universidad Provincial de Oficios y se dedica a esa labor en Potrero de los Funes. Comenzó a tratarse poco antes de la llegada del coronavirus. “Fue en noviembre de 2019, con 28 años. Fue un click que tuve en mi cabeza. Después en marzo vino la pandemia, que afectó a todos y en vez de tirarme para abajo, me motivó más. El estar encerrado como todos, me hizo ver que necesitaba hacer actividad física, siempre con el apoyo de los profesionales en el Policlínico”, recordó.
Fue atendido y no quiso dejar de mencionar y agradecer a las nutricionistas Anabela Cañera y Carla Estorchi; la psicóloga, Graciela Gerarduzzi y la médica clínica, Jorgelina Torres Manzur.
Durante 2019 y 2020 comenzó a tratarse y tuvo un descenso natural de 40 kilos. En 2021 los profesionales consideraron una adherencia al tratamiento y le ofrecieron la posibilidad de la cirugía bariátrica, una intervención, en el caso de Mario, en la que le extrajeron una parte del estomago.
La operación fue el viernes 10 de septiembre de 2021, en el Policlínico. Él llegó a saber que fue la cuarta intervención de ese tipo que realizaron allí. “Primero hablé mucho con la psicóloga y los cirujanos, Francisco Lebras y Raúl Coria; se acercaron a mí y me dijeron ‘esto es una gastrectomía parcial, Mario, te vamos a cortar parte del estomago’”, recordó.
Los médicos le mostraron su estomago, la cantidad de grasa que había perdido y los beneficios que podía traerle la operación. “¿Yo qué le puedo decir a la gente? Que se informen o que hablen con personas operadas”, aconsejó.
Hablar con pacientes que ya habían pasado por la experiencia lo ayudó a tomar la decisión. “Dije, si ellas pueden ¿por qué yo no? Y ahí me convencí más todavía”, aseguró.
Al día siguiente de la operación, Mario ya podía caminar, ir al baño por sus propios medios y tomar agua. Y para el domingo de ese mismo fin de semana estaba en su casa.
Obviamente, tras la intervención, el joven mantuvo su dieta y realizó actividad física, hábitos que mantiene a la actualidad. “El hambre pasa también por una parte mental. Ahora en el postoperatorio sigo otro plan, mis porciones son muy reducidas, casi un cuarto de lo que comía. Antes podía llegar a comer una docena de empanadas, una pizza solo, dos botellas de cerveza. Ahora tomo una lata, como dos empanadas, una porción de pizza”, puso de ejemplo.
La actividad física también lo ayudó mucho. Mario se mudó de la capital a Potrero de los Funes, donde disfruta de caminatas a los cerros cercanos y diques. “El tiempo uno se lo tiene que dar, son 30 minutos diarios, sino distribuir una hora, tres días en la semana y así llegar a la actividad física, yo lo hago desde 2019”, afirmó.
Su mamá Graciela, su hermana Ayelén y su abuela Dolores, junto a sus amigos, fueron fundamentales en su cambio. “Le decía a los chicos que los viernes me iba a juntar, pero que iba a tomar mate o llevar mi vianda. Ellos lo comprendieron y eso es fundamental, mi familia también y con ese sostén uno puede salir de cualquier cosa”, remarcó.
Actualmente, se hace controles mensuales con los profesionales médicos que lo acompañaron en su camino. “Lo psicológico es una de las piezas fundamentales para que sea exitosa la operación, porque somos personas emocionales, necesitas el apoyo, la motivación para salir adelante. Todos tenemos un día malo y a veces uno cae en la comida. Al ser obesidad crónica, como cualquier adicción, uno puede caer en cualquier momento y uno es consciente de eso. La lucha es a diario con uno mismo, ese control es fundamental para que el camino sea exitoso, sea saludable”, reflexionó.
A su vez todos los jueves, en el Hospital Central "Ramón Carrillo", participa junto a otros 13 pacientes operados bariátricos de una sesión grupal psicológica, de contención para sí mismos y apoyo a los futuros operados. “Creo que siempre hay una emoción negativa detrás de las personas obesas, hay una frustración, algo que ha sucedido y uno canaliza todo eso a través de la comida y no lo charla con nadie, no le cuenta a nadie de la situación que uno está pasando”, reflexionó.
“Yo quiero transmitir a las demás personas que padecen lo mismo, que se aferren a lo que uno más quiere, que son los amigos, la familia y busquen la ayuda de los profesionales”, concluyó.
Más Noticias