Camila Vázquez ganó el premio estímulo a la escritura de la Fundación Proa

Un campo de amapolas y girasoles y las figuras de mujeres del siglo XIX fueron el escenario del sueño que inspiró a Camila Vázquez a escribir “Cruza”, un texto narrativo de tipo novela que presentó en la tercera edición del Premio Estímulo a la Escritura “Todos los tiempos, el tiempo 2022”. El trabajo le valió el primer puesto en su categoría Narrativa Breve y ganó $350.000 para finalizar su obra.

La escritora de Villa de Merlo utilizó ideas, cuestiones de su vida familiar, historias de los territorios de antaño y actuales, y de sus habitantes, para realizar fragmentos que conecta con algún símbolo o con el azar.

El concurso, organizado por la Fundación Proa, el grupo La Nación y la Fundación Bunge y Born, contó con cinco categorías: Narrativa, Narrativa Breve, Guion, Dramaturgia y Narrativa Gráfica. Tras un proceso de selección que duró tres meses, las entidades realizaron la ceremonia de premiación hace unas semanas en el auditorio de la Fundación Proa, en La Boca.

Camila se presentó en la categoría Narrativa Breve y obtuvo el primer puesto, algo que según dijo la sorprendió gratamente. “Lo que entregué fue un proyecto de obra avanzado y debía sugerir qué cosas tenía que trabajar de ese texto para mejorarlo. Entonces ellos evaluaban no solo la obra, sino también el proyecto”, explicó.

Para Camila —nacida en Rosario, radicada en Río Cuarto, pero con mucho tiempo de su adolescencia y de su formación en el norte puntano—, el premio cumplirá el objetivo de incentivar su escritura. "Participé con 'Cruza' que es un texto bastante híbrido, que reúne algo entre la autoficción, el diario de sueños, el ensayo de texto literario, y que cada fragmento se va hilvanando a través de un símbolo o del azar, puede ser un símbolo que aparece en un sueño y eso me lleva a algo que tiene que ver con mi vida personal y de ahí a un texto literario que estoy leyendo".

El texto, que nació con el sueño que la autora tuvo a principio de este año, no contiene un único tema, sino que va viajando por diferentes escenarios y momentos históricos del país. “Me quedé muy prendida al sueño, a su imagen y a la idea de que en él tenía que escribir la historia que veía, en la que había secretos y violencia familiar. Trabajando un poco, asociando ideas y cuestiones de mi vida familiar, empecé a despuntar qué había en ese sueño que me había llegado tanto”, describió.

Una muestra de eso fue la devolución que hizo de "Cruza" María Sonia Cristoff, una de las integrantes del jurado. “Haciendo honor a su nombre —escribió—, el cuento entrecruza una serie de géneros (retrato, autobiografía, biografía, diario de sueños, poesía), geografías (la serrana, la puntana, la porteña) y distintos lugares de iniciación para la literatura argentina. Permanentemente está atravesando la tensión de escribir en y desde Buenos Aires. Se entrecruzan también la vigilia y el sueño, los comechingones y los blancos".

La escritora puntana dijo que no pudo desprenderse de esas imágenes oníricas y empezó a prestarle atención a qué le pasaba. Por momentos dejaba de pensar en el sueño y leía algo que tenía girasoles. En ese momento les comenzó a prestar atención a esos signos y se decidió a escribirlo.

Para Camila, el cuento no tiene un único tema, pero los que se citan están relacionados con la historia nacional: los territorios, la llanura, el monte y la ciudad. "La historia de los gringos, de la gente que labura en el campo, de los indios y de los comechingones. A la vez es un ida y vuelta entre ese pasado más fundante del país y este presente; qué pasaba con esos territorios y qué pasa ahora y en el medio, cómo la historia de la literatura nacional y el texto más emergentes van dialogando con ese terreno que no es solo empírico, sino también onírico”, detalló.

Redacción/MGE