"Lacitos de amor" llegará a los centros de día para enseñar a emprender
Capacitarán a chicos y chicas con discapacidad y a sus familias para que puedan producir y vender pastas.
El proyecto solidario “Lacitos de amor” llegará a los centros de día para que los chicos con discapacidad aprendan a elaborar pastas y panificados. El objetivo es que los alumnos adquieran la práctica y luego, solos o con apoyo de su grupo familiar, puedan independizarse y armar su propio emprendimiento para generar ingresos económicos.
“Los alumnos van a poder sumar un oficio. Nuestras voluntarias van a dedicar entre una y dos horas para enseñarles a lo largo de ocho clases cómo hacer todo con muy pocos ingredientes. Para eso, estamos por firmar convenios con la fundación Valduvieco y Newen”, comentó Liliana Soquet, quien está al frente de la fundación Todos a la Escuela, que impulsa la iniciativa.
En una primera instancia harán un test de inteligencia emocional y de habilidades de inteligencias múltiples. “Con eso vamos a determinar quiénes tienen una mayor inclinación al trabajo con las manos y a su vez, si les gusta la cocina. Y luego, con sus acompañantes terapéuticos, van a poder empezar a desenvolverse en la fábrica de pastas”, detalló.
Los alumnos van a poder sumar un oficio. Nuestras voluntarias van a dedicar entre una y dos horas para enseñarles". Liliana Soquet, al frente de la fundación Todos a la Escuela.
Además, explicó que les van a dar intervención a las familias para ofrecerles información sobre cómo empezar paso a paso con un negocio, por si el hijo decide abrir un local o vender los productos desde su vivienda. Y señaló que todo este proceso es para que ellos puedan llegar a un resultado positivo, que les sea útil para su vida y para que se inserten socialmente.
Habitualmente la ONG también realiza los conocidos “tallarinazos”, que son eventos solidarios para colaborar con las instituciones. La idea pretende que los papás de a poco comiencen a organizarlos para generar este tipo de encuentros y así ayudar a los centros a los que asisten los chicos o para costear gastos de viajes. “El último lo hicimos en un bar y tuvo muy buenos resultados. Ofrecimos los fideos y cobramos una entrada mínima; la comunidad siempre nos acompaña. La novedad es que queremos que este año los jóvenes con discapacidad nos acompañen en la atención al público de estas cenas”, contó.
La mujer señaló que los estudiantes también van a tener la posibilidad de formar parte de una radio y de un programa de cable local para tener su espacio y aprender a comunicar, mostrar sus actividades y desenvolverse.
Tenemos todas las ganas de vincularnos con otras instituciones y tenemos mucha alegría de recibirlas". Alina Arrascaeta, directora de la fundación Valduvieco.
Alina Arrascaeta, directora de la fundación Valduvieco, mencionó que ya mantuvieron varias reuniones para acordar cómo van a brindar los talleres. “Vamos de a poco porque estamos con muchísimas cosas, pero desde nuestra parte tenemos todas las ganas de vincularnos con otras instituciones y tenemos mucha alegría de recibirlas”, dijo.
Por otro lado, Soquet destacó que próximamente comenzarán a acompañar con charlas a los residentes de Casa Pueblo, un nuevo lugar destinado para el acompañamiento comunitario a las personas en proceso de recuperación de adicciones.
El proyecto "Lacitos de amor" nació en plena pandemia para ayudar a mujeres y disidencias que se encontraban sin trabajo, a mamás solteras o que sufrieron violencia de género. La ONG ganó una convocatoria de la firma Cargill que les permitió impulsar la propuesta social que consiste en ofrecer tres talleres: de producción de pastas, de economía popular y cooperativismo, y de autoestima personal y laboral.
En un comienzo cocinaban en el salón del Boliche Don Miranda, ubicado en la Calle Angosta, y luego se mudaron a dos locales del microcentro, por calle Urquiza. “Tuvo muy buen resultado y ahora los fideos están en varios supermercados y comercios locales”, aseguró Soquet.
Por último, indicó que irán contactando a otras instituciones para que se sumen y que en un futuro les gustaría llegar a las escuelas públicas. “Vamos de a poco, porque nuestro lugar de trabajo es limitado y también somos pocas las voluntarias que llevamos adelante la idea”, agregó.


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