Jah es el Momento, en Casa Beta: en el instante preciso
Los siete integrantes de la banda se lucieron con sus versiones pero también con sus temas propios.
Con una señal del “hombre de las máquinas”, los siete integrantes de Jah es el Momento comenzaron a tocar “Take five”, el viernes a la noche en Casa Beta, el bar de la esquina de Illia y Pedernera.
Germán Bueno, más conocido como “Yumi”, estaba en el centro del escenario replegado hacia al fondo, apenas visible en su mata de rulos detrás de un teclado y una computadora, que pareciera tener la clave del grupo. En varias ocasiones, los integrantes de la agrupación antes de iniciar una melodía miraron hacia ese punto.
A la 1:20, las luces del salón trasero del bar se pusieron de “Verde, amarillo y rojo”, como el tema de Gondwana que interpretaron a la perfección. Las mesas estaban llenas, a pesar de la fuerte tormenta de verano que se desplegó durante la noche, y los bordes del espacio se empezaban a enmarcar de quienes, claramente, eran público propio del grupo que habían llegado solo a escucharlos.
Una catarata de temas conocidos inundó los recovecos del lugar gracias a la variedad de instrumentos en escena, como el saxo, el trombón y la flauta, que sonaron con fuerza y aportaron una diversidad de tonalidades. “Aire”, “Cartas viejas” y “Casi que me pierdo” de Los Cafres fueron algunos de los temas que celebró el público, todos ellos anunciados por el cantante y saxofonista, Nahuel Pua, el único que tomó el micrófono para hablar con la gente. Sus compañeros apoyaban sus palabras a través de un brindis al aire con sus latas de cerveza.
Los integrantes más tímidos del público bailaron sentados, balanceando solo la parte superior de sus cuerpos, otros se levantaron en las melodías que más los invitaban a desplegar algunos pasos, agitar con los brazos o extenderles un vaso a uno de los siete músicos. Por su parte, los oyentes más tardíos optaron por danzar en la barra mientras pedían un trago.
El grupo puntano no solo hace buenos covers, también tienen temas propios como “De ciudad”, “Dime si es verdad” y “Jah de mi lado”. Fue en uno de ellos que llegó la ovación de aplausos.
Lento, pero con fuerza, como el género que interpretó arriba del escenario, el público se fue soltando y la noche terminó con bailarines improvisados en los pasillos, las sillas vacías y la promesa de un futuro próximo recital. Con los músicos debajo de las tablas, la noche continuó durante un rato más con reggae y un poco de cumbia.
Redacción/MGE
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