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Un veterano creó una fundación para ayudar a comedores e iglesias

Víctor Gatica la ideó como agradecimiento por sobrevivir a la guerra. Reparan techos y organizan colectas.

Por redacción
| 21 de marzo de 2022
Solidaridad. Los voluntarios repararon la fachada, los techos y otras partes deterioradas de la iglesia Santa Rita. Foto: Gentileza.

Sus armas son herramientas y sus enemigos, los techos rotos y las paredes con humedad. A casi cuarenta años de luchar en una guerra que le dejó secuelas de por vida en el cuerpo, en la mente y en el alma, Víctor Gatica decidió librar otra batalla. Creó Malvinas en un Abrazo, una fundación con la que ayuda a los comedores y las iglesias a hacer mejoras edilicias, además de organizar algunas colectas y tareas solidarias.

 

La organización comenzó a funcionar oficialmente en octubre del año pasado, después de tramitar la personería jurídica y darle formalidad a la propuesta. Con voluntarios que se fueron sumando, ya hicieron algunas tareas importantes, como restaurar la ermita de la Virgen de Schoenstatt, que había sido vandalizada en el barrio Lorenzo Valdez; reformar la fachada y la cubierta de la parroquia Santa Rita, y emprendieron ahora refacciones en San Cayetano.

 

Gatica, quien fue el único puntano en ser condecorado como herido en combate, ideó el proyecto como una forma de agradecimiento por haber logrado sobrevivir al conflicto en las islas.

 

 

Fuimos y luchamos en una guerra, pero ahora lo hacemos por la paz. Ese mensaje es el que llevamos adonde vamos. Víctor Gatica

 

"Otro disparador fue la pandemia. Ahí empecé a pensar en servir a los que más necesitan. Cuando hubo un llamado a un voluntariado de la Municipalidad para la entrega de alimentos y ropa, me puse a disposición. Fue arduo porque comenzábamos a veces a las 14 armando las bolsas y eran las 12 de la noche y todavía no volvía a mi casa", recordó el suboficial de la Fuerza Aérea, ya retirado, y dejó una comparación sobre el impacto del coronavirus en el país: "Fue como una segunda guerra, pero con un enemigo invisible y mucho más poderoso".

 

Desde ahí, el hombre puso manos a la obra para generar su propia forma de solidaridad. A sus ganas se les fueron adhiriendo otros excombatientes y personas en particular que saben realizar diferentes oficios y que se animan a dar una mano cada vez que tienen que hacer un trabajo. "Los insumos los recibimos del Municipio y se suma muchas veces gente de las comunidades a las que estamos ayudando. También recibimos donaciones de vecinos, quienes siempre colaboran de forma de-sinteresada", explicó.

 

Además de las reparaciones, también han participado en otras actividades solidarias, como repartir chocolate en diferentes barrios o colaborar con la merienda de los niños que asisten al comedor de la parroquia San Cayetano. También reciben ropa para chicos y la reparten en diferentes zonas periféricas.

 

La otra gran misión que tiene la fundación es difundir la historia de Malvinas y todo lo que atravesaron los jóvenes que tuvieron que convertirse en soldados, tanto de los que pudieron volver como de los que perdieron la vida en las batallas o en los años siguientes. Por eso, Gatica participa de charlas en escuelas, además de formar parte de las asociaciones y entidades que organizan actividades para conmemorar los cuarenta años de la gesta, el próximo 2 de abril.

 

"Fuimos y luchamos en una guerra, pero ahora la batalla es por la paz. Ese es el mensaje que trasladamos a los centros educativos, a las ONGs y adonde vamos. Queremos conservar los valores que nos mantienen de pie", expresó el veterano.

 

 

El único sobreviviente

Apenas 20 años tenía Gatica cuando le tocó enfrentarse a un trágico bombardeo en Darwin, una localidad a 100 kilómetros de Puerto Argentino.

 

"Fuimos sorprendidos por tres aviones Harrier que atacaron la zona. Una de las bombas pegó de lleno en el ala opuesta a donde estábamos trabajando.Yo lo único que pude hacer fue taparme la cabeza, pero la onda expansiva fue terrible", recordó.

 

Los siete pilotos y el mecánico que los acompañaba fallecieron aquel 1º de mayo de 1982 y Víctor fue el único que logró sobrevivir, aunque con heridas por todo el cuerpo que le dejaron una incapacidad de un 40%.

 

"El trabajo que hago es para agradecerle a Dios por dejarme vivir un día más", expresó.

 

 

 

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