23°SAN LUIS - Viernes 26 de Abril de 2024

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Aprender a confiar

Hoy en día, a mucha gente le cuesta confiar en otros. Algunos, incluso, se convierten en desconfiados crónicos que sufren grandemente la soledad debido al conflicto generado por su falta de confianza hacia los demás. Estas son algunas de sus creencias:

 

 

Debo descifrar el mensaje oculto en las palabras de los demás

 

El desconfiado crónico oye A y piensa que podría tratarse de B, L o Z. Busca un mensaje oculto en todo lo que ve y escucha. Esta actitud de paranoia se debe a que, tal vez, en su familia de origen, lo que se decía no coincidía con lo que se hacía. Bastará con que lo saluden con un “hola” para que piense: “¿Qué me habrá querido decir?”. Su lema es: “La gente dice una cosa, pero quiere decir otra”.

 

 

No debo confiar en nadie

 

Para conectar con los demás y disfrutar de intimidad emocional, necesitamos tener confianza. El desconfiado crónico no es capaz de vincularse con un otro, pues vive en un estado permanente de hipervigilancia. El otro no es confiable, aunque le demuestre lo contrario. En realidad, alguien que desconfía de todo y de todos tiene muchos prejuicios arraigados que no le permiten abrir su corazón y revelar sus sentimientos. Su pensamiento constante es: “Me pueden traicionar”, lo cual lo lleva a idealizar a la gente, incluso a sus seres queridos.

 

 

Los demás siempre tienen motivos ocultos

 

El desconfiado crónico tiene tanta ira acumulada que la proyecta en los demás y cree que desean hacerle daño. Como consecuencia, acaba aislado, sin intimidad afectiva con nadie. Otro rasgo muy común es que todo lo racionaliza y analiza: tanto el lenguaje verbal como el no verbal. Para eso, observa con obsesión cada escena para evitar ser engañado. Esta actitud lo conduce a sufrir una gran cuota de estrés a diario.

 

 

Todo el mundo actúa con hostilidad

 

Por último, el desconfiado crónico, debido a la gran frustración que posee en su interior, proyecta hostilidad en los demás todo el tiempo. Una simple risa o una mirada diferente puede interpretarlas como una agresión. Suele pensar que se están burlando de él y que lo quieren descalificar o rebajar. Si alguien se entera de sus cosas personales, creerá que eso será usado en contra suya.

 

 

En el otro extremo de la desconfianza se encuentra la credulidad total que muchos exhiben. Hay gente que les cree todo a todos. En este caso, estamos frente a personas con una baja actitud crítica, que no les permite analizar nada ni actuar con inteligencia.

 

El diálogo interno del desconfiado crónico es agotador, pues es motivado solo por suposiciones y no por pruebas verdaderas de sus creencias. Si bien una explicación racional puede traerle algo de alivio, será momentáneo y luego se volverán a activar sus pensamientos de desconfianza.

 

¿Cómo salir de la desconfianza crónica y de la credulidad total? Construyendo en el tiempo una confianza inteligente, basada en acciones coherentes que mejoren nuestras relaciones interpersonales y nos ayuden a armar equipos y disfrutar de intimidad afectiva.

 

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