Investigadores de la provincia desarrollan macetas ecológicas

Celeste Aguirre Pranzoni lidera una investigación para el desarrollo de macetas que tendrán un menor impacto en el medio ambiente que las de polietileno, comúnmente usadas para los planes forestales. Las mismas aprovechan residuos como papel, cartón y bagazo de la producción de cerveza, junto con hongos que surgen de la pudrición de la madera para crear los envases.

Aguirre Pranzoni es investigadora del Conicet, profesora de Química Orgánica de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) y se desempeña en el Instituto de Investigación en Tecnología Química (Intequi), donde llevó adelante el desarrollo junto a un grupo de colegas. “Este proyecto lo que propone es sumar valor al actual plan nacional ForestAr y ProHuerta. La problemática que tienen estos planes que intentan dejar una huella verde, de buen impacto ambiental, es que también generan residuos. Los plantines vienen en macetas de polietileno. Mientras plantás un arbolito, también generás basura plástica”, explicó.

La solución a esto es la fabricación de macetas o envases con residuos lignocelulósicos. Estos incluyen derivados de la madera, troncos y poda (que contienen lignina), y papel y cartón (que tienen celulosa). Además, en el desarrollo aprovecharon residuos agroecológicos que también tienen estos componentes como bagazo de la cerveza y aserrín de madereras.

Estos residuos son combinados con hongos. La investigadora aclaró que no son los cuerpos fructíferos, parecidos a “sombreritos”, sino más bien tienen forma de raíces y que se obtienen a partir de la pudrición de la madera. Esas raíces se llaman micelios.

“Ese micelio se comporta como una fibra, que como es producida por un hongo se la llama biofibra. Lo que hacemos con el micelio es entretejerlo con los residuos. El hongo esta biofabricando la pieza que vos le des. Solo le tenés que dar un molde y ese hongo comienza a rellenar, a entretejer y a funcionar como una plasticola: pega cada pedacito de aserrín y de papel, y termina quedando como una pieza que parece un telgopor”, especificó.

A la vez, buscan que los envases tengan cualidades de compost y nutran la tierra donde se plantan los árboles. “Queremos que en su construcción tenga los aditivos necesarios para reducir el agua de riego”, agregó.

La especialista detalló que ya fabricaron los primeros prototipos (cuyas características en detalle aún no se pueden difundir) y todavía restan las pruebas de campo y de durabilidad. “En el caso que se pueda realizar, hay que pensar en un escalamiento. Nosotros trabajamos a nivel laboratorio con muy pequeñas cantidades. No es nada imposible, pero sí requiere inversores”, admitió.

Proyecto destacado

La propuesta de Aguirre Pranzoni no pasó desapercibida. A fines del año pasado fue uno de los proyectos premiados por el gobierno provincial en el Primer Concurso de Soluciones Innovadoras (Ver “Proyectos...”). Allí se alzó con uno de los premios de solución innovadora de $500.000, donde presentó la iniciativa bajo el nombre “Sumando valor al Plan Nacional de Reforestación Nacional y ProHuerta”. Lo presentó en conjunto con sus colegas Milagros Jofré, Luis Escudero, Jhonatan Rolón y Azul de la Hoz.

Con el aporte, el grupo aprovechó de hacerse con insumos de laboratorio aplicados al desarrollo de los novedosos envases. “No es el premio lo que nos motiva, sino la posibilidad de ser visibles y de que más se sumen. Estoy totalmente convencida de que hay jóvenes que tienen una pasión por el ambiente y creo que el desarrollo de la ciencia es una gran herramienta para poder combatir inteligentemente estos cambios climáticos que estamos sufriendo”, reflexionó.