Entre el cosmos y el helicóptero

El viejo reproductor gris de VHS (Video Home System) marca Phillips se cansó de repetir “Cosmos: un viaje personal”, una serie de 14 casetes con el documental de divulgación científica realizado por Carl Sagan. Hoy se cumplen 27 años de su despedida física. Fue en 1996.

El francés tenía 62 años y murió en Seattle. Fue tan popular como su compatriota Jaques Cousteau y el español Félix Rodríguez de la Fuente. Fue “Cosmos”, que lo lanzó a la masividad. También escribió la novela “Contacto”, que fue llevada al cine un año después de su muerte.

Con este documental —que venía con la difunta revista Descubrir— se encargó de difundir la historia de la Astronomía y de la Ciencia, además del origen de la vida.

Pero lo suyo no era lo meramente informativo. En su aprendizaje generaba conciencia sobre el lugar que ocupa nuestra especie y nuestro planeta en el universo. En ese contexto cosmológico moderno para la épica, salió el 28 de septiembre de 1980, contó las exploraciones espaciales de las misiones Voyager, que visitaron Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.

Hoy, Argentina tiene un recuerdo triste. El presidente Fernando de la Rúa renunciaba al poder después de dos años y diez días de gestión. Fue un agitado diciembre de 2001, con desesperanza en las calles, sin dinero en los bolsillos y un modelo que siguió a la crisis de atrás, como tomando la patente de un auto que escapa a todo motor.

La grave crisis económica y la decisión de aferrarse a la convertibilidad a como diera lugar sellaron el final de su traumático gobierno. En una jornada con represión en Plaza de Mayo, el exmandatario envió su renuncia al Congreso y se fue en helicóptero.

Las jornadas del 19 y 20 de diciembre dejaron un saldo de 39 personas muertas por la represión.

A 22 años de ello, las propuestas eleccionarias de Javier Milei iban casi de la mano. Economía dolarizada, una convertibilidad dudosa y promesas de crecimiento. Pero a pocos días de asumir, el libertario ya tiene que atender los reclamos de los trabajadores. No hubo sueldos en el verde yanqui.

La fachada tiene más de ajustar los cinturones y esperar el coletazo, que la algarabía navideña de levantar la copa, con el líquido que se quiera, y festejar de alegría.

Los futuros son imaginables, pero solo la realidad mostrará la verdadera proyección.