Un hongo protege a la alfalfa de los suelos salinos

La simbiosis de la planta de alfalfa junto a micorrizas, un hongo que se asocia a las raíces, fortalece al cultivo permitiendo su crecimiento y supervivencia. Esto significa una alternativa que podría aplicarse en suelos agrícolas salinos de San Luis. Así lo determinó la bióloga Malena Achiary, quien estudió la pastura frente a suelos que sufren estrés debido a altas concentraciones de sales.

La investigación se centró en el estudio de medicago sativa, una variedad de alfalfa sensible a la salinidad. “El objetivo es potenciar a la planta como producto alimenticio”, dijo la científica sobre una de las especies forrajeras más importantes del país.

“Esta investigación fue realizada para mi trabajo de tesis para la Licenciatura en Biología y está enmarcada en un proyecto de investigación de la Universidad Nacional de San Luis, llamado PROICO 03318, que lo llevan a cabo las profesoras Hilda Pedranzani y Marcela Olga Ruiz”, especificó la joven.

Ambas catedráticas desarrollan un trabajo sobre las asociaciones simbióticas y benéficas frente al estrés abiótico, que en este caso sería la salinidad: “Ellas me propusieron trabajar con alfalfa en estrés salino y después asociarlo a la simbiosis”.

El uso de micorrizas fue propuesto también por Pedranzani, dado que ella ya había trabajado con ese hongo hace algunos años. Optaron por utilizar una micorriza comercial y empezaron a realizar los ensayos.

Achiary trabajó con una variedad de alfalfa denominada 6W660, de la que ya se sabe que es sensible a la salinidad, y teniendo en cuenta este parámetro utilizó la micorriza.

“Hicimos ensayos de germinación y de crecimiento, tratándolos durante un mes con sal; observamos que, en términos generales, la micorriza, ya sea bajo estrés o bajo condiciones de riego con agua, la planta crece mucho mejor y más vigorosa”, destacó.

A simple vista, describió, observaron estas características, pero para saber realmente si existe una diferencia o no, hicieron determinaciones morfológicas y bioquímicas.

Explicó que los parámetros bioquímicos fueron los que las alentaron aún más a establecer que esta simbiosis realmente estaba ayudando a la planta a protegerse frente a este estrés de salinidad.

“Lo vimos, por ejemplo, en la prolina, que es un dermoprotector que evita que la planta pierda agua. Observamos que cuando estaba asociada a las micorrizas, ese contenido de prolina se aumentaba, sobre todo en las concentraciones más elevadas de sal, lo cual es muy bueno porque significa que activa ese mecanismo defensivo en esa condición de estrés, indicó la investigadora.

Otro de los parámetros que los ayudó con eso fue el NBA, que es un proceso bioquímico sobre el daño de las membranas celulares, y cuando estaban actuando las micorrizas, este NBA se encontraba mucho más bajo que aquellas plantas que no tenían esta asociación, lo cual les indicaba que la planta estaba siendo protegida.

Achiary hizo todos los ensayos en laboratorio y por ahora no tuvo la oportunidad de extrapolarlos al campo, pero aseguró que se podrían hacer ensayos de germinación: "Hace poco estuvimos en un seminario en Villa Mercedes y nos planteaban que el problema más grande que tenían es que las plantas no germinaban".

La bióloga indicó en ese sentido que sus ensayos tienen una aplicación a corto plazo, porque al momento de hacer germinaciones o ponerlo en el suelo, se espolvorea la micorriza y luego observar si la planta tiene respuestas o no.

"Además, lo que tiene de bueno la micorriza, es que mejora la estructura del suelo con lo cual pone al alcance otros nutrientes, y esto es mucho más benéfico que estar aplicando productos que por ahí la planta no los puede absorber".

La micorriza le amplía a la planta la superficie de absorción de agua y nutrientes y permite a las raíces extenderse mucho más, destacó y valoró que se sabe que las micorrizas protegen contra patógenos, lo cual las convierte en más eficientes.

Los resultados sobre la relación de micorrizas y su efecto en las plantas en presencia de cadmio, un contaminante ambiental tóxico, no arrojó resultados prometedores.

Según explicó la licenciada en Ciencias Biológicas, la presencia de cadmio en esta simbiosis entre la planta y el hongo, perjudicaría aún más a la planta porque se presume que las micorrizas potenciarían el ingreso de cadmio a ella.

“Notamos que las micorrizas efectivamente ayudan a mitigar el estrés salino, pero no fue lo mismo lo que observamos para cadmio. De hecho, tuvimos resultados inesperados donde la asociación con las micorrizas parecía como la vía por la cual el cadmio ingresaba a la planta y así las plantas estaban deterioradas. Fue una sorpresa y eso será eje de nuevas investigaciones”, remarcó. De todos modos, aclaró que no hay estudios que indiquen que hay presencia de cadmio en los suelos de la provincia.

Si bien la aplicación de biopesticidas suele incrementar el contenido de cadmio en la tierra, no es algo que todavía haya evidencias de su presencia", subrayó y agregó que lo incorporaron en la investigación como para tener otro parámetro que no fuera la salinidad.

La bióloga estudió la alfalfa frente a suelos que sufren estrés debido a altas concentraciones de sales.

En sus observaciones determinó que la simbiosis de la planta junto a micorrizas, un hongo que se asocia a las raíces, fortalece a la hierba permitiendo su crecimiento y supervivencia.

"Esto significa una alternativa que podría aplicarse en suelos agrícolas salinos" de la provincia, que mayormente se ubican hacia el este del territorio provincial.

Teniendo en cuenta que esta planta se puede cultivar en distintos suelos, por su gran potencial de adaptabilidad, la bióloga se propuso simular condiciones ambientales de alta salinidad en una muestra de suelo obtenido de la localidad de Nogolí.

El análisis incluyó además el estudio de cadmio, su asociación a micorrizas y su efecto en la planta.

La investigación arrojó resultados favorables. El hongo en las raíces de la alfalfa efectivamente mitigaba el estrés salino: "Notábamos que la planta tenía mejor vigor y crecía más. Hicimos mediciones a nivel morfológico y bioquímico y pudimos hacer una comparación externa e interna y evaluar el efecto".

Achiary consideró importante tener en cuenta esta asociación simbiótica que permite que la planta crezca en estas condiciones de salinidad, debido a que las micorrizas actuarían como fertilizante natural para la vegetación.

"Muchas veces se terminan utilizando fertilizantes para que las plantas crezcan, por lo que es importante conocer que existen otros tipos de compuestos para promover el crecimiento de la vegetación, y así contribuir a una mejor calidad en la alimentación y su impacto positivo en la salud", insistió.

Para determinar si las micorrizas estaban en las plantas, la bióloga realizó punción de raíces que requirió de un trabajo de observación con lupas y microscopios.

“Esto fue un gran trabajo aparte, si bien a nivel visual notábamos que las plantas estaban más vigorosas, verdes y altas, no teníamos una certeza de que estuviesen con el hongo. A eso tuvimos que verificarlo con técnicas específicas en el área de Ecología de la universidad”, recordó.

La producción de alfalfa en la provincia creció exponencialmente en los últimos años, a partir de la apertura de mercados internacionales.

San Luis cuenta en la actualidad con cerca de 100 mil hectáreas de pastura pura y una superficie menor consociada, distribuidas principalmente en el este y sur del territorio, con 50,3% y 34,2% para los departamentos Dupuy y Pedernera, respectivamente.

El Plan Plurianual de Alfalfa pensado por el Gobierno de San Luis y destinado en su inicio a subsanar el desbalance hídrico que se registra en la Cuenca El Morro, logró generar un círculo virtuoso que hoy presenta una proyección de crecimiento, con impacto positivo en lo productivo y en lo económico.

San Luis es la segunda provincia que más se consolida en el envío de productos al exterior. La alfalfa sumó para que las exportaciones locales crecieran casi 49,4% durante el año pasado, según un reciente informe del Indec.

Esas operaciones significaron una importante movilización para la economía porque generaron ingresos por 850 millones de dólares en 2022. Los productos exportados que más crecieron fueron el maíz, la soja y el maní.

“La demanda internacional de alfalfa no tiene techo, este plan es una visión del gobernador, Alberto Rodríguez Saá, y que el Gobierno provincial aprovecha desde hace tres años cuando transformó un problema en oportunidad, generando una actividad económica virtuosa y mayores puestos de trabajo de forma directa e indirecta.

San Luis ya comercializó a mercados como Qatar, Emiratos Árabes, Kuwait y Brasil a través del Plan Plurianual con el cual la Secretaría de San Luis Logística logró que la provincia saltara de exportar 700 toneladas en 2020 a más de 4.000 en lo que va del año.

Para la campaña 2022/2023 se firmaron contratos con productores para la provisión de 8.000 toneladas de alfalfa, que serán procesadas en la compactadora que la provincia montó en la Zona de Actividades Logísticas para elaborar los fardos en las condiciones exigidas por los diferentes clientes en el exterior.

Las posibilidades de exportar a China abrirán un mercado mayor a Medio Oriente. Mientras, el Gobierno se encuentra en proceso de habilitación de una nueva planta para enviar fardos a ese destino con características específicas.

Este paso también generará una excelente oportunidad para que la provincia pueda ampliar la superficie sembrada con este forraje, especialmente, en la Cuenca El Morro para profundizar la acción de esta planta como gran extractora de agua de las saturadas napas de la zona.