SAN LUIS - Viernes 17 de Mayo de 2024

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Martín Pasman: "Hago papa para doña Rosa y para consumo industrial"

Es un productor de Luján que se destaca por la producción de la hortaliza que más adeptos tiene en todo el país, de hecho abastece a todas las provincias. Produce las variedades spunta, sagitta e innovator.

Por María José Rodríguez
| 02 de julio de 2023
Fotos Inés Cobarrubia.

Una inmensa franja verde dividía el ingreso al establecimiento La Cañada, que está ubicado a las afueras de Luján, en el paraje Los Pejes. Una vista previa del campo con el dron satisfizo la curiosidad del equipo de la revista El Campo. Martín Pasman es la quinta generación de una familia de productores, y es dueño de seis mil hectáreas en las que trabaja papa, maíz y trigo principalmente, y algo de soja.

 

El productor, que se recibió de ingeniero agrónomo de la Universidad de Buenos Aires. “Desde 1840 que nace el primer Pasman en Argentina y ya se dedicó a al agro. La sexta generación también laburando. Cuando me recibí me dediqué a asesor en CREA y estuve en el área administrativa. No trabajaba en el campo con la familia, después me fui metiendo”, cuenta Pasman, mientras invita un café, y sigue: “Desarrollé el riego del pivote central en Argentina, que es un sistema de aspersión mecanizado que riega los cultivos en un patrón circular. Un tiempo más tarde dejo la parte de asesoramiento y me dedico cien por ciento a lo comercial. Empezamos a instalar los primeros equipos en Merlo, en Candelaria, que pusimos todos nosotros. Empecé a conocer bien esta zona. Después vuelvo a producir y le recomiendo a mi familia vender un campo en Corrientes para comprar acá”.

 

A toda máquina. Martín Pasman encabeza la última pasada antes de embolsar. Fotos Inés Cobarrubia.

 

 

 

 

Primero adquirió un campo en Villa Dolores y después llegó a Luján. “A este campo lo desarrollaba un amigo mío, al que después le va mal. El tambo fue pasando de distintas manos, yo soy el tercero en hacerme cargo”, explica detrás de una gran ventana que, como el día estaba nublado, se veían azules.

 

Pasman tiene tres hijas, que se dedican a la educación, aunque visitan junto a él el establecimiento, y un varón que todavía está en la facultad, por suerte cuenta con sus sobrinos que también trabajan en el campo.

 

“Este es un monte bajo con arbustos, cuenta con buena cantidad de agua abajo, está en situación verde para poder desarrollar cultivos. En total son cerca de seis mil hectáreas en las que se pueden instalar 3.600 con riego de pivote. Tenemos los permisos para esa cantidad”, asegura.

 

Dentro del establecimiento hay enormes círculos verdes, caminos y monte.Todo convive armoniosamente. Hay una gran cantidad de pecaríes dispersos, jabalíes, palomas por todos lados y hermosos sachacabras, todos ellos pasean y buscan alimentarse.

 

 

Según el productor, el suelo de la zona en la que trabaja la papa, el maíz y el trigo, tiene buenos atributos para el riego y un clima favorable.

 

Actualmente cuentan con unas 2.400 hectáreas que ya están bajo riego, otras 1.200 están en trámite para completar el cupo y llegar a las 3.600. “Va un poco lento, pero ya tenemos todas las perforaciones hechas, todos los permisos de San Luis Agua”, explica.

 

Además de La Cañada, Pasman tiene en Quines otro campo de 420 hectáreas bajo riesgo. “Nuestros cultivos principales son trigo, maíz y papa, cuyo consumo es en fresco, para doña Rosa, o la industria. Hacemos también soja, pero en menor cantidad y hacemos un ‘puchito’ de cebolla en Villa Dolores. Son 50 hectáreas de cebolla. Tratamos de hacer cultivos que sumen un poquito más de valor que los comodities. Pero nuestro cultivo principal es la papa”, afirma el ingeniero agrónomo, y añade que es lo que para la empresa tiene más valor y genera un mayor movimiento.

 

“La papa se siembra en febrero y desde junio hasta fines de septiembre cosechamos. Una segunda tanda la sembramos a principios de agosto y cosechamos en diciembre. No usamos el mismo lote porque hacemos rotación de cultivos, pero sí trabajamos todo en el mismo campo”, asevera Pasman, quien también especificó que la producción que se siembra en febrero va para consumo de mesa y llega a todo el país. El proceso de cosecha se hace a mano y con máquina.

 

 

Buen ritmo. El que maneja la máquina conoce los tiempos de quienes seleccionan el material que irá a la zona de empaque.

 

 

“Tenemos una política muy clara en la empresa, no contratamos a nadie que no esté en blanco, y la mayoría de los que trabajan en la cosecha manual prefieren trabajar en negro. Lo malo de esto, es que tuvimos que mecanizar los procesos y la gente se pierde de un buen laburo”, opina y sigue: “Como empresario me enorgullezco de generar trabajo. En la pandemia metimos a más de 70 personas a trabajar, a armar todo. Tenemos un galpón, en el que funcionaba el tambo, y estamos acondicionándolo para que sea la zona de empaque. Lo tenemos en un campo de Río Negro”.

 

El agricultor está convencido de que trabaja en una zona privilegiada, “uno de los atributos de esta zona es que tiene muy buena agua. Son perforaciones que dan 400 metros cúbicos y permite regar muy bien los cultivos. La verdad es una zona muy productiva en cuanto al agua y a las condiciones climáticas y las características del suelo”, afirma y añade que destinó 400 hectáreas para la papa en febrero, la misma cantidad de superficie que emplearán en agosto.

 

Para mantener el suelo rico en nutrientes, el ingeniero agrónomo cuenta, mientras señala hacia abajo que “las rotaciones son de siembra directa, menos la papa. Cuando hacemos papa hay que trabajar el suelo. Es el único momento que rompemos la siembra directa. Después de cosechar la papa sembramos maíz, así como está y queda en siembra directa cuatro años hasta que vuelve la papa. Tratamos de hacer dos cultivos combinándolos en trigo papa, o trigo maíz”, especifica.

 

 

Se siembra en febrero y se cosecha hasta fines de septiembre. Se vuelve a sembrar en agosto y cosechamos en diciembre. Martín Pasman

 

Pasman confiesa que le fascina producir y se considera un apasionado de lo que hace. “Transformar un pedazo de tierra en alimentos sanos para el ser humano,  generar trabajo, y hacer todo de manera sustentable, cuidando el ambiente, no tiene precio”, expresa mientras recorre el inmenso círculo.

 

“De lo que se siembra en agosto producimos cerca de 40 toneladas, de lo de febrero entre 20 y 25. Es menos porque lo sembrás a fines del verano y llegan los fríos. Uno trata de hacer el cultivo que vaya cubriendo, copiando la curva de radiación. Es decir, la curva tiene su pico máximo el 21 de diciembre. Entonces el cultivo tiene que ir acopiando eso para ir captando la mayor cantidad de radiación y que eso se transforme en mayor rendimiento. En febrero esa curva va bajando.  Lo hacemos así porque abastecemos al mercado en un momento en el que no hay papa”, especifica.

 

El ciclo productivo que abastece el mercado de la papa en Argentina comienza en enero hasta junio, y queda a cargo de Buenos Aires y Mendoza; en junio y julio empieza a cosecharse en el este de Córdoba, Villa Dolores y el norte de San Luis, hasta mitad de octubre. En noviembre le toca a Tucumán durante un mes y luego vuelve Villa Dolores y San Luis.

 

 

 Recién salidas. El próximo paso es la zona de empaque, las guardan en bolsas y están listas para salir al mercado.

 

 

“El cultivo que más se consume en el país es la papa. Acá trabajamos la que va a consumo doméstico o sea que llega la papa a las verdulerías, eso sería consumo fresco, que es la spunta; y después la que se industrializa, la que va a McCain y Simplot, que es la papa frita bastón que se compra precongelada”, detalla el productor.

 

Pasman asevera que la spunta es una variedad añejísima que es excelente y es la que prefiere el argentino. “Es difícil de mecanizar porque tiene la piel muy finita. Y hay otra variedad que se llama sagitta, cuyo destino es la industria, aunque la que se destaca es innovator”, afirma y recuerda que otro de los destinos de la papa es la que se sirve en copetines, el chip.

 

Estructura innovadora. Pasman contó que fue pionero en la instalación de sistema de riego con pivote central en Argentina.

 

 

Innovator es la que mejor sirve para hacer papas fritas, “tiene un 20 por ciento de materia seca contra el 16 por ciento de las otras variedades. Cuando uno come puré tenés que ponerle mucha más leche y manteca. O sea, si comés una papa hervida y es de esas la notas que está seca. Tiene mayor cantidad de almidón”, añade y asegura que las características físicas que tiene la que es para la industria y la de consumo en fresco se ven igual.

 

Para Martín, producir es cosechar energía, “considero que la planta es una pantalla solar permanente. A través de un cultivo  capturás dióxido de carbono, con el agua y los nutrientes, se producen azúcares, y se genera algo que se va a transformar en un grano de maíz o de trigo, o hasta una papa. Y todo el resto verde entra al suelo y se hace dióxido de carbono que capturé, incorporé al suelo y  lo mantuve ahí”, expresa, mientras maneja hacia la zona de cosecha de papa.

 

 

65 toneladas aproximadamente, es la cantidad de papas que se producen en el establecimiento La Cañada, por año. En el campo trabajan las variedades sagitta, spunta e innovator. La producción de San Luis abastece a todo el país.

 

Además opina que Argentina no tiene cultura de probar distintas variedades, “es increíble eso, pero, por ejemplo, la papa negra que se produce en Balcarce se trabaja con tierra que tiene mucha más materia orgánica. En Chile y Uruguay también se produce la papa roja. Son distintas culturas. Acá tenemos que hacer una variedad que les sirva a muestros consumidores”, dice y agrega que la papa se vende muy poco en los supermercados, la mayor parte va a parar a a las verdulerías. 

 

“Una parte de lo que estamos viendo en este campo se va a Mendoza, a la empresa Simplot porque allá sufrieron una helada terrible", cuenta el ingeniero agrónomo, mientras cosecha papas y las guarda en bolsas, junto a los periodistas de la revista El Campo.

 

 

Me gustan muchas preparaciones, pero un bife con puré de papas es, para mí, la mejor comida, la que más me gusta. Martín Pasman

 

Sobre el final de la visita al establecimiento La Cañada, Martín Pasman confesó que a él le gusta mucho el puré de papas, “en realidad me gustan todas las preparaciones. También me encanta la papa hervida con cáscara. Me fascina la cáscara de la papa. Además, un bife con puré es, para mí, la mejor comida, es la que más me gusta. Papas fritas consumo, no tanto, pero me fascinan, no es para todos los días. Un asado con papa y huevo, con mayonesa también. Otra forma en la que me gusta mucho es la precocinada, prehervida o en el microondas envuelta en film, que además se hace en unos minutos, y después la ponés en una asadera, la aplastás con el pisapapa, y encima se le pone aceite de oliva, esto al horno y con romero, es tremendo. Porque es como que la parte de arriba se pone crocante. La tortilla también me encanta. Poder ir y juntarlas acá para después comerlas está buenísimo”, concluye divertido.

 

Redacción / NTV

 

 

 

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