SAN LUIS - Sabado 18 de Mayo de 2024

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Tiene solo 19 años y conquista los cielos con toda la vocación

Jasmine Pardo Dunayevich es de la Villa de Merlo y estudia en el Centro de Instrucción de Vuelo.  

Por redacción
| 13 de agosto de 2023
En el aire. Jasmine, junto a su instructor, Valentín Collar, en pleno recorrido. Una postal icónica de su pasión. Foto: gentileza Jasmine Prdo Dunayevich.

Mientras algunos miran atónitos los edificios más altos hechos por el ser humano, otros contemplan desde el cielo la magnificencia de la creación. Así es la vida de Jasmine Pardo Dunayevich, una joven de 19 años que nació en Buenos Aires pero vivió toda su vida en Villa de Merlo. Actualmente, es maestra mayor de obras y cursa la carrera de Martillero Público y Corredor Inmobiliario, pero además concretó el curso de Piloto Privado de Avión y sus sueños van en altura.

 

“Desde chiquita, cada vez que escucho un avión miro hacia arriba, buscándolo. Siempre sentí una atracción muy grande hacia la aeronáutica. Solía pasar las tardes con mi hermano más grande viendo videos en YouTube de pilotos aterrizando aviones comerciales en diferentes ciudades cosmopolitas del mundo y me imaginaba yo ahí arriba. Siempre que me preguntaban qué quería ser cuando sea grande, sabía que la respuesta era ser pilota, nunca lo dudé. Soy tan fanática del cielo que mientras más tiempo pase allá arriba, mejor para mí”, dijo con una seguridad implacable en diálogo con El Diario de la República.

 

Jasmine empezó a volar en abril de este año en el Centro de Instrucción de Vuelo (CIV) en Santa Rosa del Conlara. La carrera tiene sus costos, pero nada impidió alcanzar su meta. Fue así que optó por irse a vivir a Estados Unidos como niñera para ahorrar y volver al país para cursar. Estuvo dos meses en Salt Lake City, Utah. Apenas regresó, se hizo el examen en la Fuerza Aérea de Córdoba para conseguir el certificado médico aeronáutico (CMA) y continuar así sus estudios en Santa Rosa.

 

“Una vez que tuve el CMA empecé a hacer el curso. Primero estudié teoría, que la misma escuela de vuelo proporciona. Y rendí exámenes teóricos de diferentes materias como Aerodinámica, Conocimientos Generales de la Aeronave, Meteorología, Procedimientos Operativos, Legislación Aeronáutica, Factores Humanos, Mercancías Peligrosas, etcétera”, contó.

 

“Luego, hacés un par de horas en el simulador y salís a volar en el Cessna 152, un avión de dos plazas —doble comando— en el que el instructor te enseña el chequeo general de la aeronave antes de despegar, las superficies de mando y control de movimientos, y las listas de chequeo (antes de la puesta en marcha del motor, antes de entrar a la pista de aterrizaje y una vez en la cabecera). En el proceso de volar las 40 horas de vuelo mínimas requeridas, el instructor te enseña diferentes ejercicios para aprender a controlar el avión, tales como ‘S sobre caminos’ y 360° sobre un punto fijo para aprender a virar, procedimientos de emergencia y simulacros por si algún día hay una emergencia, ya sea por fallo en el motor u otras causas", dijo.

 

"Cuando el instructor cree que ya estás apto, sucede lo tan esperado y una de las primeras metas en la carrera de un piloto, que es el vuelo solo. Salís a volar sin el instructor a tu lado y esto sucede aproximadamente a las 20 horas de vuelo con instructor, pero realmente depende de la capacidad de aprendizaje del alumno. Y próximo a la fecha del examen, se vuela practicando más que nada los aterrizajes y procedimientos de emergencia”, agregó.

 

Jasmine parece respirar el aire de los cielos constantemente. En su foto de perfil luce un collar que tiene como dije la silueta de un avión; es el reflejo del amor por lo que hace. El movimiento de las avionetas ni bien se desprenden del carreteo da la sensación de un cosquilleo infinito en las palabras de la joven, quien no deja de subrayar que las alturas son su lugar en el mundo.

 

En medio del diálogo, recordó que tuvo la suerte de volar -previamente al curso- en un Cessna con César Silva, un piloto amigo de su papá que siempre la inspiró. No dudaba en llevarla a dar una vuelta por Villa Dolores para que supiera si realmente la aviación era lo suyo.

 

 

“Sentía que no quería estar en ningún otro lado que no fuese la cabina de un avión; es el lugar en el que siempre quiero estar. Es muy loco y hay gente que cree y gente que no, pero yo le solía pedir señales al universo cuando sentía que el camino se hacía difícil, cuando me cuestionaba de dónde iba a sacar el dinero para pagar las horas de vuelo o si era para mí la carrera. Y cada vez que me ocurría, a los minutos pasaba un avión por el cielo o abría el celular y en el feed de Instagram aparecía un avión, alguna frase motivadora, un video en la tele, lo que sea, siempre aparecía la imagen de un avión. Hasta el día de hoy me sigue pasando y son señales que elijo tomar para seguir con más fuerzas y motivación”, manifestó.

 

“Mi familia ya sabía muy bien que yo tenía mi meta. Todavía me queda muchísimo recorrido por hacer, pero están al lado mío, apoyándome siempre, y estoy muy agradecida de tener una familia presente. Estoy ansiosa por poder llevarlos a volar conmigo y que vean todo lo que logré con esfuerzo y sacrificio”, agregó.

 

 

Un camino clave

 

Jasmine precisó que siempre se sintió muy cómoda en el centro de instrucción y remarcó que nunca advirtió ninguna diferencia en el trato entre hombres y mujeres. “Sé que un poco más del 5% de los pilotos alrededor del mundo son mujeres. No lideramos el rubro, pero cada día hay más mujeres animándose a meterse en la aeronáutica y me parece fantástico. Hay tripulaciones que solo son mujeres al mando, tanto piloto y comandante como tripulantes de cabina y pasajeros”, mencionó.

 

Tal como describió, actualmente cuenta con 40 horas de vuelo, que es lo mínimo para rendir el examen teórico y práctico para obtener la Licencia de Piloto Privado de Avión (PPA); de hecho, aguarda que la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) le asigne una fecha para rendir y ya tener su licencia.

 

En sus sueños, despierta la meta para ser pilota comercial. Aún no empezó ese proceso, ya que está a la espera primero de la licencia para PPA. Una vez que se tiene esa fase, se empiezan a contar desde cero las horas para la Licencia de Piloto Comercial, que son 200 horas en las que hay cuestiones específicas como vuelo por instrumentos, vuelo nocturno, navegación, etcétera. Para trabajar en una línea aérea en el país se precisa la Licencia de Piloto Comercial de Primera Clase, que ya son 900 horas de vuelo requeridas.

 

 

En medio de sus conquistas, fue fundamental su paso por la escuela de vuelo que se ubica en el Aeropuerto Internacional Valle del Conlara. “Es sin dudas una de las mejores del país, cuenta con una pista de aterrizaje habilitada para aviones comerciales, aeropuerto, hangares, simuladores de la mejor calidad y, lo más importante, instructores que dejan todo y más para que una aprenda de la mejor manera. Estoy muy agradecida de poder estudiar acá”, opinó.

 

“Es un centro de instrucción que pone en primer lugar al estudiante, la formación y el futuro como piloto; no hay tiempos de demora para salir a volar, como pasa en otros centros de instrucción de ciudades más grandes. Les permite a las personas que viven en otras provincias que no tengan que irse tan lejos a estudiar”, añadió.

 

 

El cielo, un hogar

 

Jasmine resumió que volar tiene muchísimas sensaciones gratificantes. La libertad, ser parte del cielo, ser un equipo con el avión; hacer volar una máquina.

 

“Se ve con otra perspectiva la vida, todo queda tan chiquito abajo que ni siquiera pensás en las adversidades de la vida o los problemas que podés llegar a tener en la tierra. Aprendés a valorar todo mucho más; que cada aterrizaje que hagas, como dice mi instructor, ‘por más torpe que sea, si salís caminando y el avión sirve para otro vuelo más, es un aterrizaje exitoso’; desafiás las leyes de la gravedad, que por más que el cielo esté nublado, si subís lo suficiente, el sol brilla igual. Todos los días el cielo es diferente, las vistas que lográs ver desde allá arriba son vistas que no están hechas para que el humano las vea, pero de todas maneras se desafiaron todas las leyes de gravedad y la física, y tenemos la oportunidad de ver y disfrutarlo. Hay una frase que dice ‘tu único límite es el cielo' y para nosotros ni siquiera es el límite, sino nuestro hogar”, concluyó.

 

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